PATRICIA LARA SALIVE
Periodista y Escritora Colombiana
PATRICIA LARA SALIVE
OCTUBRE 04 DE 2024
La reforma política: de lo bueno de Petro
Ojalá esta vez sí pase la reforma política a ver si se purifica la política, aunque sea un poco. A ver si al instaurarse la financiación exclusivamente estatal de las campañas, como lo propuso Luis Carlos Galán, los aspirantes al Congreso ya no tengan que gastar miles de millones para hacerse a una curul y, por lo tanto, como sucede con varios parlamentarios, no los embargue la tentación de buscar como sea recursos para pagar sus campañas, sin importarles si el origen de esos fondos no es tan santo, si provienen del dinero que les exigen como cuota a los empleados de sus Unidades de Trabajo Legislativo (UTL), o si se los dan los contratistas como pago por ayudarles a conseguir determinados contratos, para no hablar de los aportes que les hacen los narcotraficantes y otros propietarios de negocios ilícitos con el fin de garantizar que, como congresistas, se los protejan.
Y, también, ojalá esta vez sí pase la reforma política a ver si se feminiza un poco la política, ese territorio donde los machos reinan prácticamente a sus anchas, sin que las mujeres tengan mayor participación; donde tantos hacen o mandan a hacer la guerra sin que, aparentemente, les importen mayor cosa las consecuencias de sus actos. A ver si, al establecerse la paridad de género en las listas, las mujeres adquieren mucha más influencia en las decisiones que se toman en el país.
Pero no es fácil que la reforma pase. Ya en el primer período del Congreso de la era Petro, ese que presidió el hábil senador Roy Barreras, la reforma política fue hundida por el propio gobierno (¿recuerdan cuando Roy la rompió en pleno Parlamento?) porque los congresistas la fueron mutilando hasta que quedó reducida a su más mínima expresión, ya que le eliminaron dos temas fundamentales: las listas cerradas y paritarias entre hombres y mujeres y la financiación de las campañas electorales por parte del Estado. Entonces, el mismo presidente Petro dijo: “Sin listas cerradas y cremalleras, es decir, que permitan igualdad de curules para hombres y mujeres, y sin financiación estatal de las campañas, la reforma no aporta a un avance en la calidad de la política”.
Otro tema clave del proyecto es la propuesta de modificación del sistema de elección de los magistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE). El proyecto establece que, en lugar de que la escogencia se haga mediante acuerdos partidistas, como sucede hoy, a los magistrados los seleccionen la Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado, luego de que pasen por convocatorias públicas y concursos de méritos.
Si el hábil ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, logra pasar esa reforma política, no solo le habrá hecho un gran bien al país sino a sí mismo: con el haber, en su bolsillo, de la reforma política y del acuerdo nacional que está adelantando con nadadito de perro, Cristo puede ubicarse en el partidor del 2026. Y si a ello le suma un impulso grande a la implementación del acuerdo de paz con las FARC, sus posibilidades mejoran. Lo que pasa es que le queda muy poco tiempo para lograr esos milagros porque, si no quiere inhabilitarse, tendría que retirarse en marzo.
Buena suerte en sus tres buenos propósitos, ministro.
Qué alegría escuchar a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, decir: “¡En 503 años de historia (desde la Conquista española), por primera vez llegamos las mujeres a la presidencia! Y digo llegamos, porque no llego sola, llegamos todas”.
PATRICIA LARA SALIVE
SEPTIEMBRE 27 DE 2024
Claudia y Kamala
“La paz mundial se conseguiría si se inventaran una pastilla que acabe con la testosterona”, respondió Jody Williams —activista norteamericana a quien la Academia Sueca galardonó con el Premio Nobel de la Paz, en 1997, por su trabajo para prohibir las minas antipersonales— en una entrevista que le hice hace unos años en el Centro Cultural del Gimnasio Moderno. Ella tiene razón, ya que las mujeres apenas representan el 6,3 % de la población carcelaria de Colombia. Y, según la Policía, esas cifras son semejantes en el mundo. De acuerdo con el INPEC, apenas 958 de los 21.099 presos por homicidio que hay en el país (es decir, el 4,72 %) son mujeres. Esas cifras demuestran que, en efecto, las mujeres somos menos susceptibles de caer en la violencia que los hombres.De modo que la mejor noticia que ha habido en mucho tiempo es que este martes se posesionará Claudia Sheinbaum —una física con doctorado en Ingeniería Energética, feminista de izquierda de 62 años— como presidenta de México; un país violento y tan machista que, incluso, las mujeres, para protegerse, viajan en el metro de la capital en vagones exclusivos para ellas. Además Claudia —a diferencia del actual presidente Andrés Manuel López Obrador (su padre político)— cree en la lucha contra el cambio climático, la despenalización de las drogas y la defensa de los derechos de las minorías sexuales.Pero la campeona de las buenas noticias sería que el 5 de noviembre fuera elegida presidenta de Estados Unidos, primera potencia del mundo, Kamala Harris (de 59 años), abogada demócrata de ascendencia india, que fue fiscal general de California, senadora que abogó por el control de armas y la legalización de la marihuana; luego fórmula vicepresidencial de Joe Biden, elegida en 2020, y ahora candidata presidencial por el Partido Demócrata quien, según parece, derrotará al temible anciano republicano Donald Trump.
La presencia a la cabeza de esas dos grandes naciones de América, de dos mujeres progresistas, que tendrían que enfrentar juntas el problema de la inmigración de latinoamericanos dispuestos a correr cualquier riesgo para atravesar la frontera mexicano-estadounidense porque están impulsados, o engañados para ser más precisos, por el llamado “sueño americano,” puede ser muy positiva para el mundo.
Es que la inmigración masiva a Estados Unidos y Europa de ciudadanos provenientes de los países pobres de África y América Latina necesita un manejo inteligente y generoso. De lo contrario, los países del norte caerán en manos de gobiernos de extrema derecha que pueden propiciar confrontaciones violentas, indeseables para la humanidad.Por otra parte, está la amenaza cada vez más inminente del cambio climático y de que el mundo llegue al punto de no retorno. Tener en la presidencia de esos dos países a dos mujeres comprometidas con la lucha contra el cambio climático puede marcar la diferencia.Claro que faltaría que llegaran a las presidencias de China y Rusia otras dos mujeres del temple de Claudia y Kamala, posibilidad que por ahora es totalmente remota. Así nos aproximaríamos a ese paraíso que pinta la poeta y escritora nicaragüense Gioconda Belli, en su novela El país de las mujeres, donde triunfa el Partido de la Izquierda Erótica y derrota a la testosterona.
No obstante, por ahora, Claudia Sheinbaum y Kamala Harris —si llega al poder— tienen un desafío enorme y encarnan la esperanza.
PATRICIA LARA SALIVE
SEPTIEMBRE 20 DE 2024
Ojo, presidente, los colombianos hablaron
Ahora cuando atraviesa una crisis tan aguda el proceso de paz con el ELN y no se entiende por qué
Gustavo Petro no ha aplicado ese principio tan eficaz de Santos -negociar la paz como si no hubiera guerra y hacer la guerra como si no hubiera negociaciones de paz-, vale la pena analizar los resultados de la encuesta del Centro Nacional de Consultoría publicada por Cambio.
Además del tema de los punteros para las elecciones de 2026 (ahora va ganando el centro, encabezado por Juan Manuel Galán, pero dada la demostrada incapacidad de ese sector de unirse y hacer alianzas, hoy lo más probable es que el nuevo presidente sea Germán Vargas Lleras, quien puntea en la derecha), se auscultó, entre los tres grupos -centro, izquierda y derecha-, un tema fundamental: ¿cuáles son para usted los dos principales problemas del país? La sorpresa es que para el centro, la izquierda y la derecha, los principales problemas de Colombia son los mismos: inseguridad y corrupción, con diferentes énfasis.
Así las cosas, afirma Cambio, las personas que dicen estar dispuestas a votar por “el que diga Petro” dicen que, para ellos, el principal problema es el binomio Inseguridad/delincuencia común (22,9 %), y el segundo es la corrupción (22,5 %). Y quienes están dispuestas a votar por el que diga Uribe contestan que su “primera prioridad, de lejos, es la seguridad con 31,6 %” seguida por “la corrupción con 13,9 %”.
Es decir que, tanto la izquierda como la derecha, con diferencia de énfasis, están de acuerdo en que la inseguridad es el principal problema del país. Y esa no es una buena noticia para Petro pues, para él, la seguridad y, especialmente, la conducción de las Fuerzas Armadas y su cercanía con ellas, nunca han parecido ser prioridad. Por el contrario, el presidente les ha hecho desplantes, las ha dejado metidas y les ha llegado tarde a los eventos. Y si la moral de las Fuerzas Armadas y su motivación no están en alto, y si su conducción no tiene lineamientos claros, es muy difícil que pueda haber resultados en materia de seguridad, sobre todo cuando se les presentan tentaciones tan grandes, ya que en los territorios se enfrentan a la disyuntiva de que o se corrompen y se enriquecen, o los matan.
El segundo tema que preocupa al país es la corrupción, la cual, para los indecisos o independientes, ocupa el primer lugar, con un 23,2 %, mientras que la inseguridad, para ellos, está en segundo término, con un 20,9 %.
Y en corrupción también le ha ido mal a Petro: a pesar de que el presidente (en cuya honestidad personal sigo creyendo) se ha desligado de los personajes involucrados en los escándalos, los chanchullos protagonizados por militantes del petrismo en la UNGRD y la corrupción que salpicó a su hijo, Nicolás Petro, han dejado en un sector de la opinión la imagen de que este es un gobierno corrupto. Y ese problema, que para el petrismo es casi tan grave como la inseguridad, si el presidente no lo soluciona de tajo, le puede erosionar sus bases.
De modo que Petro, si quiere que su proyecto prevalezca, tiene que cambiar de chip, guiar a sus Fuerzas Armadas, quererlas y dar unos golpes tan contundentes como los que dio Santos mientras negociaba la paz con las FARC, para lo cual contó con una inteligencia y una contrainteligencia muy capacitadas, cuyo fortalecimiento, para él, fue prioridad.
Y también tiene que erradicar la corrupción. De lo contrario, la derecha lo sucederá en el poder.
PATRICIA LARA SALIVE
SEPT 13 2024
"Grietas de la luz"
Texto entrañable, conmovedor, obra maestra… Grietas de la luz, el poemario que acaba de publicar al poeta y escritor Federico Díaz-Granados, es una colección de 33 poemas escritos para honrar la memoria de sus dos abuelas, Lucy Riascos Vives y Margot Valdeblánquez Moreu, esta última prima hermana de Gabriel García Márquez, a quien él llamaba “la memoria viviente”.
Ambas abuelas, poco a poco, casi durante quince años, se fueron sumergiendo en la niebla del olvido. Esa nebulosa amenazante a la que, en la medida en que van pasando los años, le tememos más y más.
Los poemas, llenos de ternura y de comprensión de la condición humana de esas abuelas inolvidables que murieron de 92 y 95 años respectivamente, hablan por sí solos…
Aquí les dejo algunos fragmentos:
Al principio solo eran olvidos leves
Aprendo otra vez la vida/ entre desapegos y rostros que huyen
* * *
Abro las puertas equivocadas
y debo disculparme.
Se me ha perdido mi habitación
y enmudezco otra vez en mi dolor,
en mi niebla interior
de donde no saldré esta noche
y nunca más
* * *
No encuentro mi casa dentro de mi propia casa
no reconozco a nadie ni las cosas.
Si no tengo nada en mi mente
y mi corazón no recuerda nada
¿por qué tan nítidas las tristezas?
* * *
No me pidas que recuerde,
ten un poco de paciencia
que esto es un largo adiós,
una vieja despedida.
* * *
Indefensa y confundida camino
dentro de una casa donde todo se mueve
* * *
Dicen que son mis hijos,
pero me da miedo salir con extraños.
* * *
Parece que jugamos a las escondidas
porque nadie me ve
o solo me miran para hacerme las mismas preguntas:
¿Cómo me llamo yo?
¿Te acuerdas de quién soy?
* * *
Se acerca el día del olvido total:
te pido por favor que me lleves
a ver por última vez las estrellas
para recordar que Marte es un planeta rojo
y que la luna tiene una liebre que me gusta descifrar.
(...)
Ese día, por favor, repasemos los poemas de Rubén Darío
y algunos trabalenguas.
Porque temo no regresar.
Se fueron yendo poco a poco los recuerdos
lentamente a lo largo de los días.
* * *
“Se perdió el niñito, se perdió el niñito” (...)
“¡Por favor alguien que me diga dónde está el niñito!”
Tuvimos que decirle que Felipe había muerto hacía mucho tiempo
de cuarenta y tres años
y que sigue siendo el niño
que ahora nos espera con sus chistes y canciones
en un lugar donde nadie nos recuerda.
* * *
Y ahora les dejo, completo, uno de los poemas de este libro que más le gustan al autor:
El día en que la llevaron al asilo
no supo que vería sus cosas por última vez.
Así se puso su abrigo y agarró su cartera
como quien se arregla para ir a una visita.
Fue la última mañana en su habitación
entre las cosas acumuladas por sesenta años.
Cruzó la puerta para no volver jamás.
El asilo era la preparación de la muerte
el último tránsito entre el vacío y la ausencia.
Atrás quedaba el esplendor y el pasado,
tantas historias que ella protagonizó.
Salió para siempre hacia al asilo
y se llevó consigo todos los secretos de la casa y la familia
y se cumplió su profecía de que cuando fuera vieja
la llevarían a un manicomio sin ningún remordimiento.
Salía para siempre hacia el asilo
sin mirar hacia atrás
porque al igual que la mujer de Lot
podría quedar con la imagen detenida de esa fiesta
que ahora era solo destrucción
aún desde sus ojos llenos de sal
o de mar.
PATRICIA LARA SALIVE
AGOSTO 23 2024
Por fin llega la lucha contra el hambre
Parece que, por fin, va a comenzar a trabajarse en el propósito de disminuir el hambre en Bogotá y, ojalá, en el resto del país: enhorabuena, el alcalde Carlos Fernando Galán lanzó esta semana el proyecto ‘Bogotá sin hambre 2.0′, que emula el exitoso que, en ese campo, desarrolló el exalcalde de izquierda Lucho Garzón, el cual estuvo dirigido por el exministro Eduardo Díaz y al que me referí en una columna de febrero de este año. Lo hice porque estaba alarmada con las cifras que publicó El Tiempo a propósito de que durante 2023 la desnutrición aguda, en menores de cinco años, aumentó 14,29 %, según datos del Instituto Nacional de Salud. Entonces hice una serie de dos columnas titulada ‘Se le están muriendo los niños de hambre, presidente’.
Lo que averigüé entonces fue que, no obstante que el proyecto Hambre Cero de la administración Petro comenzó con todo el entusiasmo y en la Casa de Nariño había un equipo comprometido, dirigido por César Giraldo, quien al poco tiempo se retiró porque le sobrevino una enfermedad grave, hasta el momento no se había hecho nada porque Hambre Cero había quedado acéfala por mucho tiempo, luego había pasado a depender del Ministerio de la Igualdad y ahí había sucumbido entre la burocracia y el papeleo de un ministerio que no acababa de arrancar. Ahora parece que el DPS ha creado unos ‘bonos hambre cero’ pero, al buscar información en medio del cierre de esta columna, sucumbí también entre la burocracia de ese ministerio. Espero que pronto pueda reunirme con Gustavo Bolívar, director del DPS, quien creo que tiene la capacidad para enderezar el rumbo de ese programa fundamental para el país, para la salud de los niños y de los viejos de Colombia y, también, para la del proyecto político de Petro.
Sin embargo, mientras tanto, léanlo bien, la buena noticia es que los alcaldes de derecha y centro, Federico Gutiérrez en Medellín, con su programa ‘Cero Hambre’, y Carlos Fernando Galán con su ‘Bogotá sin hambre 2.0′, se han puesto las pilas y arrancaron a combatir ese horror. Porque lo importante no es ganarse los méritos políticos de la lucha contra el hambre, sino erradicarla.Por eso no tiene sentido la pelea que se armó entre la administración Galán y el gobierno de Petro porque el alcalde se negó a sumarse al programa del Gobierno llamado ‘Puntos de Abastecimiento Solidario’ (PAS), que son unas estructuras modulares propuestas por Petro para que la gente encuentre alimentos baratos, directamente del campo, y restaurantes con comida caliente gratuita. La idea es buena, pero Galán dice que hay que construir sobre lo construido, y que esas estructuras no pueden ponerse en cualquier lugar que tenga un lote vacío sino en puntos donde, de verdad, haya gente con hambre.
En eso tiene razón el alcalde, pero si se piensa que su meta es invertir 4.6 billones de pesos para que, en 2027, se reduzca “a la mitad el índice de inseguridad alimentaria grave”, es mucho lo que hay por hacer en ese campo. De modo que, lo que tienen qué hacer, tanto el alcalde como el presidente, es dejar de pelear y comenzar a cooperar y trabajar juntos para que el hambre se acabe en Bogotá.
Y para que Colombia salga adelante, presidente. Porque no podrá hacerlo si usted sigue acusando a diestra y siniestra y dividiendo al país. Es que no puede ser que a todo el que esté mamado con su estilito, y diga o grite de viva voz o desde el fondo de su corazón “fuera Petro,” usted lo gradúe de asesino. No, presidente.
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PATRICIA LARA SALIVE
AGOSTO 16 2024
Hay que replantear la metodología de la Paz Total
“No hay duda de que ha sido un error garrafal negociar la paz en medio de ceses al fuego”: Patricia Lara Salive
Esta semana, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, ha hecho afirmaciones sinceras y trascendentales las cuales, si este fuera un país serio, tendrían que tener repercusiones importantes. Entre otras cosas, el ministro ha dicho lo siguiente:
1. Que los ceses al fuego con los distintos grupos armados que iban a negociar la paz se consideraron convenientes porque, además de generar espacios que facilitaran las conversaciones, podrían mejorar las condiciones de seguridad de las comunidades. Pero eso último no ha sucedido en la mayoría de los casos, dijo el ministro Velásquez. “Con el presidente hemos insistido en que un cese que no favorezca a las comunidades es un cese que no le interesa al Gobierno”, afirmó. “Ha habido disminuciones, por ejemplo, en cuanto a homicidios y muertes de miembros de la Fuerza Pública, pero (…) simultáneamente prácticas como la extorsión se fortalecieron, se extendieron. Muchas situaciones que se han presentado en el país, en virtud de los ceses, no han significado beneficios efectivos para la población,” agregó.
2. Que las disidencias de las FARC “han aprovechado el cese al fuego para tratar de incrementar el control ilegal del territorio”.
3. Que “hoy, la estructura comandada por ‘Calarcá’ es la única organización que continúa con cese del fuego”. Sin embargo, antes de que liberaran los 60 soldados que el grupo de Calarcá tenía secuestrados en Guaviare, el ministro advirtió: “La continuidad del secuestro de los soldados en San José del Guaviare obligará a replantear el cese del fuego con el bloque ‘Jorge Suárez Briceño’. La prórroga por tres meses, vigente hasta el 15 de octubre, se debe suspender si no existe real compromiso de parte de ese grupo ilegal”.
De modo que si, con todo el conocimiento de causa, el ministro de Defensa dice que la mayoría de los ceses al fuego no han beneficiado a las comunidades y la extorsión se ha expandido; si se sabe que el grupo de Calarcá sigue extorsionando, como me lo dijo el general William Salamanca, director de la Policía, en una entrevista que le hice para la Revista Cambio; y si la presencia de los grupos armados ha crecido en el país, pues según la Fundación Ideas para la Paz las disidencias aumentaron en un 30 % y su presencia territorial pasó de 230 a 299 municipios y la del ELN de 189 municipios a 231 con respecto al año 2022, no hay sino una conclusión posible: y es la de que hay que replantear la metodología de la Paz Total.
No hay duda de que ha sido un error garrafal negociar la paz en medio de ceses al fuego
Si en algo fue claro el presidente Juan Manuel Santos durante las negociaciones con las FARC, fue en que se negociaría la paz como si no hubiera guerra, y en que se haría la guerra como si no estuvieran llevándose a cabo negociaciones de paz.
Y esa táctica suya fue un éxito. Las FARC sintieron una fuerte presión militar prácticamente hasta el final, cuando casi al terminar la negociación Santos les ofreció pactar una tregua bilateral. Y esa presión militar fue clave para impulsarlos a firmar la paz.
En el caso del presidente Petro, ¡oh sorpresa!, porque eso no debería ocurrir en un gobierno de alguien que algo debió aprender del arte de la guerra, ha habido una confusión entre la táctica y la estrategia. La estrategia es alcanzar la paz, ojalá total. Pero la táctica es el camino para llegar a ella: y ese camino, tristemente, tiene mucho de paz, pero también de guerra.
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PATRICIA LARA SALIVE
AGOSTO 09 2024
Wilson Borja, un ejemplo de generosidad
Wilson Borja, reclinado en una cama de un hospital de La Habana, con una pierna en alto, atravesada por chuzos de metal que, en distintas direcciones, sobresalían unos quince centímetros de un lado y otro de la pierna, soltó su risa sonora y me dijo:
—Aquí sigo vivo, comadre.Corría el año 2001. Yo había viajado a La Habana con la Comisión Facilitadora para el Proceso de Paz con el ELN que, a comienzos de 1999, había creado Jaime Garzón, asesinado en la madrugada del 13 de agosto de ese año, justo cuando varios miembros de la misma Comisión, a la que pertenecía Wilson, íbamos a volar a Medellín para ir a la cárcel de Itagüí a conversar con los presos Francisco Galán y Felipe Torres, del ELN.
Poco después, el entonces procurador Jaime Bernal Cuellar, quien presidía esa comisión, y otros miembros de ella —Mario Gómez, secretario de esta, el excanciller Augusto Ramírez (q. e. p. d.), el sindicalista Hernando Hernández, Wilson y yo— fuimos al sur de Bolívar y acabamos encerrados por paramilitares en una reunión en la que él, de manera airada, planteó que debía hacerse allí una zona de despeje para realizar el proceso con el ELN. A raíz de esa arenga, Carlos Castaño, jefe de las Autodefensas, lo sentenció a muerte. Y el 15 de diciembre de 2000, cuando Wilson salía de su casa en Bogotá, sufrió un atentado al que sobrevivió de milagro. Por él fueron condenados los paramilitares Régulo Rueda y Jorge Rojas, del Bloque Capital, y Jorge Ernesto Rojas, capitán del Ejército.
Repuesto del atentado, en 2002, Wilson Borja, quien había sido presidente de Fenaltrase y miembro del Partido Comunista y de la Unión Patriótica, fue elegido representante a la Cámara por el Frente Social y Político, como fórmula del senador y exmagistrado Carlos Gaviria (q. e. p. d.). A partir de 2005, cuando se fundó el Polo Democrático Alternativo, Wilson ingresó al partido y fue miembro de su dirección hasta su muerte, esta semana, cuando una leucemia atroz derrotó su optimismo y su esperanza.Sin embargo, no es su trayectoria política, que fue muy importante, la que quiero recordar hoy. Es su generosidad, su calidad humana y su obsesión con la consecución de la paz. No se cuántas veces fui a su casa, donde él nos recibía con los mejores vinos y las mejores viandas preparadas por él mismo —un día era el sancocho, el otro la carne salada, el de más allá era el mote de queso—; un día íbamos los miembros de la Comisión Facilitadora, en la que además participaban Antonio Navarro, el padre Darío Echeverry, Sabas Pretelt, Luis Fernando Alarcón, María Emma Mejía, Alejo Vargas, Jaime Zuluaga, Marco Romero, Noemí Sanín, Horacio Serpa y el padre Gabriel Izquierdo (que en paz descansen); otro, íbamos unos pocos con algún embajador; en alguna oportunidad fue el exministro Juan Camilo Restrepo. O en varias ocasiones nos reuníamos en mi casa alrededor del padre Pacho de Roux o, incluso, íbamos a la finca, en compañía de Nubia, su compañera entrañable, y de un grupo de amigos, siempre a hablar de paz.
Y cuando relanzamos la revista Cambio, Wilson ingresó al grupo de suscriptores fundadores en cuyo chat participó activamente con comentarios en los que dejaba claras sus posiciones políticas, pero siempre utilizando un lenguaje amable y alegre.Hoy, con un hueco en el corazón, le digo adiós, compadre, y le doy las gracias por su generosidad sin límites. Para Nubia y para sus hijos y nietos, mi abrazo estrecho.Y tú, querido Wilson, descansa en paz.
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PATRICIA LARA SALIVE
AGOSTO 02 2024
Un fraude de esa magnitud es imposible de ocultar“
Esto no se va a quedar así”, dice en El País de España Anny Luces, una enfermera que vive de ser niñera porque se cansó de recibir el bajo sueldo que le pagaban en el hospital donde trabajaba en Venezuela. Y eso mismo parecen estar pensando las dos terceras partes de los venezolanos que, todo parece indicar, votaron en contra de Nicolás Maduro y a favor de Edmundo González, candidato apoyado por María Corina Machado, la líder opositora cuya candidatura presidencial fue inhabilitada con cualquier disculpa por el gobierno de Maduro.
Y es que hasta el momento de escribir esta columna, tres días después de celebradas las elecciones en Venezuela, el Consejo Nacional Electoral de ese país no ha sido capaz de mostrar las actas de votación ni de escrutar los resultados voto por voto, como se lo pide la mayoría de los gobiernos, comenzando por el de Estados Unidos hasta los de centro izquierda del continente -Chile, Brasil, México y Colombia-. Mientras tanto, la oposición, en protesta, se volcó a las calles y colocó en una página web a la que tiene acceso cualquier venezolano poniendo el número de su cédula, cerca del 80 % de las actas y, en ellas, Edmundo González muestra una votación de más de siete millones, mientras que Maduro apenas saca un poco más de tres, es decir, que lo supera por más del doble de los votos. No obstante, sin mostrar ningún soporte, en la noche de las elecciones el Consejo Nacional Electoral dijo que Maduro había ganado con el 51 % de la votación.
¡Un fraude de esa magnitud es imposible de ocultar! Tal vez si la ventaja hubiera sido de medio millón de votos, algo habría podido hacer Maduro para manipular los resultados, pero cuatro millones de votos no los esconde nadie.
De modo que a él no le queda más alternativa que seguir el consejo que le dio el Presidente Gustavo Petro en su trino tan demorado como sensato: “Invito al gobierno venezolano a permitir que las elecciones terminen en paz permitiendo un escrutinio transparente con conteo de votos, actas y con la veeduría de todas las fuerzas políticas de su país y veeduría internacional profesional (…) Proponemos respetuosamente llegar a un acuerdo entre el gobierno y la oposición que permita el respeto máximo a la fuerza que haya perdido las elecciones. Dicho acuerdo puede ser entregado como una Declaración Unilateral de Estado al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”.
Esa es la única salida. Porque, de otra manera, para sobrevivir en el poder, Maduro tendría que pasar por encima de casi toda la comunidad internacional, masacrar a la población y someter a su país y a sus habitantes a un aislamiento cada vez mayor y a que soporten nuevamente unas muy duras sanciones económicas que les harían la vida más difícil a la inmensa mayoría de los venezolanos que están mamados de Maduro, de su gobierno, de sus camisas rojas, y de esa postración económica que ha llevado a cerca de siete millones de venezolanos, a quienes en su mayoría les impidieron votar, a buscar un mejor futuro fuera de su país.
Sin embargo, a Maduro también puede pasarle que se le dividan las fuerzas armadas, que el sector que no recibe las dádivas se le voltee en contra, y que una multitud de millones de venezolanos, dispuesta a todo menos a seguir aguantándoselo en el Palacio de Miraflores, llegue hasta allá y lo saque como sea.
Como dice Anny Luces, la enfermera-niñera citada por El País, “¿cómo no se da cuenta de que la gente no lo quiere?”.
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PATRICIA LARA SALIVE
JULIO 26 2024
Elecciones al borde del infarto
Este domingo se celebran elecciones en Venezuela y, en ellas, por primera vez, después de 25 años de gobierno del chavismo-madurismo, la oposición puede ganar. Luego de estar dividida por décadas y de tener liderazgos erráticos y poco inteligentes, por fin la oposición se cohesionó en torno a María Corina Machado quien, a pesar de la inclemente persecución desplegada por Maduro contra ella y sus militantes, hasta el punto de que con cualquier disculpa la inhabilitaron para ser candidata presidencial, logró endosarle su capital político al actual candidato, el diplomático Edmundo González, a quien casi todas las encuestas dan como ganador, con una votación cercana al 60 %.Sin embargo, la victoria de González y de María Corina no puede darse por segura. El chavismo tiene una maquinaria muy poderosa y hay señales de que Maduro quiere atornillarse en el poder.
Una de ellas fue su preocupante afirmación de que un triunfo de la oposición podría derivar en “un baño de sangre” o en “una guerra civil fratricida”, a lo cual el presidente de Brasil, Lula Da Silva, le contestó: “Quien pierde las elecciones toma un baño de votos, no de sangre (…) Maduro tiene que aprender: cuando ganas, te quedas. Cuando pierdes, te vas”.Así las cosas, en este momento hay cuatro escenarios posibles:"A Maduro también puede pasarle que se le dividan las fuerzas armadas, que el sector que no recibe las dádivas se le voltee”: Patricia LaraColumnistasUn fraude de esa magnitud es imposible de ocultar
Hace 11 horasNicolás Maduro dice que ganó. Estas son las pruebas que dicen lo contrario.
Veamos por qué pensamos que hubo fraude en Venezuela.ColumnistasVenezuela: las pruebas de que Maduro se robó las elecciones | La PullaHace 23 horas“Se sabía lo que iba a suceder, de nuevo se fracasó a pesar del reclamo de muchos países y organismos internacionales”: Arturo GuerreroColumnistasEl continente y la rueda del infortunioHace 11 horas1. Que Maduro gane a base de intimidar a los opositores, estimular la abstención y desplegar su clientelismo y que, ante la ausencia de evidencias de fraude, la comunidad internacional tenga que reconocer su elección. Ese escenario es improbable, pero no imposible.
En ese caso, Maduro trataría de normalizar las relaciones con Estados Unidos y buscar la suspensión de las sanciones económicas.2. Que Maduro decida robarse las elecciones, no obstante una diferencia inocultable de votos en favor de González. En ese caso, sobrevendría una reacción muy airada de la oposición y de la comunidad internacional, y el manejo de la situación se le volvería cada vez más difícil.3. Que el Consejo Nacional Electoral no anuncie resultados en la noche del 28 de julio y en la mañana del 29, que diga que tiene que contar los votos uno a uno porque no hay un claro ganador y reine la confusión. En ese caso, es la mayor o menor presión internacional que se dé la que puede inclinar la balanza hacia que finalmente asuma la presidencia González o que Maduro siga en el poder.NewslettersEE OpiniónLas opiniones de nuestros columnistas que más generaron debate en la semana.4. Y, finalmente, que Maduro acepte la derrota dados los costos políticos y económicos que tendría que soportar si se robara las elecciones.
En ese caso, tendrían que producirse negociaciones entre la oposición triunfante y el chavismo, pues ese sector seguiría siendo una fuerza muy poderosa, tanto dentro de la Asamblea Nacional como de los poderes judicial y militar. En este escenario se negociaría una especie de inmunidad para Maduro y su gente, quienes podrían ser investigados por la Corte Penal Internacional por posibles crímenes de lesa humanidad. Incluso, la propia María Corina Machado ha declarado que quiere “avanzar en un proceso de negociación con garantías para las partes y que exista justicia en Venezuela”.Ese sería el mejor escenario para Venezuela, para el continente y, claro, para Colombia, pues podría negociar mucho más fácilmente con el ELN, que ya no tendría la posibilidad de que sus jefes vivieran tranquilos en Venezuela y su comandante, Antonio García, se dedicara a sembrar la violencia en Colombia mientras escribe poemas arrullado por la brisa del trópico venezolano.
PATRICIA LARA SALIVE
Julio 19 2024
Por fin una buena noticia
En este país, tan dado a amplificar lo negativo, es clave destacar la noticia de la reducción de la pobreza. Y no fue menor. En efecto, según el DANE, en el 2023 la pobreza monetaria se presentó en el 33 % de la población, lo que representa una reducción de 3,6 % frente al 36,6 % que mostró el 2022. Eso significa que 1’600.000 personas salieron de esa condición; es decir que tienen un ingreso superior a los $435.375 mensuales. Y la pobreza extrema se redujo del 13,8 % al 11,4 %, lo que implica que hoy hay 1,1 millones menos de colombianos en esa situación; esto es que viven con menos de $218.846 al mes.
Este es un claro cambio de tendencia, porque en 2022 la pobreza había aumentado levemente.Según Andrés Giraldo, director del Departamento de Economía de la Universidad Javeriana, citado por este diario, “los resultados son muy buenos (…) Cuando uno se pone a mirar cuál es la fuente de esos ingresos, es una excelente noticia que los hogares del quintil más bajo de la distribución hayan tenido incrementos de ingresos (…) de 10 %. Y también es importante la fuente de esos ingresos, que en ese mismo quintil fue el ingreso laboral. Es decir, la gente está trabajando”.Y César Pabón, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, también citado por este diario, manifestó: “Hay que destacar mucho el papel del empleo: los ingresos laborales fueron el principal motor de la reducción en pobreza.
El año pasado hubo un incremento de las personas ocupadas y esto irriga sus beneficios en la población más vulnerable. El empleo es fuente de superación de pobreza”. Pero, además, es importante destacar que, según el informe del DANE, la disminución de la pobreza se dio en todo el territorio, y fue muy significativa en el campo donde, tradicionalmente, la pobreza ha sido más difícil de reducir."El presidente Petro no tuvo un buen 20 de julio": Pablo Felipe RobledoColumnistas“El Gobierno ha sido eficiente”: todos ríenHace 13 horas"Ese ceremonial de discutidera, disfrazado de democracia, nos jalona al siglo pasado": Mario MoralesColumnistasEntre “fast tracks” y siestas soporíferasHace 13 horas"Si se quieren ver resultados de una paz total, a mediano y largo plazo, lo que falta es voluntad política": Filiberto Jorge Torres GonzálezCartasSobre el ministro de Educación, la necesidad de la paz y la cultura en Colombia23 jul 2024 - 12:05 a. m.Y es de suponer que la tendencia positiva en la disminución de la pobreza continúe, ya que, cuando se hizo la medición, eran pocas las ayudas que el Departamento de Prosperidad Social les había entregado a los más pobres, situación que debe cambiar este año.
Así pues, que la disminución de la pobreza sea un motivo de celebración para Colombia, a diferencia del triste final de la Copa América, no por el magnífico desempeño de nuestra selección, que dio ejemplo de lo positivo que resulta el trabajo en equipo hecho con disciplina y devoción a una causa, sino por el pésimo comportamiento de cientos de hinchas que, a diferencia de las más de 60.000 personas que pagaron sus boletas para ver el partido, destruyeron instalaciones y se enfrentaron a golpes con los guardias de seguridad.Sin embargo, lo más grave no fueron los desmanes y el carcelazo contra el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, sino la generalización de que eso ocurrió porque “los colombianos somos violentos y salvajes”.
No, en este país hay una inmensa mayoría que trabaja y vive honestamente. Como explica Henry Murrain, Ph. D. en Ciencias Humanas y Sociales, colaborador del exalcalde Antanas Mockus en cultura ciudadana, esa generalización es muestra de homoetnofobia, término inventado por él para designar la peor forma de racismo, que consiste en referirse con desprecio al propio pueblo pero, claro, excluyéndose a sí mismo. Y esa homoetnofobia lleva, paradójicamente, a que esos malos comportamientos, que en apariencia se quieren combatir, se expandan.NewslettersTodos los domingosEE OpiniónLas opiniones de nuestros columnistas que más generaron debate en la semana.De modo que, ojo, ¡a subir la autoestima, Colombia!
PATRICIA LARA SALIVE
Julio 12 2024
Sí al gran acuerdo nacional
Es increíble que aquí, donde se calcula que, desde fines de los años 40, cuando estalló la violencia liberal-conservadora, han muerto más de 750.000 personas a causa de los conflictos armados; donde 20 % de la población —casi diez millones de colombianos— son víctimas de la violencia; donde después de la firma del Acuerdo entre el Gobierno y las FARC, nos seguimos matando (según el Centro Nacional de Memoria Histórica, ha habido 105 masacres entre 2016 y 2023, y según el reporte del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, en ese período, han sido asesinados 852 líderes sociales y 423 firmantes de paz); donde no hacemos más que insultarnos y estigmatizarnos, lo cual dispara la violencia;
donde los suicidios y los problemas de salud mental se han multiplicado por muchas razones, especialmente porque hemos estado sometidos durante generaciones a dosis intolerables de violencia que nos llegan por todos los medios; es inconcebible, digo, que a pesar de todos esos hechos irrefutables, haya personas que digan que no necesitamos un acuerdo nacional, que ese es un embeleco para distraer a la opinión, y que vociferen que para qué ese acuerdo, que sobre qué puntos es, que blablablá y no se cansen de “ponerle mala vibra” a esa tarea inaplazable.Por eso felicito al nuevo ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien en entrevista en Cambio dejó muy claro que sus prioridades como ministro serán implementar al Acuerdo de Paz con las FARC y adelantar conversaciones con todos los sectores para establecer los puntos que tendría un gran acuerdo nacional y las reformas que se presentarían. Ya, después, se concertaría entre todos cuál sería la vía para aprobarlas:
si la del Congreso, la de un referendo, la de la convocatoria a una constituyente o, simplemente, si se trabajaría de forma mancomunada, desde todos los espectros, para que las cosas se hicieran y marcharan de manera expedita. Como dijo en entrevista para La W radio Rodrigo Londoño, excomandante de las FARC, hoy jefe del partido Comunes, “cuando hay voluntad política, se puede”.Y la voluntad política tenemos que desarrollarla y preservarla para construir un acuerdo nacional de largo plazo en virtud del cual aprendamos a vivir sin matarnos. Para eso, como me dijo el ministro Cristo, tenemos que “sacar las armas de la política”."El gobierno sacó pecho por la mejora en los datos de pobreza": Salomón
KalmanovitzColumnistasLa pobreza no se redujo tanto como presume Petro22 jul 2024 - 12:05 a. m."El 20 de julio fue un acto de la clase dirigente criolla para empoderarse": Alberto VanegasCartasLa inutilidad del 20 de julio y la naturalización de la corrupciónHace 13 horas"Tres proxis de Teherán arrastran a sus países a guerras que solo ellos quieren": Marcos Peckel.ColumnistasA ver si entiendenHace 13 horasPero, además, necesitamos un acuerdo nacional para que los distintos sectores políticos aprueben una reforma a la salud, sensata y viable, que les garantice a los colombianos ese derecho;
para que se impulse un compromiso del gobierno, los partidos, los empresarios y las organizaciones sociales con el fin de llegar muy pronto a eliminar el hambre, y para que se apruebe una reforma a la educación que les garantice a todos no solo su derecho a la educación desde el preescolar hasta la educación técnica o universitaria sino, ante todo, sino que nos enseñe a niños, jóvenes y adultos a respetar el derecho ajeno para que aprendamos a vivir en paz, como escribía Gonzalo Mallarino en su última columna de este diario, citando al expresidente mexicano Benito Juárez.Justamente, ese sería el primer punto del gran acuerdo nacional: que los partidos, empresarios, organizaciones sociales y los colombianos en general nos pusiéramos de acuerdo en hacer las concesiones que sean necesarias para que en este país “se respete el derecho ajeno”. Entonces tendríamos paz
Patricia Lara Salive
Junio 28 de 2024
¡Pobre Petro!
“No hay soledad comparable a la soledad del poder”, dijo Gabriel García Márquez. Y sobre el poder, Gabo, que vivió obsesionado con descubrir los misterios que él conlleva, pronunció muchas otras frases sabias: “Cuanto más poder se tiene, tanto más difícil es saber quién está mintiendo y quién no. Cuando alguien alcanza el poder absoluto ya no tiene contacto con la realidad, y esa es la peor clase de soledad que existe”. “Una persona muy poderosa, un dictador, está rodeado de intereses y personas cuyo propósito último es aislarlo de la realidad”.
Qué bueno recordar estas reflexiones de Gabo ahora cuando tanto se menciona la guerra que parece haber entre las personas más cercanas al presidente Petro: su esposa, Verónica Alcocer; su mano derecha, Laura Sarabia, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia; y su mejor, o quizás, su único amigo, Augusto Rodríguez, hoy director de la Unidad de Protección, compañero de Petro desde sus lejanas épocas de militancia en el M-19.
Y es que el asunto no es menor, ni se trata de un simple invento de los medios: fue la propia primera dama quien aseguró, en una denuncia en la Fiscalía, que funcionarios del Gobierno que preside su marido estarían buscando perjudicar su imagen ante la opinión pública.
Incluso, según un informe de este diario, el “fuego amigo ha llegado tan lejos que, desde hace un tiempo, se rompió la confianza de Sarabia y Alcocer con uno de los más fieles escuderos del presidente Petro”, Augusto Rodríguez. También se dijo que ambas, Verónica y Laura, quienes hasta ahora parece buenas amigas, habían pedido que su seguridad no estuviera a cargo de la Unidad Nacional de Protección. No obstante, el martes pasado dicha entidad sacó un comunicado titulado “¿Qué hay detrás de las supuestas renuncias a esquemas de la UNP?”. Allí dice que no es cierto que la primera dama y la directora del Dapre hayan pedido desligarse del esquema de seguridad del DNP. Pero más adelante afirma: en el caso de la primera dama, “una de las últimas novedades tiene que ver con la solicitud elevada (…) sobre la rotación de un grupo de personas de protección y su respectivo reemplazo. Petición hecha a la UNP y ejecutada en la semana anterior”. Y en el caso del esquema de Sarabia, también dice que, por solicitud de ella, se cambió una persona en un movimiento de rutina. Y el comunicado concluye que “la denominada guerra interna entre altos funcionarios del Estado es combustible artificial de especulaciones y rumores”, y que no se descarta que haya “participación de intereses externos buscando fracturar la unidad del Gobierno y su debilitamiento”.
Independientemente de los rumores que circulan, lo que sí es seguro es que, en medio de ese remolino de cuentos, debe sentirse muy solo nuestro presidente quien, de hecho, es una persona ensimismada a la que le gusta aislarse, y quien en la última entrevista que le dio a Cambio, cuando el periodista le preguntó si él confía en alguien y le pidió que le diera cinco nombres de personas en las que él confiara, respondió: “Yo confío en el pueblo. En la administración pública no se puede meter la mano al fuego por nadie”.
De modo que, por estos tiempos, el presidente sí que debe estar recordando esa otra frase lapidaria que sobre el poder pronunció Gabo: “La gran pregunta en el poder (…) sería entonces la misma: ‘¿A quién creerle?’. La cual, llevada a sus extremos delirantes, tendría que conducir a la pregunta final: ‘¿Quién carajo soy yo?’”.
Patricia Lara Salive
Junio 21 de 2024
Por ahí es la cosa, ministro Reyes
El nuevo ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Carlos Reyes, anterior director de la DIAN, que dejó la entidad en medio de cuestionamientos por la disminución en el recaudo de impuestos, debutó en su nuevo cargo dando declaraciones que, si contagian de su espíritu constructivo al Gobierno y especialmente al presidente Petro, podrían empezar a enderezar la economía del país.
“Queremos que el sector privado sepa que el Gobierno lo ve como un aliado clave en el fortalecimiento de la economía y que vamos a trabajar de la mano”, dijo en entrevista que le dio al periódico El Tiempo. “Este ministerio está para escuchar al sector privado, para plantear apuestas productivas más grandes que lo que se ha hecho en los últimos 30 años y conjuntamente sacar adelante el crecimiento económico del país”, agregó.
Por fortuna, el lenguaje del nuevo ministro parece bastante alejado de aquel que usa con tanta frecuencia el presidente de la República, quien ha hablado de los “empresarios esclavistas” y los ha culpado de cuanto mal hay, con lo cual les ha hecho un gran daño a las relaciones entre el Gobierno y la empresa privada. Lo más grave es que ha afectado la confianza que debe tener el sector empresarial en el futuro de la economía y en la estabilidad de las reglas de juego, de modo que se anime a invertir en Colombia y, por ende, a generar empleo.
Es muy importante que el presidente supere en su mente el estereotipo de la Casa Arana, con los horrores que sus miembros cometieron en las selvas de Colombia al explotar el caucho, como lo cuenta de manera dramática y magistral el escritor José Eustasio Rivera en su novela La vorágine. También es clave que supere su rechazo a los empresarios, entre otras cosas, por la complicidad que se dio, por ejemplo, entre la empresa Chiquita Brands y los paramilitares en el Urabá, y que abandone las generalizaciones negativas sobre la empresa privada.
De la mano de tantos empresarios que quieren apostarle a que al país le vaya bien, debe lanzarse a reconstruir la economía y brindarles confianza a los empresarios nacionales y extranjeros para que inviertan en el país y aumenten la producción y sus ganancias. Como consecuencia, se incrementaría el recaudo de impuestos. Porque el Gobierno puede aumentar todos los impuestos que quiera, pero si no se generan utilidades, la DIAN no tendrá cómo subir los ingresos, con lo cual los proyectos sociales de Petro no podrán levantar cabeza. Así que nada funcionará mientras la economía esté estancada. Y como bien lo dijo el exministro Mauricio Cárdenas en entrevista a Cambio, “lo que tiene estancada la economía es la falta de confianza”.
También la tiene estancada el pesimismo generalizado. Por eso, igualmente, cayeron como un bálsamo las declaraciones de nueve empresarios destacados que, en El Tiempo, pidieron “abandonar el pesimismo y el discurso negativo, actuar para recuperar la inversión y la confianza, y defender la institucionalidad democrática”.
Por todo lo anterior, hay que decir que el ministro Reyes está bien enfocado cuando dice que su principal tarea, en sus primeros meses como ministro, “será fortalecer la relación entre el Gobierno y el sector privado”. ¡Adelante, ministro!
Nota. Un adiós agradecido al cardiólogo Camilo Cabrera, quien construyó con su hermano Reinaldo ese hospital espléndido que es la Fundación Cardioinfantil. Paz en sus tumbas.
Patricia Lara Salive
Mayo 10 de 2024
La estupidez del ELN
El principal propósito del ELN parece ser el de ganarse el odio de los colombianos y de las comunidades que habitan en los territorios donde actúa: asediarlas, estigmatizarlas y secuestrarlas, nada que ver con la búsqueda de su bienestar, con la eliminación de la desigualdad ni con el cacareado propósito de escuchar a la sociedad civil. Al contrario, lo que ha logrado el ELN con su guerra es incrementar, día a día, la pobreza, el miedo y el desplazamiento de las poblaciones a las que dice querer beneficiar. ¡Todo eso es carreta! Así lo prueba su reciente anuncio de volver a secuestrar. ¿Acaso no saben sus miembros que no hay práctica que el país rechace más que el secuestro? Eso lo demostró la marcha que, el 4 de febrero de 2008, congregó a millones de personas que protestaron contra los secuestros cometidos por las FARC. La marcha hizo que esa guerrilla viera que con esa práctica se estaba ganando el rechazo de la gente. Y una guerrilla sin apoyo de la población está muerta.
Eso lo vio claramente el antiguo frente Comuneros del Sur, que inició con el Gobierno de Gustavo Petro un proceso de paz y esta semana, a raíz de ese absurdo anuncio del ELN de que volverá a secuestrar, rompió con la dirección y con el Comando Central (COCE) de la guerrilla. Comuneros del Sur afirmó que no acepta lo que llama “la conducción desde el exilio político”, es decir, que los dirijan unos mandos que llevan años fuera del país y están desconectados de su realidad; agregó que se sostiene en el propósito de construir la paz territorial en Nariño con acciones concretas como el desminado, que continúa en la negociación de paz y que su propósito es superar el conflicto mediante la acción política.
Pero Antonio García, el incomprensible jefe del ELN, lo interpreta como una decisión inducida por la inteligencia militar.
¡Por Dios, deje ya su paranoia, señor García! ¡No le haga más daño a las comunidades! ¡Escuche a las organizaciones sociales, a la comunidad internacional, a la ONU y a tantas voces que le dicen: “No nos aguantamos un secuestro más”. Deje de defender ya su podercito de mierda y piense en el país. Pero, claro, el ELN está ad portas de su VI Congreso en el que definirá, de una vez por todas, si opta por la paz o por la guerra contra el primer Gobierno de izquierda en la historia de Colombia (¿usted es de derecha, señor García?). Por eso quiere mostrar los dientes, hacer alarde de fuerza e imponer en sus bases su visión militarista sobre la visión política liderada por Pablo Beltrán.
¡Reflexione y conéctese con Colombia y con su gente, Antonio García! De lo contrario, varios de sus frentes se le seguirán saliendo del redil y a la larga la paz se pactará con cada uno de ellos para, al final, firmarla con Pablito, que es quien de verdad tiene el poder militar del ELN.
¡Deje su prepotencia ya, señor García!
P. D. Al cierre de esta columna, el comisionado de Paz, Otty Patiño, y los miembros de la delegación de paz del Gobierno dijeron que, ante la declaración del ELN de separar de su seno a Comuneros del Sur, liderado por Gabriel Yepes, y ante la decisión de este de romper con el COCE, tratará a ese grupo como independiente. Entonces habrá proceso de paz con los unos y los otros. Si el ELN no recapacita, seguirá desmembrándose hasta quedar reducido a casi nada…
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Por vacaciones, esta columna reaparecerá el 21 de junio.
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Patricia Lara Salive
Mayo 03 de 2024
Qué falta hace usted, Rodrigo Lara Bonilla
— “Mataron a Rodrigo Lara”, me dijo por teléfono mi asistente.
— “¡No!”, grité.
Estallé en llanto. Me comenzó un dolor de espalda que se acrecentó durante meses.
Recordé entonces, como si fuera una película, ese inolvidable fin de semana que pasé con Rodrigo, entonces ministro de Justicia, su esposa Nancy Restrepo y sus tres niños, en la finca que había sido de mis padres, y que esta semana, con motivo de que se cumplieron cuarenta años de su muerte, volví a revivir.
El ministro, quien había recibido múltiples amenazas por su lucha suicida contra el narcotráfico, llegó a la finca el viernes por la noche, cargado de tamales y botellas de vino. Les dijo a sus escoltas que se fueran y regresaran el domingo en la tarde.
Mientras los niños jugaban, durante dos días, Rodrigo echó buenos chistes opitas, como era su costumbre; se rio a carcajadas; pero también habló de sus tristezas y temores: él sabía que lo iban a matar. Para irse del país y escapar a la muerte, estaba solamente esperando que le saliera el nombramiento como embajador en Checoeslovaquia, adonde el presidente Belisario Betancur lo iba a enviar para protegerlo.
La situación del ministro Lara se había complicado mucho porque, a raíz de una denuncia que él hizo sobre la presencia de dineros del narcotráfico en el fútbol y la política, y de una declaración suya en el sentido de que en el Congreso se había infiltrado el narcotraficante Pablo Escobar, quien había sido elegido suplente del representante a la Cámara Jairo Ortega, a su vez elegido en la lista que para el Senado había encabezado el exministro de Justicia Alberto Santofimio, Escobar le dio al ministro Lara 24 horas para que rectificara su afirmación porque, según él, él era “un hombre de bien”. Como el ministro no rectificó, el capo le tendió una celada a través de Jairo Ortega, quien citó al ministro a un debate de control político y le sacó un cheque de $1 millón que el narcotraficante Evaristo Porras había girado a una cuenta de una ferretería de la familia de los Lara Bonilla, con cuyo manejo Rodrigo Lara nada tenía que ver. Entonces se armó un escándalo. Y el Nuevo Liberalismo, movimiento al que pertenecía el ministro, nombró un comité de ética para que investigara el caso. A partir de ahí, Rodrigo Lara, liberal de izquierda, honesto, vertical, valiente y orador formidable, arreció su lucha contra el narcotráfico: revivió viejos procesos penales contra los capos Escobar y Lehder, decomisó centenares de predios que usaban para producir droga y avionetas que utilizaban para transportarla, promovió la extradición en el Congreso, y, apoyado por el coronel Jaime Ramírez, el 28 de marzo de 1984, desmanteló en las selvas del sur los estratégicos laboratorios de Tranquilandia y Villacoca, lo cual acabó de enardecer a los capos.
Entonces, un mes y dos días después, lo mataron.
Su muerte fue una tragedia no solo para su familia y sus amigos, sino para Colombia entera. Porque, si hubiera sobrevivido Rodrigo Lara Bonilla, muy seguramente habría llegado a ser ese gran presidente liberal de izquierda que Colombia tanto necesita.
Nota: el 1.° de mayo, al cierre de esta columna, terminó de hablar en la plaza de Bolívar el presidente Gustavo Petro: definitivamente, él sigue siendo un gran líder. Su discurso tiene varias lecturas. Pero la principal es que, de nuevo, le abrió las puertas al gran acuerdo nacional, la única salida que tiene este país.
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Patricia Lara Salive
Abril 26 de 2024
Sí hay un camino, presidente
Esta semana hubo dos hechos políticos de gran magnitud: por una parte, el domingo las plazas del país se colmaron de cientos de miles de manifestantes que protestaron contra el gobierno de Gustavo Petro, hecho que fue juzgado por el presidente con actitud paranoide: los que salieron a las calles son una partida de “desinformados” que añoran “la represión abierta, las masacres paramilitares y los asesinatos de jóvenes” y que quieren “tumbar el gobierno popular y matar al presidente”, dijo. Y, por otra parte, el martes, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, comunista desde chiquita, pero inteligente, amable y conciliadora, apoyada por Jaime Dussán, director de Colpensiones, logró que el Senado aprobara la reforma pensional, después de llegar a un acuerdo con senadores liberales y del Partido de la U. Y la reforma que salió del Senado tiene una modificación estupenda: la de que la plata de las pensiones sea manejada por el Banco de la República. Eso garantiza, hasta donde es humanamente posible, que los políticos pillos no se apoderen de ella. Claro que aún le falta la aprobación de la Cámara. Esperemos que la ministra se luzca allá también.
Ambos hechos deben hacer reflexionar al presidente y al gobierno en general. Según dicen, el gobierno se va de retiros espirituales este fin de semana. Ojalá se escuchen las voces sensatas: la de la poderosa y eficaz Laura Sarabia que trinó: “Hoy debemos tener la grandeza de reconocer que muchas personas se movilizaron, que tuvieron todas las garantías, y pudieron expresar su descontento. Esta es una semana que como gobierno debemos afrontar en reflexión y autocrítica”. Y la del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco quien, como lo afirmó un editorial de este diario, dijo que las marchas habían enviado “un mensaje político que [sabrán] recibir”. Y la del siempre lúcido senador Iván Cepeda, quien también trinó: “El deber de nuestro gobierno es escuchar la inconformidad y las críticas de la ciudadanía y la oposición. Debemos explicar lo que injustamente se malinterpreta y no se entiende. Corregir lo que se ha hecho mal. Dialogar para buscar un acuerdo nacional. Así se construye la democracia”.
Sí, presidente, hay mucho que corregir. Por una parte, hay que dejar atrás esa paranoia que lo lleva con frecuencia a creer que todo lo malo que le pasa al gobierno es culpa de los demás; hay que volver al Petro que existía en vísperas de su posesión, ese que decía que soñaba, al terminar su mandato, con entregar uno solo país y no uno dividido, como estaba en ese momento; hay que dejar ese lenguaje pendenciero y cambiarlo por uno que convoque, que tranquilice y que unifique al país; hay que reconstruir una coalición de gobierno que le permita, como hizo con la reforma tributaria y el plan de desarrollo, sacar adelante sus reformas, así sea con algunas modificaciones. ¡Es que para que un mandatario pueda imponer su voluntad sin transar, presidente, tiene que contar con una mayoría que usted no tiene! Y hay que aprender a escuchar al país. Y si sus colaboradores cercanos, por miedo o por oportunismo, solo le dicen lo que usted quiere oír, como ocurre con tanta frecuencia en el poder, desconfíe de ellos y escuche a los que se atreven a contradecirlo, a decirle la verdad. Finalmente, presidente, hay que pararle bolas a la obsesión del senador Iván Cepeda por lograr un acuerdo nacional. Esa también era una obsesión suya, y lograrlo es la única salida que tiene este país.
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Patricia Lara Salive
Abril 19 de 2024
Sí podemos llegar a acuerdos
Hace unos días, El Espectador nos propuso que resaltáramos lo que nos une, en vez de aquello que nos enfrenta y nos polariza. Por eso hoy quiero destacar la aprobación por unanimidad, esta semana, en la Cámara de Representantes, del proyecto de la ley estatutaria que busca reformar la educación y establecerla como un derecho básico.
Si hay un propósito que puede unir al país y al que, con seguridad, nadie se opone, es el de conseguir que todos los colombianos tengan acceso a una educación de calidad.
Como me lo dijo el viceministro de educación, Óscar Sánchez, “es posible llegar a un acuerdo para que la educación sea un propósito nacional”. Prueba de ello fue la aprobación unánime del mencionado proyecto de ley que, según Sánchez, establece los siguientes acuerdos:
1. Que la educación de los cero a los seis años es un derecho y tiene que ser ofrecida por personal profesional en asocio con las familias y las comunidades. La ciencia ha demostrado, dice el viceministro, que en esos primeros años se forma físicamente el cerebro, hay neuro plasticidad, y si el niño no recibe estímulos adecuados -acceso a la literatura, a la exploración del medio, al lenguaje oral, al afecto, a la sensibilidad a través del juego, etc.-, el cerebro no se puede desarrollar. Entonces, es una prioridad invertir más en la educación inicial hasta los tres años a través de centros de cuidado, y luego, hasta los seis años, a través del prejardín, jardín y transición, en instituciones tanto oficiales como privadas.
2. Que la educación media mejore, principalmente en las zonas rurales, de modo que haya profesores especializados, residencias escolares, maestros en técnicas agrícolas y otras actividades propias del campo; y que se fortalezcan los vínculos con el Sena y la universidad. “Es que en Colombia hay una inequidad terrible en el acceso a la educación media,” dice Óscar Sánchez. “Y cuando los muchachos llegan a los 14 o 15 años, sobre todo en zonas rurales, desertan de la escuela y las coberturas bajan al 20 o 30 por ciento; y muchos de los chicos que terminan bachillerato no acceden a la educación superior porque salen muy mal preparados”, agrega.
3. Que en la educación básica primaria y secundaria, de primero a noveno grado, haya continuidad; que la educación esté acorde con los contextos culturales; que se respeten las lenguas indígenas y, fundamentalmente, que se reconozca el derecho a la formación integral, es decir, que no sólo se enseñen lectura, escritura y matemáticas, sino también arte, deporte, desarrollo socio emocional y ciudadano, educación ambiental y sexual y formas de participación ciudadana. Según Sánchez, el desarrollo integral le ha sido negado a la educación pública. Por ello se requieren más docentes, jornadas escolares más largas y que otros ministerios, como los de cultura y medio ambiente, también participen en los procesos de formación de los jóvenes.
4. Que se fortalezcan institucionalmente las entidades y colegios afectados por el conflicto armado y se construya una cultura de paz.
5. Y que se amplíe la planta docente y se les ofrezca una gran capacitación adicional a los maestros.
Definitivamente, trabajar por una educación de calidad, crea consenso. ¿Por qué el presidente Petro, en lugar de buscar tantas camorras, no convoca al país y prioriza su acción para lograr que haya una educación de calidad para toda la población? Así, en unos cuantos años, disminuiría de verdad la pobreza.
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Patricia Lara Salive
Abril 12 de 2024
La inseguridad total
A falta de “paz total” vivimos en la inseguridad total. O por lo menos así nos sentimos los más de dos millones de afiliados a Compensar, una EPS que me ha prestado un servicio del cual no tengo queja. Sólo en las últimas semanas se demoró un poco el suministro de medicamentos. Pero, por lo menos hoy, tengo garantizados tres meses de inyecciones para controlar la diabetes. Y pasado ese tiempo, ¿qué voy a hacer? ¿A quién voy a acudir? A pesar de que he sido una privilegiada, como ya soy mayor de 70 años, no hay aseguradora privada que me asegure. Y lo que ha dicho el presidente Petro es que, una vez liquidada una EPS (Compensar pidió su liquidación voluntaria), sus afiliados pasarán a otra que también quebrará. ¡Vaya forma de tranquilizarnos!
Lo que los ciudadanos esperamos del presidente es que sea una especie de padre que nos dé tranquilidad, seguridad y certezas. Pero hoy, en Colombia, ocurre exactamente lo contrario: el presidente nos genera intranquilidad, inseguridad e incertidumbre.
Y no estoy refiriéndome únicamente al servicio de salud, que es el más sensible porque determina en gran parte la vida o la muerte de la gente. Me refiero a muchos temas más. Las cosas, las empresas, los servicios, las fuentes de ingresos, que son tan difíciles de armar y de hacer que funcionen, se desbaratan de un plumazo sin que se tenga listo un plan sustituto.
En estos casos no sirven los planes y la carreta sino los hechos.
En estos días no hemos hecho más que oír al Gobierno decir que la salud colapsó y culpar a los demás de esa situación. Pero, ante este hecho que, como tanto lo han dicho, se veía venir, ¿cuál es el plan de emergencia que tiene preparado el Gobierno para atender la salud de los colombianos? Han dicho que van a instaurar la salud preventiva, que van a llevarla a los lugares más recónditos, etc. Eso está muy bien. Pero mañana, o en un mes, o en tres, ¿quién se va a ocupar de los pacientes de Compensar que tienen cáncer, diabetes, o necesidad de diálisis? Y ¿qué capacidad operativa, no de carreta, tiene el estado para atender ya a esos pacientes afiliados a Sanitas o a la Nueva EPS, intervenidas la semana pasada?
Y en el caso del presupuesto de la nación, dentro de cinco o siete años, cuando se nos haya acabado el petróleo y no hayamos explorado más, ¿Cómo se va a reemplazar esa principal fuente de ingresos del país? ¿Con turismo? ¿Y qué tan avanzada va la construcción de las carreteras y de la infraestructura que se necesita para que el turismo crezca a los niveles que se requiere, con el fin de que genere ingresos similares a los del petróleo? Además, ¿Cómo va a garantizar el Gobierno que, en esos territorios paradisíacos como el Chocó o el Tayrona, por ejemplo, reine la tranquilidad que los turistas necesitan para visitarlos en paz?
¿Y cómo va a el proceso de reemplazo de las energías fósiles por energías limpias? Lo que se sabe es que algunos proyectos de generación de energía eólica están a punto de colgar la toalla, aburridos por el sinnúmero de obstáculos que se les atraviesan en el camino.
Y, finalmente, ¿de la seguridad qué nos dice el Gobierno? También lo que se sabe es que está en cuidados intensivos, como lo está la salud. Y si a ello le sumamos que vamos a tener el agua racionada y, posiblemente, la luz también, lo que da es un deseo loco de salir corriendo.
Nota: Una buena noticia: el nombramiento de Daniel García Peña como vicecanciller; va a desempeñar un gran papel.
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Patricia Lara Salive
Marzo 21 de 2024
La Constituyente de la derecha
La propuesta del presidente Gustavo Petro de elegir una Asamblea Nacional Constituyente no puede ser más torpe ni más inconveniente para sus propios intereses o, por lo menos, para los intereses de la izquierda. Hasta el punto de que, apenas el presidente lanzó su propuesta, varios de los líderes más significativos de la izquierda se pronunciaron en contra de ella: “no luce necesaria una nueva Asamblea Nacional Constituyente en estos momentos”, trinó el antiguo dirigente del M-19, Antonio Navarro Wolff, hoy directivo del partido Alianza Verde. El Senador Iván Cepeda dijo que, más que constituyente, lo que se necesita es un gran acuerdo nacional, y agregó en un trino: “Por el bien de Colombia espero que ocurra algo que puede sonar hoy utópico: que en 2026 se logre constituir un gobierno multipartidista y de concertación nacional que saque adelante los cambios y soluciones que requieren los problemas estructurales de la sociedad colombiana”. Y el analista León Valencia también trinó: “No me parece buena idea una Constituyente en este momento del país”.
En cambio, el líder más destacado de la derecha, Germán Vargas Lleras, de inmediato le dijo a Blu Radio: “A mí esta idea me gusta, pero muchísimo. Lo que no me gusta es que sigamos en una discusión interminable y no procedamos a materializarla". Y agregó: "Apoyemos la Constituyente de Petro; no más chantajes, no más amenazas. Que se convoque y derrotémoslo en su constituyente".
¡Más claro no canta un gallo!
Obviamente, es virtualmente imposible que se llegue a elegir una Constituyente porque se requeriría que este Congreso, donde el Gobierno no tiene mayorías, la vote por mayoría absoluta; que la Corte Constitucional la apruebe y que más de trece millones de colombianos, la tercera parte del censo electoral, vote que sí está de acuerdo con la elección de la asamblea; y, en caso de que ocurra el milagro de que se logre llegar a la elección de la Constituyente, lo más probable es que, dado el descontento que hay con el gobierno de Petro, gane la derecha. Entonces, como le ocurrió al presidente chileno de izquierda, Gabriel Boric, Petro saldría derrotado y esa constitución nuestra del 91, que surgió de la concertación entre las distintas fuerzas políticas del momento, en las que prevalecían el M-19, el Partido Liberal y el conservatismo de Álvaro Gómez, y que consagró una serie de derechos fundamentales, sería sustituida, probablemente, por una carta que haría que el país retrocediera años en sus avances democráticos.
Es un riesgo innecesario el que corre el presidente Petro, en momentos en los que lo único que tiene que hacer es ponerse a trabajar juicioso, a sustituir la carreta por la acción, a liderar su equipo y a hacer que la cosas pasen, sin echarle la culpa a los demás.
Lo que está ocurriendo en Colombia en este momento, el hecho de que la ejecución vaya tan lenta y las reformas estén trancadas en el Congreso, es sólo responsabilidad suya: por no haber sabido gerenciar el Gobierno; por no haber podido consolidar ese gran acuerdo nacional que con tanto bombo anunció; por maltratar a varios de sus ministros; por no haber tenido una intención seria de concertar; y por haber pretendido que la única visión acertada es la suya. Por eso, sin ninguna necesidad, se reventó la coalición de gobierno. Y por eso también, y no porque no se aplique la constitución del 91, es que estamos como estamos.
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Patricia Lara Salive
Marzo 14 de 2024
Diálogos regionales, única salida
A pesar de los trinos delirantes del comandante del ELN, Antonio García, habrá un nuevo ciclo de conversaciones entre el Gobierno y el ELN, que se iniciará en Venezuela el 7 de abril. Esa es una buena noticia, pero algo tendrá que hacer el ELN con su comandante y su Twitter, porque no puede ser que mientras se están desarrollando diálogos con apoyo de la comunidad internacional, en los que está empeñado este gobierno dirigido por un presidente de izquierda, el jefe del ELN salga en tono irrespetuoso a descalificar al comisionado Otty Patiño, y a decir que Álvaro Jiménez, antiguo miembro del M-19, director de la Campaña Colombiana contra Minas y ahora asesor del comisionado para la Paz, es una agente de la inteligencia militar. Esa es una afirmación delirante, generada por esa paranoia que les hace tanto daño a varios dirigentes políticos y a tantas guerrillas que acaban viendo enemigos en todos lados hasta el punto de que han terminado fusilando masivamente a su propia gente (recuérdese la masacre de Tacueyó).
Al parecer, la actitud tan hostil del jefe del ELN se debe al pánico que le genera que, a raíz de que el frente Comuneros del Sur que opera en Nariño ha emprendido los Diálogos Regionales para la Paz, iniciativa liderada por el gobernador del departamento, Luis Alfonso Escobar, con el apoyo del gobierno nacional, comience a desgranarse el ELN porque otros frentes emprendan el mismo camino. Y sería lógico que ello ocurriera, si García y demás jefes elenos no se sintonizan con la gente en las regiones, porque no tiene ningún sentido que haya una guerrilla de izquierda levantada en armas contra un gobierno de izquierda; a no ser que la guerrilla sea de derecha… Es más: según me dijo el comisionado para la Paz, Otty Patiño, en una entrevista que le hice para Cambio, bases del ELN en Catatumbo y Arauca, además de Nariño, han manifestado su deseo de “fundir sus ideales con las propuestas de cambio que el presidente ha planteado” y han manifestado “simpatía y a veces profunda identidad y deseo de dejar las armas a un lado, para sumarse a la defensa de un gobierno que necesita, más que gente armada, gente proactiva en política”.
Además, carece de sentido que el ELN, que en otra época planteó la necesidad de hacer diálogos regionales, ahora se oponga a ellos. Los diálogos regionales son la única posibilidad de que vaya consolidándose la paz. En cada región el conflicto es distinto, tiene causas distintas y requiere soluciones y remedios diferentes.
Pero también hay otra razón fundamental para estimular los diálogos regionales: es indispensable que el ELN (y los otros grupos armados) dialoguen frente a frente con las comunidades, se den cuenta del inmenso daño que, con su violencia, les están haciendo justo a esas comunidades que pretenden defender, y se percaten del terror y del malestar que generan en ellas.
Ojalá persistan y se expandan los diálogos regionales, a ver si así, al encontrarse los guerrilleros con el sentir de su gente, salen de su engaño y, por fin, toman esa decisión sobre la que con tanto acierto ha insistido Vera Grabe, la jefe de la delegación del Gobierno: que opten de una vez por adoptar el camino de la paz. Si ello ocurre, lo demás será sencillo.
Nota: Qué alegría que ya no tenemos en la Fiscalía al señor Barbosa y su combo. Todo parece indicar que la nueva fiscal general, Luz Adriana Camargo, es una jurista capacitada e independiente. ¡Qué bien que terminó la pesadilla!
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Patricia Lara Salive
Marzo 07 de 2024
Gabo, de vuelta
Corría el año de 1997. Lucy Díaz, mi eficaz secretaria, a quien un infarto se la llevó prematuramente, agitó con su mano la bocina mientras yo conversaba con alguno de los periodistas de la vieja revista Cambio. Afanada, me dijo: “El maestro al teléfono”. Me acerqué a su escritorio, tomé la llamada y me encontré con esa voz inconfundible que me decía:
—Oiga esto.
De inmediato, y durante varios minutos, Gabriel García Márquez me leyó un fragmento de En agosto nos vemos, esa novela suya que se publicó el miércoles 6 de marzo, día en que hubiera cumplido 97 años, y que empezó a leerse en todos los países de lengua española, además de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Holanda, Dinamarca, Portugal, Brasil, Grecia, Corea del Sur, Israel y los países árabes.
“Volvió a la isla el viernes 16 de agosto en el transbordador de las tres de la tarde. Llevaba pantalones vaqueros, camisa de cuadros escoceses, zapatos sencillos de tacón bajo y sin medias, una sombrilla de raso, su bolso de mano, y como único equipaje un maletín de playa. En la fila de taxis del muelle fue directo a un modelo viejo carcomido por el salitre. El chofer la recibió con un saludo de amigo y la llevó dando tumbos a través del pueblo indigente, con casas de bahareque, techos de palma amarga y calles de arena ardiente frente a un mar en llamas. Tuvo que hacer cabriolas para sortear los cerdos impávidos y los niños desnudos que lo burlaban con pasos de torero…”, leyó.
Gabo estaba feliz: su novela progresaba. Un par de años después, leyó otro fragmento en Casa de América en Madrid y, en abril de 1999, publicó el primer capítulo de En agosto nos vemos en la revista Cambio, con un destacado en la portada que decía: “Cambio publica el primer capítulo de la próxima novela de Gabriel García Márquez”.
No obstante, inmediatamente después, lo atacó el cáncer linfático y le llegaron la quimio y demás tratamientos que empezaron a minarle la memoria. Ya recuperado, escribió Vivir para contarla, su libro de memorias, de 471 páginas, publicado en 2001, y terminó su novela Memoria de mis putas tristes, de 109 páginas, aparecida en 2004. Pero el tercer capítulo de En agosto nos vemos se publicó en Cambio, un año antes, como un cuento titulado “La noche del eclipse”. Es decir que Gabo seguía trabajando en esa novela de la que conservó cinco versiones, a la última de las cuales —que sirvió de base para el libro que acaba de salir— le escribió el 5 de julio de 2004, de su puño y letra, grande y en tinta verde, “gran OK final”.
Después, a él le llegó esa enfermedad del olvido que, como una premonición, describe de manera tan conmovedora en Cien años de soledad, y los manuscritos se quedaron ahí, sin que él los destruyera como acostumbraba a hacerlo con sus textos imperfectos y sin que tampoco decidiera publicarlos.
Después de su muerte, en 2014, su familia envió a Austin su archivo para que fuera guardado en el Harry Ransom Center, de la Universidad de Texas. Allí permanecieron las cinco versiones de En agosto nos vemos hasta que Rodrigo y Gonzalo, los hijos de Gabriel García Márquez, con la ayuda del editor de sus últimos años, el español Cristóbal Pera, por fortuna, decidieron publicar la novela.
Ahora, gracias a esa decisión, los lectores tenemos el privilegio de disfrutar de nuevo de esa prosa única de Gabriel García Márquez, llena de poesía e imaginación, pero, ante todo, de una profunda comprensión de los vericuetos del amor y de la vida.
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Patricia Lara Salive
Febrero 29 de 2024
Una exposición que hay que ver
Nadie debería dejar de ir a la exposición Hay futuro si hay verdad: de la Colombia herida a la Colombia posible, que estará abierta hasta fin de año en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá. Es una muestra para detenerse en ella.
Con esta exposición se busca difundir de una manera resumida y comprensible, pero a la vez completa, el Informe Final de la Comisión de la Verdad, su legado y las conclusiones a las que esta llegó sobre los factores que impulsan la persistencia del conflicto armado interno, su comportamiento en las regiones, sus efectos y las principales recomendaciones con el fin de que no se repita la violencia en Colombia, que vive en ese eterno retorno de lo mismo, como diría Nietzsche.
El gran reto, según dijo Lucía González, excomisionada de la Verdad, “fue resumir las 11.000 páginas del Informe de la Comisión” en esa serie de imágenes, leyendas, videos, fotografías, textos…”. De las cosas más interesantes de esta exposición es el relato histórico que muestra cómo el conflicto se fue tejiendo en el tiempo, a partir de los años 20 y 30, con el problema agrario, la inequidad, el latifundio, la Hegemonía Conservadora, la masacre de las bananeras, la República Liberal, la Revolución en Marcha de López Pumarejo, la reforma agraria, la violencia como política, el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, la guerra bipartidista, las guerrillas liberales y gaitanistas, su tránsito al comunismo, las guerrillas del Llano, los bandoleros, el golpe militar de Rojas, la amnistía, los desarmes, la guerra olvidada de Villarrica, las repúblicas independientes, Marquetalia, el Frente Nacional, los pactos de paz, la Revolución cubana, Cuba y las guerrillas colombianas, el asesinato de Charro Negro, Manuel Marulanda Vélez, el cierre de la democracia y el surgimiento de nuevas guerrillas, la guerra de Vietnam, la aparición del “enemigo interno”, el nacimiento de las FARC, del ELN y del EPL, el padre Camilo Torres, la legalización de la autodefensa, los ejércitos privados, la reforma agraria de Carlos Lleras, la creación de la ANUC, el Pacto de Chicoral, las elecciones del 19 de abril de 1970, el nacimiento del M-19, el fin del Frente Nacional, el paro cívico de 1977, las universidades como teatros de guerra, la estigmatización, el Estatuto de Seguridad, el robo de las armas del Cantón Norte, la toma de la embajada dominicana por el M-19, el narcotráfico, las FARC y el narcotráfico, los secuestros, la paz perdida del gobierno de Belisario Betancur, la guerra sucia, la Asamblea Nacional Constituyente, el Caguán, el Proceso 8.000, las masacres, las AUC, la reelección de Uribe, la negociación con los paramilitares, los diálogos de La Habana, los que quedaron por fuera, el Acuerdo de Paz y el final de la guerra.
Así, después de ese recuento histórico, aparece en toda su magnitud el dolor de esta guerra nuestra y sin sentido hasta que se llega a lo que se denomina “la Colombia posible”, que no es más que un llamado al público para imaginar un futuro en paz en el que se acojan las recomendaciones para la no repetición del conflicto elaboradas por la Comisión.
Un aplauso de pie para la Comisión de la Verdad, especialmente para Lucía González y el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación por esta iniciativa. Ojalá se las ingenien para divulgar esta exposición en cada rincón de Colombia a ver si, por fin, logramos superar nuestra adicción a la guerra.
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Patricia Lara Salive
Febrero 22 de 2024
Hasta siempre, Rodrigo Pardo
Rodrigo Pardo García-Peña, quien esta semana perdió su batalla contra el cáncer, pasó a mediados de 1996 de ser canciller del Gobierno de Ernesto Samper a desempeñarse como reportero raso y analista de la revista Cambio16 Colombia, en un momento que no fue fácil para él, pues la Fiscalía lo estaba investigando injustamente por su supuesta participación en el Proceso 8.000, por el ingreso de dineros del Cartel de Cali a la campaña de Samper. Nadie más alejado del narcotráfico y de los chanchullos que Rodrigo Pardo, un diplomático y un intelectual de muchos quilates, discreto, tímido, inteligente, con sentido del humor y profundo en sus análisis.
Son muchas las anécdotas que tienen de él los periodistas de ese inolvidable equipo de Cambio16 Colombia. “Lo recuerdo entrando con timidez a los consejos de redacción”, dice el periodista Andrés Grillo. “Le gustaba conversar con Rafael Baena”, agrega Bernardo Peña, refiriéndose a ese fotógrafo, escritor y amigo entrañable, quien como Rodrigo nos abandonó prematuramente. “Recuerdo que tenía su club de fans en la redacción y había una foto suya con un corazón detrás de mi escritorio. Una vez, después de un consejo, entró, vio la foto y todas nos pusimos nerviosas”, comenta Cristina Valdés. “Era hincha de Millos, pero de los soportables”, afirma Eduardo Arias. Sin embargo, las mejores anécdotas de Rodrigo Pardo las tiene Bernardo Peña, quien lo acompañó como fotógrafo a cubrir el Concurso Nacional de Belleza en Cartagena, a donde, en mi condición de directora de Cambio16, lo mandé como enviado especial. Por supuesto, allá, después de las reinas, la sensación fue el excanciller, quien cubrió el reinado con una pierna enyesada porque, como maratonista que era, lo había atropellado un ciclista mientras trotaba en la ciclovía.
“En pleno reinado estoy a dos metros de un canciller”, dijo un señor que llevaba una estrecha camiseta de la señorita Guajira, según escribió Bernardo. Rodrigo, agregó Bernardo en Cambio16 Colombia, “era un reportero más que intentaba hacer su trabajo de manera eficaz, pero inadvertida”. Pero no lo lograba.
De ese texto de Rodrigo salió la portada “La otra cara del reinado”, ilustrada con fotos de candidatas de espaldas que medio cubrían sus espléndidos traseros con pequeños vestidos de baño en azul, fucsia, verde, naranja y amarillo. En esa crónica, Rodrigo dejó su estilo de sesudo analista y mostró su humor: “Detrás (…) de todos estos reinados hay uno más que, por cierto, justifica a los otros”, escribió. “El de las candidatas. Como todo ser humano, ellas deben tener defectos y cualidades. Pero, a diferencia de los demás, todas son bellas. Lo curioso es que los comentarios con los que se les califica harían pensar que no están en un concurso de belleza, sino en un reinado de monstruos. «La señorita Chocó no tiene nariz, sino una morcilla». «La de Huila es tarada». «La de Meta es una enana». «A la de Antioquia ni la mirarían en Miss Universo». «La de Cartagena…». Y eso sin poner atención a los atributos de las candidatas que serían más apropiados en un desfile de ganado”.
Hoy esos recuerdos de Rodrigo Pardo de su año en Cambio16, cuando saltó de la pesadilla política al periodismo y después se fue como embajador a Francia, se agolpan en mi mente, en medio de la sonrisa y la tristeza, para decirle: adiós, Rodri, descansa en paz. A Inés Elvira, a sus hijos, Mónica y Daniel, y a Margarita, mi abrazo fuerte y largo.
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Patricia Lara Salive
Febrero 15 de 2024
El prontuario de la fiscal general de la Nación
Es una vergüenza que, aunque sea por un día, tengamos de fiscal general (e) a Martha Mancera, quien tiene sobre su espalda tantos indicios graves de haber favorecido a personas vinculadas al narcotráfico.
Francisco Barbosa se dedicó a investigar a sus contradictores, taparles las marrullas a sus amigos, hacer política con la Fiscalía —porque sueña con una candidatura presidencial aunque no tiene ni una posibilidad de éxito— e inflar su ego tan descomunal que toca con lo ridículo. Ido él, nos deja de sucesora a su mano derecha: la señora Mancera, abogada con una trayectoria de cerca de 20 años en la Fiscalía, pero con sombras en su hoja de vida que la inhabilitan para responder por la investigación y persecución de los delincuentes del país.
En su pódcast A fondo de este martes, María Jimena Duzán resume el prontuario de la fiscal: fue acusada de beneficiar a estructuras criminales dedicadas al narcotráfico en Buenaventura y en el Magdalena Medio, y a fiscales con nexos con el narcotráfico en el Valle del Cauca. Aunque esos casos fueron archivados por la Fiscalía de la cual Mancera era vicefiscal, María Jimena cuenta cómo el periodista Daniel Coronell y la revista Raya revelaron que dos agentes del CTI de la Fiscalía, Pablo Andrés Bolaños y Fabio de Jesús González, denunciaron que la entonces vicefiscal, Martha Mancera, los habría perseguido por informar los nexos del director del CTI de Buenaventura, Francisco Javier Martínez, con el narcotráfico en la zona. Como relató Cambio, “esos dos agentes, junto a un tercero, Mario Fernando Herrera, habrían entregado un informe en el que detallaban el actuar de alias Pacho, como se conoce a Martínez. Sin embargo, Herrera fue asesinado tras entregar el documento”. En entrevista con Daniel Coronell, la vicefiscal negó la existencia de dicho informe y aseguró que sin ese reporte no se podía investigar al director del CTI de Buenaventura. Sin embargo, hace poco se reveló que el documento sí existe y, por ende, Mancera habría mentido al decir que el informe no existía y habría faltado al omitir la apertura de la investigación contra Martínez.
María Jimena entrevistó también a Yohir Akerman, columnista de Cambio, quien ha investigado a fondo el tema y sostiene que Mancera ha sido amiga de narcotraficantes como alias Mueble Fino, quien tendría influencia sobre tres fiscales de Cali con el propósito de proteger su operación y fabricar casos falsos contra otras personas. Según él, uno de ellos sería Jorge Iván Ríos, fiscal 47 seccional de Cali, quien se encargó del caso del asesinato del fiscal antimafia Alcibíades Libreros Varela, asesinado en Cali en 2019. Poco antes de su muerte estaba investigando vínculos con el narcotráfico y la venta ilegal de armas entre agentes del CTI en Buenaventura y fiscales de la seccional de Cali. Akerman dijo que Mancera visitó a Ríos para darle instrucciones sobre el manejo del caso y, en solo dos semanas, concluyó que el crimen se debió a un robo de una cadena de oro de Libreros. Sin embargo, su familia afirmó que él nunca poseyó cadenas de oro.
Son demasiadas dudas sobre los tentáculos macabros que, al parecer, tiene la actual fiscal general (e), como para que la Corte Suprema no elija ya a cualquiera de las tres muy buenas candidatas que hay en la terna.
No hay disculpa, señores magistrados. No se queden mirando cuál de ellas les garantiza más puestos. Por el bien del país, por favor, elijan fiscal general ya.
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Patricia Lara Salive
Febrero 08 de 2024
¿Los niños seguirán padeciendo desnutrición, presidente?
¿Por qué el programa Bogotá sin Hambre, del exalcalde Lucho Garzón —de izquierda, como Petro—, fue un éxito, pero en el primer año de este gobierno la desnutrición aguda en menores de cinco años, según datos del Instituto Nacional de Salud, aumentó 14,29 % y el programa Hambre Cero no despega?
Hay dos razones: porque ese programa —vital para eliminar el hambre, la pobreza y el atraso futuro del país— no ha tenido líder en este gobierno, luego de que hace un año se retirara por razones de salud César Giraldo, y porque el presidente Petro no lo ha tomado en sus manos, como lo hicieron Lula en Brasil con su programa Hambre Cero y Lucho Garzón en su alcaldía que tuvo como eslogan: “Bogotá sin indiferencia”.
Justamente ese empeño de Lucho por hacer de la capital una ciudad sin indiferencia y por dirigir personalmente Bogotá sin Hambre fueron los factores que condujeron al éxito de ese programa, que disminuyó la desnutrición aguda del 6,3 % al 4,8 % y la desnutrición crónica del 15,4 % al 12,6 %.
Según Eduardo Díaz Uribe, coordinador del programa Bogotá sin Hambre en la alcaldía de Lucho, en la capital se consolidaron dos alianzas: una pública del Distrito y la Nación, y una privada en la que participaron las cajas de compensación, algunas ONG y el Banco Arquidiocesano de Alimentos. Además, se logró que todos marcharan al unísono hacia esa meta común: reducir al máximo el hambre y la desnutrición en la capital.
Por eso se pudo nutrir diariamente a más de un millón de personas y se logró que las entidades públicas distritales alimentaran todos los días a una población de 717.513 personas, integrada por niños, adultos mayores y discapacitados, con lo cual superaron en un 115 % la meta propuesta.
En la alcaldía de Lucho la coordinación del programa Bogotá sin Hambre tuvo un grupo de 20 profesionales que asumieron la tarea de convocar, organizar y alinear a las entidades públicas y privadas con responsabilidades en el tema y a aquellas que pudieran contribuir en la lucha contra el hambre en la ciudad. Sin embargo, esa coordinación no manejó recursos. “Ellos permanecieron en las secretarías de Salud y Educación, Bienestar Social, etc.”, dice Eduardo Díaz. “El gran esfuerzo fue lograr que esas entidades y las alcaldías locales orientaran sus recursos hacia ese propósito colectivo. Y eso tuvo que ver con el compromiso del alcalde, basado en la cooperación”, agrega.
El excoordinador de Bogotá sin Hambre explica cómo trabajaban: “Llegábamos a un barrio, estaba el cura con su olla comunitaria, había señoras que hacían actividades con los niños, se escogía con la comunidad el sitio para hacer un comedor comunitario, la gente trabajaba en su adecuación. Luego enviábamos a las cajas de compensación a trabajar con la junta de acción comunal para que capacitara a la comunidad y en un par de años pudiera contratar directamente, y buscamos al Banco de Alimentos, que dirigía el padre Saldarriaga; todavía lo dirige. Fuimos buenos aliados del padre. No nos inventamos nada. Trabajamos con base en lo que había. Cuando nos retiramos dejamos eso armado. Pero después llegó Samuel Moreno, le cambió el nombre al programa, le puso Bogotá Bien Alimentada, les entregó la contratación a unos contratistas vagabundos y se las quitó a las comunidades”, concluye Díaz.
Así terminó ese programa bandera. ¿No será que Petro, si dejara el mesianismo, podría revivirlo?
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Patricia Lara Salive
Enero 25 de 2024
Se le están muriendo los niños de hambre, presidente
Solo el año pasado, desnutrición aguda en menores de cinco años aumentó 14,29 %, según datos del Instituto Nacional de Salud publicados por El Tiempo. En manos del presidente Petro, los niños con desnutrición aguda han pasado de 21.197 a 24.226; es decir que 3.029 niños más han ingresado a esa condición que los llevará a tener cerca de 14 puntos menos de coeficiente intelectual, cinco años menos de escolaridad y 54 % menos ingresos en su vida adulta, lo cual los condenará a la pobreza.
Que la desnutrición infantil aumente en este gobierno es lo único que no podía suceder, pero sucedió.
Alarmada por semejante noticia, averigüé qué pasaba. Descubrí que, inicialmente, llegó a trabajar a la Casa de Nariño un equipo entusiasta, impulsado por el sueño de volver verdad el nombre del programa Hambre Cero. Para dirigirlo nombraron a César Giraldo, quien por temas de salud se retiró. Entonces Hambre Cero quedó sin dirección.
Como en septiembre de 2023, alguien decidió que ese programa debía liderarlo el Ministerio de la Igualdad, que apenas empezaba a organizarse, y se redactaron documentos, propuestas. Se dieron discusiones entre los que creen, como el presidente, que lo importante es lograr la soberanía alimentaria —es decir, conseguir que las comunidades se desarrollen, produzcan y distribuyan alimentos, lo cual se enmarca en el concepto de economía popular— y los que piensan que lo clave es brindar seguridad alimentaria —o sea, darles comida ¡ya! a quienes carecen de ella (no parece que tengan muy claro que lo urgente es hacer las dos cosas al tiempo)—. En fin, las discusiones y los documentos fueron y vinieron hasta que, en diciembre, se expidió un decreto “por el cual se reglamenta el Sistema Nacional para la Garantía Progresiva del Derecho Humano a la Alimentación (SNGPDA), el Programa Hambre Cero y el Sistema Nacional de Seguimiento y Monitoreo”. Mejor dicho, el santanderismo en acción.
No supe si el decreto ya regía porque no encontré en internet el texto con las firmas. Y si rigiera, según el mismo, habría un plazo de tres meses para reglamentarlo.
Así las cosas, le escribí a Laura Sarabia (LS). Esta fue la charla:
PL: Laura, ¿Cuántas bolsas de comida están repartiendo?
LS: Nosotros no estamos repartiendo bolsas de comida. Las donaciones que se han entregado son elementos incautados de la DIAN, como ropa y zapatos. Los únicos alimentos que hemos repartido fueron 20 toneladas de mercados en Quibdó por la emergencia y fue un trabajo conjunto con el sector privado
PL: Entonces, ¿Qué está haciendo en concreto el Gobierno para que no aumenten los niños que mueren de hambre?
LS: Hay un plan de Hambre Cero, que es poner bancos de alimentos, pero todavía no ha iniciado.
PL: ¿Por qué? ¿Quién lo va a manejar? Ya casi va un año y medio de gobierno…
LS: El Ministerio de la Igualdad. Hay un decreto que está por salir.
PL: ¿Cuánto va a tomar que el programa Hambre Cero esté en marcha?
LS: No mucho tiempo.
PL: A la velocidad que andan las cosas en este país, si corren con suerte, se demoraría como un año más para que funcione.
LS: Es una realidad lamentable. Por mi parte, pondré todo en marcha lo más pronto posible.
Así, pues, si eso dice la Mujer Maravilla del Gobierno del Cambio, calculo que, terminando el mandato de Gustavo Petro, la desnutrición infantil aguda, con respecto al 2022, podrá haber aumentado cerca de un 40 %.
Continuará…
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Patricia Lara Salive
Enero 18 de 2024
Recetas contra la inseguridad
Ariel Ávila, experto en criminalidad, publicó en Cambio recomendaciones para que nuestra situación de inseguridad no llegue al infierno que padece Ecuador.
Según él, la crisis del vecino se debe a tres factores: la inseguridad en los campos, donde aparatos militares han comenzado a avanzar; el deterioro de la seguridad en las grandes ciudades, donde se están formando estructuras con capacidad de hacer operaciones militares pesadas (como pasó en Guayaquil y en Tuluá con la banda de La Inmaculada), y el aumento de las economías ilegales.
Según él, se cometieron varios errores en Ecuador: primero, en época del presidente Correa, la expulsión de los estadounidenses, sin nadie que los reemplazara, de la base de Manta, a quienes las Fuerzas Militares ecuatorianas les habían delegado el cuidado de la seguridad en la frontera con Colombia; ello generó un vacío de poder que llenaron de inmediato organizaciones criminales colombianas. Segundo, el debilitamiento de la infraestructura de seguridad e inteligencia del país en la presidencia de Moreno, a lo que se llegó por la reducción de costos, dados los problemas económicos de Ecuador; eso hizo que los carteles mexicanos abrieran más rutas en ese país. Tercero, la decisión del presidente Lasso de permitirles a los civiles armarse, lo cual condujo a que muchas armas terminaran en manos de criminales.
Como se ve, en Colombia ha habido asuntos parecidos: principalmente, el no copamiento de los territorios abandonados por las FARC, que permitió que el narcotráfico y los grupos armados se los disputaran, y el debilitamiento, al comienzo de la administración Petro, de la inteligencia y de las Fuerzas Militares y de Policía.
Así las cosas, para prevenir una crisis similar de seguridad en Colombia, Ávila dice que hay que desideologizar el debate sobre la seguridad y entender que controlarla es una necesidad apremiante de todos. Para ello propone, entre otras cosas, ajustar el Código Penal, de modo que se castigue la reincidencia y se revisen los beneficios para delitos menores; fortalecer la Policía; crear un sistema de inteligencia urbano, lo que implica asignarle mayores recursos para que se llegue a 180.000 efectivos que dispongan de equipos adecuados; distinguir claramente las políticas de seguridad rural y urbana, con comandancias distintas en cada departamento, una para lo rural y otra para lo urbano; crear fuerzas de tarea con una jurisdicción nacional dedicadas exclusivamente a organizaciones criminales; fortalecer una política de prevención de violencia juvenil, potenciando Jóvenes en Paz y haciendo partícipes de esa política a alcaldes y gobernadores; reformar el sistema penitenciario, pues la corrupción y el sobrecupo son aterradores; crear un sistema de contrainteligencia en la fuerza pública para evitar la corrupción, y discutir sin pasiones el asunto de la seguridad jurídica de la fuerza pública (“si bien temas como las pérdidas de ojos de manifestantes, los falsos positivos o la violencia sexual no se deben permitir, ni pueden ser tolerados por una sociedad democrática, también es cierto que existen vacíos legales que llevan a la fuerza pública a preferir no operar para evitar líos judiciales”).
Puede que no todas esas recomendaciones deban implantarse. Pero ahora, cuando el director de la Policía diseña una nueva política de seguridad, vale la pena que por lo menos las tenga en cuenta.
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Patricia Lara Salive
Enero 11 de 2024
Final lamentable
La forma como el fiscal general Francisco Barbosa está despidiendo su periodo no puede ser más lamentable. Hay dos hechos icónicos del desastre de su gestión: por un lado, su prácticamente nula labor para esclarecer los asesinatos de los firmantes de paz y sus autores intelectuales; por otro, su empeño en hacer lo posible para que no avance el proceso contra el expresidente Álvaro Uribe, de modo que se llegue a la preclusión del caso.
En cuanto al primer punto, según datos suministrados a esta columna por Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de Naciones Unidas en Colombia, en el último trimestre del año pasado la Fiscalía no logró ni una sola condena para autores de crímenes contra firmantes de paz. De los 498 ataques que, desde el comienzo del proceso, ha habido contra las llamadas personas en proceso de reincorporación, la Fiscalía solo ha obtenido 71 condenas; entre ellas, dos por crímenes contra mujeres, seis por crímenes contra afrocolombianos y 14 por crímenes contra indígenas. De esas condenas, solo cinco, es decir, el 1 %, han sido contra autores intelectuales. Según Rodrigo Londoño, antiguo comandante de las FARC, hoy jefe del Partido Comunes, “debido a la impunidad en la etapa de investigación, que es responsabilidad de la Fiscalía”, no se ha podido adelantar en el conocimiento de esos autores intelectuales.
Esa es una falla gravísima de la Fiscalía que puede tener repercusiones muy negativas en otros procesos de paz.
En cuanto al proceso contra el expresidente Uribe por fraude procesal y soborno a testigos, la actuación de la Fiscalía de Barbosa no puede ser más vergonzosa: luego de dos intentos fallidos de preclusión, el fiscal general asignó al fiscal 10 delegado ante la Corte, Andrés Alberto Palencia, quien el martes, cuando vencía el término para que se pronunciara sobre el caso, renunció dizque por razones relacionadas con la “salud de su familia”. Entonces la Fiscalía delegó al fiscal 12 delegado ante la Corte, Víctor Salcedo, con el fin de que asumiera la investigación, para lo cual dice que dispondrá de otros 90 días. Pero, según reveló el periodista Daniel Coronell, ese nuevo fiscal está impedido para asumir el caso porque alguna vez se pronunció al respecto. Además, según el senador Iván Cepeda, víctima en ese proceso, el término que venció el 10 de enero no tenía un carácter personal y, por lo tanto, “la renuncia al cargo del fiscal Palencia no le permite a la Fiscalía General de la Nación atribuirse términos adicionales para realizar actividades investigativas”. Agrega el senador que, luego de que la justicia negó dos solicitudes de preclusión del caso Uribe, “a la Fiscalía no le queda un camino distinto a presentar, de manera inmediata, escrito de acusación contra Álvaro Uribe Vélez. En caso de no presentar escrito de acusación”, concluye el senador, “la Fiscalía estaría allanando el camino de la prescripción”.
Como corolario hay que decir que sería muy triste para un hombre combativo y de carácter como Álvaro Uribe que se dijera que su caso terminó en una prescripción facilitada por un fiscal de bolsillo. Y que los caminos que ha escogido el fiscal Barbosa —de arrodillamiento en el proceso contra el expresidente Uribe y de ineficiencia en las investigaciones por asesinatos de líderes sociales y firmantes de paz— hacen que se consagre como uno de los peores fiscales generales que ha tenido el país.
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