PATRICIA LARA SALIVE
Periodista y Escritora Colombiana
Patricia Lara Salive
Mayo 18 de 2023
No le huyan a la verdad de Mancuso
Por fin Mancuso dio su testimonio público ante la JEP y se armó el revuelo. Gran parte de lo revelado por él ya lo había relatado a partir de 2006 en Justicia y Paz y quedó oculto. Entonces dio nombres, como también los dieron otros jefes paras que declararon ante ese tribunal. Fueron miles de folios llenos con acusaciones gravísimas que involucraban a expresidentes, políticos, empresas, fiscales, alcaldes, gobernadores, parlamentarios, militares y policías de todos los niveles. En fin, fue la revelación de que había todo un entramado en el que participaba una gran parte del establecimiento político, económico, militar y policial, y de que existía una relación estrecha entre paramilitares y muchos militares de distintos rangos, demasiados como para que solo fueran manzanas podridas.
Sin embargo, en casi 20 años no pasó mayor cosa. Gracias a las investigaciones de la Corporación Nuevo Arco Iris, de León Valencia, se comenzó a hablar de parapolítica y la Corte Suprema condenó a varios parlamentarios. También condenó a José Miguel Narváez, exsubdirector del DAS, como determinador del crimen del periodista Jaime Garzón. ¿Pero qué ocurrió con las demás acusaciones? Prácticamente nada. En pleno gobierno de Uribe, el entonces fiscal Mario Iguarán, quien, según se ha sabido, fue nombrado por presión de Fedegán, no movió un dedo para investigar a los acusados por los jefes paras. Sus sucesores tampoco lo hicieron o, por lo menos, no se conocen los resultados de sus investigaciones.
Ahora dicen que Mancuso tiene que probarlo todo. Obvio. Pero es que no es sino recordar lo que ocurría entonces. Me acuerdo, por ejemplo, de un viaje que hice a Córdoba en septiembre de 2002, cuando Andrés Pastrana le acababa de entregar el mando a Álvaro Uribe. Yo iba con la actriz Carlota Llano y la fotógrafa Claudia Rubio en busca de material para una novela. Mi contacto era la Chave, una paramilitar cercana a Carlos Castaño, jefe de las Autodefensas. De su mano recorrimos buena parte de Córdoba en una camioneta que, según ella, le había prestado alguien que después fue candidato a fiscal de Álvaro Uribe. Atravesamos tierras de Mancuso por una carretera interna que parecía no tener fin. En Tierralta, a pesar de que había un cuartel de Policía, solo se veían civiles con radios. Entramos a un “hospital paramilitar”, localizado a metros de una escuela. Nos recibió un tipo en camuflado con un letrero en la camisa que decía “AUC”. Lo llamaban HH y lo acompañaban unos 10 uniformados de las AUC armados de metralleta. Era el “encargado de las relaciones del Comando Mancuso con los políticos”, dijo. Nos invitó a sentarnos. En la mesa había botellas de Buchanan’s desocupadas. Al rato llegó un hombre que —dijeron— era alcalde de un pueblo. Habló a solas con HH. Desde una tarima, junto a la escuela, salía música a todo volumen. Un locutor invitaba a la fiesta que esa noche ofrecían los paracos. Luego fuimos a San Pedro de Urabá: a pesar de que había un batallón del Ejército, los que patrullaban eran uniformados con metralletas y letreros de las AUC. De pronto, en la mitad del “paseo”, la Chave me dijo: “El jefe quiere verte” (yo no quería ver al jefe). Acabamos conversando con Carlos Castaño —con jeans y camisa Lacoste roja— en una finca donde, según nos dijo, si las autoridades querían, podían capturarlo en 10 minutos porque ellas sabían siempre dónde estaba él.
Patricia Lara Salive
Mayo 11 de 2023
Con amigos así…
En un texto altivo, escrito para Cambio, el padre Francisco de Roux, expresidente de la Comisión de la Verdad, afirma que, al sacar del Plan Nacional de Desarrollo (PND) el artículo que acogía sus recomendaciones, el Congreso “le hace un daño enorme a la autoridad ético-política de la Comisión y deslegitima el Informe Final y el enorme proceso de toma de conciencia que durante cuatro años llevó al país a reconocer la necesidad de un cambio estructural para hacer realidad al acuerdo firmado en el Teatro Colón”.
Realmente, lo que constituyó un golpe duro para la Comisión de la Verdad no fue tanto que no quedaran incluidas sus recomendaciones para erradicar la violencia de este país ensangrentado, pues de hecho el presidente Petro se comprometió a cumplirlas y a lo largo del PND se incluyen varias de ellas, sino que quienes pidieran su hundimiento fueran el senador Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador del Acuerdo de Paz con las Farc, y la estridente senadora de extrema derecha María Fernanda Cabal. No voy a referirme al irrespeto ni a las sandeces y groserías vociferadas por ella contra Pacho de Roux, el colombiano a quien más admiro, para hundir las recomendaciones. Ella no merece que le dedique ni una línea. En cambio, sobre los equivocados argumentos del senador Humberto de la Calle, a quien considero un demócrata, sí hablaré.
En el artículo 8 del PND se hacía explícito que las recomendaciones del Informe Final de la Comisión de la Verdad serían cumplidas y se agregaba: “Las entidades del orden nacional sobre las cuales recaigan recomendaciones del Informe Final (…) las acogerán de forma progresiva según su viabilidad, competencias y capacidades”.
A pesar de que en el Senado hundieron el artículo 8, en la Cámara lo aprobaron con una adición que excluía del PND las recomendaciones que implicaran cambio en las leyes o en la Constitución. No obstante, tristemente, en la conciliación se impuso la visión del Senado y quedó sepultado el artículo.
En un texto para Cambio, el senador De la Calle explicó sus razones:
“Las recomendaciones de la Comisión de la Verdad no hacen parte del Acuerdo de La Habana”, dijo. “No es cierto que esto sea un desarrollo de lo que se pactó”, agregó.
Las recomendaciones no pueden hacer parte del Acuerdo de La Habana, apreciado senador, porque este se firmó a finales de 2016 y la Comisión se creó en 2017, en virtud del Decreto 588 de ese año que le ordenó entregar un informe con unas recomendaciones para que el conflicto armado interno no se repita eternamente. Como dice la excomisionada Marta Ruiz en su columna de La Silla Vacía, “no es cierto”, como dijo usted, “que esa fuera una tarea autoimpuesta”.
Afirma usted que el gran problema de incluir las recomendaciones en el PND “es la inoportunidad”.
¿Entonces cuándo va a ser oportuno atender esas recomendaciones surgidas de las vivencias recogidas por los comisionados en cerca de 30.000 entrevistas a víctimas de todo el país durante casi cuatro años de trabajo?
¿Acaso no es oportuno modificar la vieja política de seguridad que nos dejó más de 450.000 muertos entre 1985 y 2018? ¿No hay que cambiar la política sobre el narcotráfico? ¿No conviene crear un Ministerio para la Paz que le ponga orden al despelote que hay en esa materia?
No hubiera sido mejor, apreciado senador De la Calle, que usted propiciara una conciliación sobre ese artículo en lugar de hundirlo y propinarle semejante golpe moral a la Comisión de la Verdad?
Patricia Lara Salive
Mayo 04 de 2023
Menos agitación y más acción
El presidente Gustavo Petro debe tener cuidado. Su discurso del 1° de mayo, pronunciado desde el balcón de la Casa de Nariño ante una multitud no demasiado numerosa, consiguió asustar —¡y de qué manera!— a gran parte de los empresarios y miembros de esa otra mitad de Colombia que no votó por él. Estuvo cargado de referencias históricas que comenzaron por recordar la historia sin par del Libertador Simón Bolívar y la admirable de José María Melo, y buscaron entusiasmar a los viejos liberales que vibramos cuando nos recuerdan a López Pumarejo y su frustrada Revolución en Marcha, a Jorge Eliécer Gaitán y su grito de “¡A la carga!”, a Carlos Lleras Restrepo y su también frustrada reforma agraria.
Ese miedo que Petro parece disfrutar sembrando en las élites, como él las llama, tiene el efecto nefasto de que frena la decisión de los inversionistas colombianos de invertir más en el país, los impulsa a llevarse sus capitales al exterior, les infunde temor sobre la estabilidad de las reglas de juego y les mina la confianza, condición indispensable para que la economía y las empresas funcionen.
Hay que reconocer que, objetivamente, hasta ahora, a la economía en estos nueve meses del gobierno de Petro no le ha ido tan mal. El exministro José Antonio Ocampo hizo una gran labor. Muestra de ello es que el desempleo tuvo una reducción significativa y llegó al 10 %, la tasa más baja en los últimos cinco años. Esperemos que su sucesor, Ricardo Bonilla, siga por el mismo camino. Pero si el presidente continúa utilizando un lenguaje generador de pánico, que por otra parte divide al país entre “los buenos que están conmigo y los malos que están contra mí”, no solo puede lograr que aumente aún más la violencia, que ya está llegando a niveles muy preocupantes, sino que seguramente lleve a que se deteriore la economía y, por ende, el bienestar de muchísimos colombianos. Además, es factible que al final de su mandato Petro entregue no la Colombia unida que él prometió, sino una profundamente dividida y atravesada por el odio.
Ahora, claro que el presidente Petro tiene todo el derecho de hacer lo posible para sacar adelante sus reformas. Pero estas se deben discutir en el Congreso, única instancia que puede decidir si se aprueban, se modifican o se hunden.
Una vez ese trámite se supere, cualquiera que sea su resultado, el país vivirá más tranquilo porque ya conocerá su rumbo. Sin embargo, ahora todo es incertidumbre, incluso para el propio presidente, que en algunas oportunidades ha expresado su temor de no poder cumplirle a su pueblo. Y tiene razón. Porque si las cosas siguen como van y él continúa dedicado al activismo y no a coordinar e impulsar la acción del Gobierno, terminará su período en la inacción. Entonces su pueblo, agobiado por una nueva y grave frustración, fácilmente podría inclinarse por una opción de derecha extrema, que quién sabe cuánto dure. Por eso le pedimos, presidente Petro: por favor, menos agitación y más acción.
Es muy grave que el Senado haya eliminado el artículo 8 del Plan Nacional de Desarrollo, que le permite al Gobierno implementar las recomendaciones de la Comisión de la Verdad. Es indispensable que la Cámara de Representantes y después las dos cámaras en conciliación aprueben ese artículo y salven el principal legado de la Comisión. Colombia tiene que salir definitivamente de la violencia. Señores políticos, no nos hundan más en ella.
Patricia Lara Salive
Abril 27 de 2023
Váyanse, señores del Eln
“Aquí no”, dice Juan, el conductor que nos lleva desde Arauca hasta El Amparo, en el estado de Apure, el primer pueblo venezolano al que se llega luego de pasar el puente internacional José Antonio Páez, sobre el río Arauca, que comunica a Colombia con Venezuela. Se refiere a la propuesta que le hago para que nos detengamos en alguna cafetería a tomarnos una gaseosa y hablar con la gente.
“¿Por qué aquí no?”, le pregunto.
“Porque aquí se la pasan los «chiflecitos», los afiebrados…”.
“¿Y los jefes?”, agrego.
“Ellos están en las montañas”.
Juan detiene el carro en la marina, nos bajamos, subimos a una tarima rudimentaria y nos encontramos de frente con el imponente río Arauca, de unos 300 metros de ancho. Canoas motorizadas transportan a la gente de una orilla a otra.
“A la marina llegan vestidos de civil y lo investigan a uno como si nada”, dice Juan, mientras mira a un lado y otro, y desconfía de cada uno de los que nos observan.
El Amparo es el nido del Eln. Allá se llega por río o atravesando el puente. Nadie pide papeles. Más adelante, en Puente Lata, hay que mostrar el pasaporte. Pero hay un territorio grande sin control.
En las noches —me cuenta Juan— los elenos atraviesan tranquilos el río. Ellos son los que tienen el poder militar, político y económico en Arauca, usufructúan las rentas departamentales y se quedan con parte de las regalías porque, según Luis Emilio Tovar, exalcalde de la capital y exrepresentante a la Cámara, hoy miembro del Centro Democrático, “obligan a los contratistas, al ordenador del gasto y a los proveedores a que les paguen”.
“Para ser gobernador de Arauca hay que estar vinculado con un grupo al margen de la ley: de los últimos ocho, siete han sido cercanos al Eln y uno a los paracos”, dice él, que ha sufrido dos intentos de atentado, se mueve con 17 escoltas y a su mamá y su hermano los secuestraron las disidencias de las Farc. Para rescatarlos tuvo que pagar mucho dinero.
“¿El ejército y la policía qué?”, le pregunto.
“Ellos se preocupan por cuidarse y cuidar el petróleo, que es lo único que les importa”.
El exgobernador liberal Federico Gallardo dice: “El Estado le dejó el control al Eln, salvo el oleoducto”.
(De ahí que la Comisión de la Verdad haya insistido tanto en que hay que cambiar el modelo de seguridad para que las fuerzas del orden cuiden a la gente más que a los negocios).
La periodista Carmen Rosa Pabón coincide con Tovar en que a raíz de las negociaciones emprendidas por el presidente Petro ha bajado la confrontación. Pero los dos grupos siguen extorsionando.
“¿Qué salida le ve a esa situación?”, le pregunto a Tovar.
“Si no aprietan al Eln en Venezuela, el Gobierno no tendrá capacidad de acción”, dice.
Eso es evidente. De ahí que sea tan importante el acercamiento entre los presidentes Petro y Maduro, y el acuerdo al que, según Petro, llegaron ambos mandatarios para que los dos ejércitos cooperen y saquen al Eln del territorio venezolano.
Es la única solución. La otra es que los araucanos, que están sitiados por el miedo, se atrevan a manifestarse masivamente contra los grupos armados, que hagan cartas con 150.000 firmas, que les digan mil veces al Eln y a las disidencias de las Farc, como han hecho los indígenas: Señores, no los queremos, ustedes no nos representan, no los apoyamos, váyanse.
Finalmente, que el ejército comience a existir para los araucanos. Porque Arauca es el departamento donde más ejército y donde más muertos hay.
¡No hay derecho!
Patricia Lara Salive
Abril 20 de 2023
Imposible no ver el documental “Cuando las aguas se juntan”
Luego de ver Cuando las agujas se juntan, documental de Margarita Martínez, concluí, bañada en lágrimas, que si aquí se acaba el machismo, termina el conflicto.
He aquí algunos testimonios:
“Empezaron a venir en las noches, mataban, se iban. Otra vez venían en las noches, mataban… Esa fue una estrategia que usaron para aterrorizar”. Ofelia, comuna 13, Medellín.
“Si usted me caía mal, vaya donde Fulano y mátelo. Si me debía plata y no me pagó, mátelo. Si me miró maluco, mátelo… Mi mamá era alegre, echada pa’lante, alta, blanca, muy bonita, ¡como la hija! Tengo sus facciones, porque ella tenía estos dos lunares. Una noche mi papá nos dijo que teníamos que recoger las cosas e irnos porque a mi mamá se la habían llevado y no iba a regresar. Yo tenía unos 12 años”. Mayerlis, Montes de María.
“Estábamos a la expectativa de que llegaran los actores armados a violarnos, a matarnos o incluso a llevarnos pa los grupos de ellos... Uno se enamoró de mí y me contaba cómo cogían a sus víctimas, se hacían amigos, las invitaban a cenar y a llevarlas para luego asesinarlas. Yo vivía con ese miedo… Yo pasaba en las tardes [por una finca] para bajar al pueblo a dormir. Entonces se iba conmigo charlando hasta que ya comenzamos el encarrete. Yo ya tenía como un compromiso con él y no lo podía soltar. Y mi familia me decía: «Usted en qué está metida, nos está poniendo en riesgo». Yo decía que la mejor forma no es dejarlo, es seguir el juego [para] que no [nos] haga daño. Era muy tensionante, pues [yo era] señalada como colaboradora de esos actores armados, obligada por miedo... Hasta que alguien me hizo el favor [sonríe], otra más bonita, [y] me lo quitó”. Azucena, Oriente Antioqueño.
“«Usted viene conmigo, que el patrón la mandó a buscar». Y él le dijo a mi esposo: «Usted se queda con los niños y ella se va conmigo». A las nueve de la noche me sacó para el Alto de Julio. Nueve días me eché con él allá haciéndole cuanto quiso que le hiciera [llora]… A mi esposo le pidió un galón de gasolina pa regresarme a la casa. Ya después mi esposo tuvo problemas conmigo. Por eso me dejó, me quedé con mis dos hijas”. Noelia, corregimiento Libertad, San Onofre.
“Le comenté al secretario de Educación del Putumayo: la mitad [de los estudiantes] se los están llevando los de las Farc. Les dan una cátedra, un manual de convivencia y se los llevan. Y las madres quedan muy tristes. Educación tiene que hacer algo. «Usted se calla, supervisora, en esas cosas no nos podemos meter, porque el presidente ha prohibido terminantemente que se hable con esa gente». Sin embargo yo les decía a las mujeres: «Vamos a ver dónde están los niños». A veces los rescatábamos y otras no”. Fátima Muriel, Putumayo.
“Los reclutadores... uno tenía una tienda, vendían cerveza… A los muchachos les gustaba ir… A los que les gustaban las drogas, el tipo les daba drogas. Y así se fue ganando su confianza. Entonces les hicieron proposición de trabajo, que iban a ganar muy buena plata. Y el hijo mío estaba sin trabajo [y] llegó a la casa muy contento y me dijo que ahora sí se iba a ganar su plata para ayudarme a pagar la casa. El 2 de marzo él salió a las siete de la noche. Me dijo que le guardara comida que no se iba a demorar, que hablaba con el señor del trabajo y venía para la casa. Nunca más volvimos a saber de él... Duramos seis meses para saber que estaba muerto y enterrado en una fosa común en Ocaña, Norte de Santander”. Blanca Monroy, madre de Soacha.
Función: Cinemateca Distrital, abril 26, 8 p.m.
Patricia Lara Salive
Abril 13 de 2023
La pregunta que debe responder el Eln
Hay una pregunta fundamental que aún tiene que responder el Eln y a cuya respuesta le ha dado vueltas y vueltas. La hizo el jefe del equipo negociador, Otty Patiño, en una estupenda entrevista que publicó en El Espectador la periodista Gloria Castrillón.
La pregunta es esta: ¿el Eln sí quiere la paz o está sentado en la mesa simplemente para fortalecerse militarmente?
Esa pregunta conlleva otras: ¿ya tomó el Eln, en una reunión en pleno, la decisión de dejar la guerra? ¿Sí hay realmente unidad de mando en la guerrilla?
Si el Eln no ha decidido que quiere la paz —lo que implica decidir abandonar la guerra—, si no está impulsado por una meta clara de acabar el conflicto armado, ¿qué sentido tiene poner a un poco de gente a ir y a venir y a sentarse a echar carreta para hablar de la participación de la sociedad civil y para mamarle gallo al acuerdo de cese al fuego y hostilidades? Sobre todo, cuando es esa misma sociedad la que está sufriendo las dolorosas consecuencias de su guerra, como ocurre con ciertas comunidades indígenas a las que el Eln constriñe para que hagan y digan lo que a ellos les viene en gana.
Luego de que el jefe del equipo negociador de Petro hizo sus preguntas, el Comando Central (COCE) del Eln emitió un comunicado en el que se hizo el que contestaba, pero en realidad no respondió nada concreto. El COCE dijo:
“Para quienes hablan que (sic) no hay unidad en todo el Eln y que existen diferencias a (sic) nuestro interior y que nos aconsejan realizar consultas, les podemos informar que a finales de 2022 y comienzos del presente año realizamos una reunión de todos los mandos nacionales y regionales y con representantes de la delegación de diálogos. Ahí se analizaron los acuerdos del primer ciclo de diálogos y se tomaron todas las decisiones para la continuidad del proceso. Dichas conclusiones son de carácter totalmente unitario en el Eln y por tanto todos las compartimos o acatamos conscientemente, acá no hay ninguna imposición, sino deliberación y construcción de consensos políticos”.
En ese párrafo lo único que responde el COCE es que sí hubo una reunión de todos los mandos nacionales y regionales con representantes de la delegación de diálogos, pero no dice qué decidieron en ella. ¿Acaso la decisión que tomaron fue la de volver eternos los diálogos para acumular fuerzas? ¿O la de llegar a pactar con el Gobierno un cese bilateral al fuego, pero no un cese de hostilidades, lo cual implicaría que pararían los combates con el ejército y que el Eln podría continuar hostilizando a las comunidades, es decir, a la sociedad civil que dice defender?
Por otra parte, ante la justa protesta del país y del presidente Petro por el asesinato de nueve militares en Catatumbo en la madrugada del 29 de marzo, el Eln tranquilamente respondió que tiene derecho a defenderse. Entonces Otty Patiño les contestó que ellos dicen que atacan a la fuerza pública porque esta los ataca a ellos, pero “eso sugiere una segunda pregunta, por qué no han aceptado el cese al fuego para evitar eso. Todas esas preguntas, inquietudes y quejas merecen respuesta por parte del Eln. Sin esas respuestas es difícil seguir”, concluyó Patiño.
De manera que, señores del Eln, les llegó el momento de ponerse serios. El país y sobre todo las comunidades esperan que a partir del ciclo de diálogos que está próximo a comenzar sus palabras por fin concuerden con sus acciones.
Patricia Lara Salive
Febrero 23 de 2023
Adiós, amiga
El mensaje que tanto temía llegó: “Mi mamá murió esta mañana”, decía Jimena Perry. María Candelaria Posada, editora, brillante, culta, amiga hace más de medio siglo, mi primera lectora, mujer valiente que luchó contra el cáncer desde hace 18 años, sin una queja, siempre con la misma respuesta —“yo estoy bien, mi Patty—, perdió su batalla este 21 de febrero, 15 días después de cumplir 74 años. Suspender el diálogo que mantenía con ella me va a ser difícil.
El mejor homenaje que puedo hacerle es publicar algunos de los poemas que escribió cuando luchaba contra el Innombrable.
En el correo en que me los remitió me decía: “Mis poemas por ahora tienen seis lectores: mis hijos, Luisa (su nieta), Laura (Restrepo), Carmen (Barvo) y tú”. Ahora mis lectores también leerán tus poemas:
Vieja
Soy una mujer vieja / Que le escribe a la muerte / La he visto muy de cerca / Reconozco sus ojos / Por ratos furibundos / Como brasas que arden / Por ratos destilando sarcasmo / Sabe bien que esta lucha / La ganó desde siempre / Pero al igual que el agua / Yo sigo / Camino hacia adelante / Con mi bastón certero / No caigo y si lo hiciera / Hay manos que me ayudan / Soy una mujer vieja / Eso quiere decir que / Han pasado los años / Que hay tiempos que viví / Tiempos en que no la veía / Años en que podía / Ir firme hacia adelante / Eso es una victoria / No ganaré la guerra / Pero sí las batallas / Quizás eso es lo que hace / Que me mire con rabia / Cada vez que le escribo / Le repito sonriente / Soy una mujer vieja
Oración
Ellas palabras / Todo ya está dicho / Pero día tras día / Hay que volver a visitarlas / Adorarlas rezarles / Pedirles que me dejen / Hablar de ellas con ellas / Lanzarlas como un garfio en una almena / Por donde pueda yo subir / A tomarme el castillo / O al menos su apariencia / Castillo de estar viva / De decir las palabras / Mi amor lucero mío / Mis hijos tan amados / Razones de vivir / Mejor dicho de querer estar bien / Ellas palabras me arrebaten / De la peor palabra la no viva / La que sigue danzando cerca de mí pavorosa / Ellas palabras / Deidades salvadoras / Acójanme en sus letras
Escudo
Como un escudo griego / Maladie me cubría / Pasaba horas sentada / Con ojos en los tiempos / En que movía montañas / Ahora me dicen que se ha ido / Podría volver pero hoy / Maladie me ha dejado / Y pienso / ¿Movería otras montañas? / Y me siento y escribo este poema
Visita
“Because I could not stop for Death / He kindly stopped for me”. Emily Dickinson
Ella estuvo aquí / Sus pasos se sentían desde lejos / Y el frío que la rodea se acercaba / Todos sabíamos que no venía por mí / Venía a reclamar al viejo perro / Y cuando se agachó a recogerlo / Me miró con los ojos que conozco / Hace tiempo / Nos hemos encontrado varias veces / No le temo a su oscura mirada / Ni a la ondulante hoz que blande / Esperando que en cada sacudida / Ruede alguna cabeza / La miré sin angustia / Ella sabe que un día seré suya / Y yo lo sé también / Mientras tanto / Tengo cosas que hacer
Maladie te ha llevado, María Candelaria querida. Paz en tu tumba. Un abrazo muy estrecho para Luisa, Jimena y Nicolás. Y para Laura y Carmen también.
Nota 1. El Estado debe garantizar YA la seguridad de Leyner Palacios y su familia.
Nota 2. Esta columna reaparecerá en abril.
Patricia Lara Salive
Febrero 16 de 2023
A retiro con los militares, ministro
En entrevista para Cambio, Eduardo Pizarro, experto en temas militares y de conflicto, hermano del asesinado jefe del M-19 Carlos Pizarro, hizo afirmaciones que generaron impacto, relacionadas con la paz total y la situación de los militares. Creo que Pizarro, quien es conferencista de la Escuela Superior de Guerra, dijo muchas cosas que los militares piensan y no pueden decir.
“El Ejército está (…) absolutamente inmovilizado”, manifestó. “¿Por qué razón? Porque se está planteando un cese al fuego con siete u ocho de los 40 o 50 grupos armados ilegales. Entonces los mandos militares dicen: si nosotros salimos a patrullar y (…) le damos plomo a este grupo armado (…) que ha firmado el cese al fuego, vamos a ver en riesgo nuestra carrera militar. Y si no le damos plomo a este grupo que no ha firmado el cese al fuego, le entregamos el territorio. Entonces las Fuerzas Militares están profundamente desconcertadas porque no saben cómo actuar. Y en estos momentos la situación es muy preocupante porque el patrullaje y la confrontación han caído dramáticamente y los grupos armados están teniendo presencia en forma creciente en los centros urbanos. Está aumentando el número de masacres, el de asesinatos de líderes... Yo creo que hay que tener mucha más claridad sobre cómo manejar este tema”.
Si bien el Gobierno no está negociando con siete u ocho grupos, como dijo Pizarro, el cese al fuego que decretó el presidente sí involucró a cinco: tres de origen político —el Eln, las disidencias de las Farc y el grupo de Iván Márquez— y dos de origen paramilitar y mafioso —el Clan del Golfo y las Autodefensas de la Sierra—. Hay que crear protocolos muy claros porque el tema se presta para confusión, sobre todo en zonas con presencia de varios grupos, como Arauca, donde luchan por el territorio el Eln, que no ha aceptado el cese al fuego, y las disidencias de las Farc, que sí lo han aceptado pero lo han violado. Entonces, ante la confusión y el miedo de los militares de que se les afecte su carrera, según Pizarro, prefieren encerrarse en los cuarteles. Cuando se trata de mafiosos, la inacción militar es gravísima porque si ellos no sienten a las fuerzas del Estado respirándoles en la nuca, no se someten a la justicia, pues lo que les interesa es atesorar dinero.
Pizarro afirma también que “el Ejército está en este momento muy desconcertado porque no hay una política de seguridad clara”, y agrega: “Lo que a mí me comentan los miembros del Ejército es que ellos tienen que tratar de adivinar qué es lo que el Gobierno está planteando, porque no hay claras directrices sobre cómo actuar”.
Si eso es así, es urgente que el Gobierno elabore un documento donde establezca claramente cuál es su política de seguridad. Los militares están enseñados a obedecer y punto. Para que funcionen, deben tener directrices claras.
Por otra parte, al hablar del golpe a la moral que las Fuerzas Armadas recibieron con el retiro de 50 generales, Pizarro dijo: “Es muy impresionante el número de oficiales que están solicitando el retiro (…) Colombia puede verse abocada a una crisis de mando militar y policial muy grave en los próximos años”.
Así las cosas, es indispensable que, cuanto antes, el ministro de Defensa se encierre con los generales en una especie de retiro espiritual donde se ventilen las molestias y los desacuerdos, y les explique, de modo detallado y claro, cuál es la política de seguridad del presidente Petro.
Patricia Lara Salive
Febrero 09 de 2023
Así es, Claudia López
Lo mejor es enemigo de lo bueno. Ese sabio dicho popular parece no conocerlo el presidente Petro. Para darse cuenta de ello, no es sino observar lo que está haciendo con el metro de Bogotá.
La mayoría de los expertos y la alcaldesa Claudia López coinciden con Petro en que sería mejor para la capital tener un metro subterráneo, que el metro elevado perjudica el urbanismo, etc. Pero ocurre que el antecesor de Claudia López, Enrique Peñalosa, desechó los muy juiciosos estudios para el metro subterráneo que había mandado a hacer su antecesor (Petro), se empeñó en hacer un metro elevado, consiguió la plata, cumplió con los requisitos de viabilidad técnica, hizo una licitación en la que participaron tres proponentes y uno se la ganó en franca lid.
Con buen criterio, la nueva alcaldesa, al encontrarse con ese hecho cumplido, en lugar de desandar lo andado, decidió respetar el contrato, como tenía que hacerlo, y continuó con el proyecto del metro elevado. Hoy ya está en construcción, ya está financiado, ya se sabe que costará $22,3 billones, ya —según le dijo la alcaldesa a la periodista María Isabel Rueda— se han comprado casi todos los 1.427 predios que se requieren para hacer las estaciones, ya se ha ejecutado en un 18 % y ya está programado que la primera línea se termine en el 2028.
Pero ahora todo parece indicar que los maduritos tenemos bastante embolatado nuestro anhelo de estrenar el metro, porque el presidente Petro, haciendo gala de su terquedad, está empeñado en que sea subterráneo, lo cual implica, como mínimo, que el capricho nos cueste muchos billones adicionales y que la construcción de la primera línea se demore por lo menos seis años más.
Ante el empeño del presidente de cambiar el proyecto, que ya se comenzó a hacer, la alcaldesa se paró en la raya y dijo que la primera línea del metro elevado se hace y punto. Entonces, como respuesta, el ministro de Transporte, seguramente obedeciendo órdenes del presidente, amenazó diciendo que, si la primera línea del metro no se construye de manera subterránea, el Gobierno no destinará recursos para otros proyectos como la segunda línea del metro, la calle 13 o los cables aéreos.
Ese es un vil chantaje, así el presidente lo niegue. “Que Bogotá tenga un metro poderoso en favor de las mujeres, de toda la población trabajadora y estudiantil no es un chantaje”, afirmó. “Ofrecí financiar completamente con recursos de la nación la subterranización de la parte más activa de la primera línea, eso no es un chantaje”, agregó. Sin embargo, el presidente no dijo ni mu sobre la amenaza que hizo su ministro de dejar sin financiación las obras mencionadas, en caso de que la primera línea del metro no se haga subterránea como él quiere.
Ese manejo que el presidente le está dando al tema del metro es extremadamente perjudicial, no solo porque va a acabar retrasando el proyecto a tal punto que a lo mejor lo empantana, como se empantanaron todos los intentos que Bogotá viene haciendo para construir un metro ¡desde hace 81 años! También es perjudicial, y mucho, porque con ese manejo Petro lanza el mensaje de que aquí no importa no honrar los contratos. Así aumenta el miedo de los empresarios a invertir en Colombia, por la inestabilidad jurídica habitual en el país.
¡Ojo, presidente!, no se equivoque: la confianza es la que hace que las economías crezcan. ¡No la dilapide!
www.patricialarasalive.com, @patricialarasa
Patricia Lara Salive
Febrero 03 de 2023
¿Quiénes responden por los crímenes de Estado?
“Comunistas de mierda, esa familia no va a crecer”, le había dicho por teléfono un hombre a María Eugenia de Antequera, viuda del líder de la Unión Patriótica asesinado en el aeropuerto El Dorado de Bogotá el 3 de marzo de 1989, en el momento en que conversaba con el futuro presidente Ernesto Samper, a quien de paso casi asesinan también.
Esa fue una de las innumerables amenazas que tanto a ella como a las cerca de 6.000 víctimas de la Unión Patriótica (UP) debió hacerles el “Estado” colombiano, según la histórica sentencia que acaba de proferir la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a raíz del genocidio de la UP.
Para la Corte, el “Estado” colombiano es culpable y debe responder por los delitos de ejecuciones extrajudiciales (3.170 casos), desaparición forzada (521 casos), desplazamiento forzado (1.596 casos), tortura (64 casos), judicializaciones infundadas (19 casos), atentados o tentativas de homicidio (285 casos) y lesiones (10 casos).
¿Pero qué es el Estado? ¿Quiénes conformaron el Estado en esos 20 años, entre 1984 y 2004, período en el que ocurrió el genocidio de la UP investigado por la Corte Interamericana? En ese tiempo hubo seis jefes de Estado que tuvieron 15 ministros de Defensa. Esos jefes de Estado y esos ministros de Defensa también tuvieron bajo su mando a decenas de generales que fueron comandantes de las Fuerzas Armadas, del Ejército y de la Policía. Todos ellos, además, nombraron a los jefes de los servicios de inteligencia donde trabajaban los escoltas que “cuidaban” a los miembros de la UP, quienes, en su mayoría, terminaron asesinados.
¿El Estado es acaso un ente conformado por marcianos? No. El Estado está y ha estado compuesto por personas de carne y hueso que han dado las órdenes de matar o se han hecho las pendejas ante los asesinatos y las desapariciones, primero de los casi 6.000 miembros de la UP y después de los 6.402 asesinados en los mal llamados falsos positivos.
En su sentencia la Corte dice: “Tomando en cuenta la sistematicidad y la gravedad de esas faltas (…) se podría considerar que las mismas llegaron a ser de un grado tal que implicaron una conducta estatal que propició la impunidad, al punto de constituir una forma de tolerancia sistematizada frente a los hechos de violencia contra los integrantes y militantes de la UP”.
Por eso la Corte le ordenó al Estado, entre muchas otras medidas que incluyen apoyo psicológico y pagos de indemnizaciones a las víctimas o a sus familiares, “iniciar, impulsar, reabrir y continuar en un plazo no mayor de dos años y concluir en un plazo razonable y con la mayor diligencia las investigaciones, con el fin de establecer la verdad de los hechos relativos a graves violaciones de derechos humanos y determinar las responsabilidades penales que puedan existir”.
Ese es el punto clave. Porque de lo contrario ocurrirá lo que dijo Érika, la hija de José Antequera: “No hay justicia. El culpable sigue siendo la mano negra que, aunque tiene nombre y apellidos, no pagará condena”.
Desentrañar esa maraña que permitió que durante seis gobiernos se produjera ese genocidio es un deber ineludible de esta democracia. Porque, como me dijo el senador Iván Cepeda, cuyo padre fue asesinado en ese genocidio, “esa es una severa impugnación a la democracia colombiana, porque democracia y genocidio son conceptos excluyentes”.
Pero aquí la democracia y el genocidio han convivido por décadas de una manera vergonzosa.
Patricia Lara Salive
Enero 27 de 2023
Incertidumbre
Esa sensación de salto al vacío, de no saber qué va a pasar ni para dónde va este país, es la que se palpa de manera frecuente al conversar con muchas personas: ¿al fin se van a acabar las nuevas exploraciones de petróleo y gas? ¿Qué punto de vista prevalecerá: el de la ministra de Minas, que insiste en que no se autorizarán nuevas exploraciones, o el del ministro de Hacienda, que dice que esa decisión no está tomada?
Si se impone el punto de vista de la ministra, ¿qué le pasara a la economía colombiana dentro de siete o diez años? ¿De qué vamos a vivir? ¿Con qué infraestructura contará la industria del turismo para convertirse en la principal fuente de divisas, de manera que pueda reemplazar en gran parte los ingresos por concepto de exportaciones de carbón y petróleo que ahora generan más de la mitad de los ingresos del país?
¿El metro de Bogotá va a comenzar a operar al fin, como está planeado, en 2028, o el presidente Petro seguirá empeñado en que se haga un tramo subterráneo, lo cual elevaría astronómicamente sus costos e implicaría que solo comenzaría a operar en 2035 o más tarde?
¿Qué va a pasar con la prestación del servicio de salud? ¿Estará el Estado, de un momento a otro, capacitado para manejar con eficiencia todo lo que implica el cambio que el Gobierno quiere llevar a cabo en ese campo? ¿No será que a la larga se acabará desbaratando un sistema de salud que tiene una gran cobertura, aunque funciona con deficiencias, y costará mucho trabajo montar otro y hacer que funcione, sobre todo si se tiene en cuenta que la capacidad de ejecución no es propiamente la principal característica de este Gobierno?
¿Cómo será la reforma laboral? Si obligan, de manera indiscriminada, a que todos los empresarios paguen recargos nocturnos, horas extras y demás, ¿qué les pasará, por ejemplo, a los pequeños negocios de restaurantes, bares y hoteles, que trabajan fundamentalmente en las noches y durante los fines de semana? ¿Tendrán que cerrar y dejar sin empleo a un montón de gente? ¿No será que van a enfocar la reforma laboral como no es? ¿No valdría la pena que escucharan a Germán Arce, presidente del Consejo Gremial, quien dijo en Cambiocolombia.com que “el problema del régimen laboral es la informalidad y uno no ve a los informales en la mesa de discusión”? (“Cuando se tiene entre 55 y 60 % de informalidad, seguir discutiendo los beneficios de los que están dentro del sistema no solamente es miope sino egoísta (…) El problema de la discusión laboral no es cuántos días, cuántas horas, cuántas semanas (…) El eje es que este país ha venido construyendo una inequidad enorme en el acceso al trabajo formal de los ciudadanos (…) Entre todos deberíamos ser capaces de definir cuáles son esos estímulos que vamos a generar en un sistema que ha probado ser inflexible y que, por eso, ha contribuido al nivel de informalidad que tenemos (…) En la lógica del diálogo que el Gobierno ha planteado hay que invitar a la mesa a los formales y a los informales”, afirmó Arce). ¿No vale la pena generar entonces una discusión entre los sectores formales e informales, como propone el presidente del Consejo Gremial?
¿Y esas discusiones, así como las demás sobre otros temas fundamentales, que implican análisis técnicos y matemáticos, pueden darse en la plaza pública, como parece que se propone hacer el presidente Gustavo Petro?
Son ingredientes que solo aumentan la incertidumbre…
www.patricialarasalive.com, @patricialarasa
Patricia Lara Salive
Enero 20 de 2023
Lo urgente es el cese unilateral
En un texto titulado No maten más, Camilo González Posso, presidente de Indepaz, hace reflexiones que deben ser tenidas muy en cuenta por los negociadores de paz, tanto del gobierno como de los grupos armados:
González Posso desarrolla la tesis central de que “lo urgente es el cese unilateral de agresiones a la población”. Eso es mucho más urgente que los ceses bilaterales anunciados por el presidente Petro. Es que las comunidades están desesperadas con la violencia y las arbitrariedades que tienen que padecer al estar en esa aterradora condición de sándwich entre los grupos armados enfrentados entre sí. Porque ahora, para ellas, los principales inconvenientes no les surgen de estar en la mitad de los combates entre los armados y el ejército, sino en el centro de la guerra a muerte que libran entre sí los distintos grupos guerrilleros y mafiosos.
“El pueblo Awa y las comunidades afrocolombianas en Nariño”, afirma Camilo González, “están exigiendo alto a las agresiones, reclutamiento, confinamiento y al asesinato, como el de los dos niños en Alto Mira el 31 de diciembre. (Y) aunque los frentes de las llamadas disidencias dicen estar en cese al fuego, parece que lo entienden solo frente a la fuerza pública porque no cesan de masacrarse entre ellos y de victimizar a la población como en Putumayo y Cauca”.
Y agrega: “Los pueblos Embera de todo el Pacífico, de la costa del Valle y Chocó, se han pronunciado exigiendo alto a las armas con las que los desplazan y confinan. Son muchas las voces en el Chocó que exigen Acuerdo Humanitario Ya y que emplazan al Eln y a las Agc Clan del Golfo a cesar el terror contra la población. Los Barí le pidieron al presidente una acción urgente para sacar las armas, la coca y toda violencia de sus territorios y del Catatumbo. Las organizaciones sociales del Cauca (…) se han pronunciado insistentemente exigiendo alto a toda agresión en contra de las comunidades y sus territorios”.
Por eso angustia que mientras el gobierno y el Eln discuten cómo solucionar sus diferencias y cuáles serán las reglas del juego de las próximas conversaciones; y mientras prosiguen los diálogos con el Estado Mayor Central, la Segunda Marquetalia y el Clan del Golfo con miras a precisar protocolos y procedimientos para hacer realidad el cese al fuego bilateral, no se hagan, como dice González, “compromisos unilaterales inmediatos de suspensión y condena a todas las agresiones en contra de las comunidades”.
Y agrega: “el que se ocupen de todo ese trámite y papeleo tan importante no puede ser pretexto para ocultar que lo inmediato, urgente, e indiscutible, es que todos los armados que vienen agrediendo a la población civil deben declarar ante el país y el mundo que prohíben matar civiles (…), desplazar o confinar (…), extorsionar, secuestrar, desaparecer, torturar, perpetrar delitos sexuales (…) desposeer a las familias y comunidades de sus bienes, atentar contra los niños, niñas, adolescentes (...) Ahora lo urgente y sin condiciones, al tiempo que se avance en el funcionamiento de las mesas bilaterales de diálogo, es que los grupos armados ilegales de todos los tipos se pronuncien unilateralmente anunciado que condenan cualquier agresión a las comunidades, organizaciones, líderes y ciudadanos y que harán públicos los reglamentos y medidas para evitar que sus integrantes y aliados atenten contra la población civil”.
Esa es la prioridad indiscutible, señores negociadores.
Patricia Lara Salive
Enero 13 de 2023
Lecciones desde Brasil
El reciente asalto a los edificios del Congreso, la Corte Suprema de Justicia y la Presidencia de Brasil —donde por fortuna no se encontraba el presidente Lula, porque de haber estado ahí hubiera corrido grave riesgo—, unido a la exigencia que los seguidores enfurecidos del expresidente Bolsonaro hacían a las Fuerzas Armadas brasileñas para que derrocaran al presidente legítimamente elegido, deja varias reflexiones:
La primera, que hay vasos comunicantes entre los movimientos de extrema derecha del continente: lo sucedido en Brasilia es una imitación del asalto al Congreso de EE. UU., perpetrado dos años antes por las turbas trumpistas que desconocían el triunfo legítimo del presidente Biden, igual que las bolsonaristas con Lula. De modo que la tarea de los demócratas y los sectores progresistas del continente, ahora más que nunca, es defender la democracia por encima de todo, para lo cual hay que comenzar por solidarizarse con Lula, quien no la tendrá fácil ya que deberá gobernar un país dividido casi por mitad y lidiar con una oposición violenta y sin escrúpulos dirigida desde Florida por el fascista Bolsonaro, seguramente asesorado por Trump, otro tipo carente de límites.
La segunda, que el asalto contó con la complicidad de Anderson Torres, secretario de Seguridad del Distrito Federal de Brasilia, quien fue ministro de Justicia de Bolsonaro. Como lo reporta la Deutsche Welle, siendo Torres responsable de la seguridad de Brasilia, “miles de bolsonaristas radicales vagaron con total libertad por las sedes de los tres poderes y destrozaron mobiliario de gran valor durante cuatro horas”. Torres fue destituido de su cargo ese mismo domingo por Ibaneis Rocha, gobernador de Brasilia, quien después también fue apartado temporalmente de sus funciones, “por su supuesta omisión a la hora de detener a la horda bolsonarista que asaltó las sedes de los tres poderes”. Pero también es evidente, según videos divulgados por los medios brasileños, que algunos policías fueron cómplices de los hechos al adoptar una actitud de brazos caídos pues, frescos y sin inmutarse, se quedaron mirando a los asaltantes que invadían las instalaciones de los tres poderes y, en lugar de actuar, les tomaron fotografías. Por esa razón, el Gobierno de Lula, que cree que la insurrección de los bolsonaristas fue posible por la complicidad de la Policía de Brasilia, decretó una intervención federal del área de seguridad de la capital brasileña hasta el 31 de enero, lo cual significa que las corporaciones policiales dependerán de la administración central hasta esa fecha, a través de un interventor que recibirá órdenes directas de Lula.
Y la tercera reflexión es que lo ocurrido en Brasil debe llevarnos a agradecer la actitud de nuestras Fuerzas Militares y de Policía, las cuales han sido respetuosas del resultado electoral a pesar de las diferencias que hubo entre el candidato Gustavo Petro y el anterior comandante del Ejército, y de la poca simpatía de algunos sectores militares y policiales le tienen al actual presidente. Para ser justos, hay que hacerle el mismo reconocimiento a la oposición, encabezada por el expresidente Uribe, quien no solo reconoció el triunfo de Petro, sino que se mostró dispuesto a dialogar con él y a mantener abierto un canal de comunicación que les permita discutir sobre distintos temas. Sin duda, esas son lecciones de democracia.
Patricia Lara Salive
Enero 06 de 2023
Carta a “Antonio García”
Señor García:
A usted y al Eln les llegó el momento de actuar con grandeza. Es hora de que demuestren si es verdad que su prioridad es el bienestar de la sociedad civil, como lo dicen.
Lo que acaba de suceder es sintomático de la poca importancia que el Eln le da al sufrimiento de las comunidades a las que dice defender: ocurrió que el presidente Petro, a pocas horas de iniciar 2023, llevado por el deseo y el clamor de las comunidades, cometió el error de apresurarse a anunciar que se había acordado un cese bilateral al fuego con ustedes y cuatro organizaciones más. Agregó que ese cese, de seis meses, sería verificado por la ONU, la OEA y la Iglesia, que se podría prorrogar si todo salía bien y dictó los decretos correspondientes.
Mientras las otras cuatro organizaciones (el llamado Estado Mayor Central —más conocido como disidencias de las Farc—, la Segunda Marquetalia, las Autodefensas Gaitanistas y las Conquistadoras de la Sierra Nevada) apoyaron la propuesta, ustedes emitieron un comunicado, “perfecto” desde el punto de vista leguleyo, donde dijeron que “la delegación de diálogo del Eln no ha discutido con el Gobierno ninguna propuesta de cese al fuego bilateral; por tanto, aún no existe ningún acuerdo en esa materia”, y agregaron que “en diversas oportunidades hemos señalado que el Eln solo cumple lo que se discuta y acuerde en la mesa de diálogo donde participemos. No puede aceptarse como acuerdo un decreto unilateral (…) En el siguiente ciclo (…) está acordado culminar el ajuste de la agenda. Una vez concluyamos lo que está previsto, estamos en disposición de discutir la propuesta de cese al fuego bilateral (…) Entendemos el decreto del Gobierno como una propuesta para ser examinada en el siguiente ciclo”.
Simultáneamente, usted, señor García, envió un trino en el que decía que “durante el cese al fuego unilateral realizado para Navidad y Año Nuevo por el Eln, el Gobierno colombiano y las Fuerzas Militares y de Policía no actuaron en correspondencia”.
Pero ahora, cuando nada menos que el presidente decretó ese cese al fuego al que ustedes se habían referido, le dieron con la puerta en las narices.
¿No habría sido más acorde con el bienestar de las comunidades que sufren su maldita guerra en los territorios que ustedes hubieran respondido algo así?: “Recibimos con beneplácito el anuncio del presidente, pero como ese cese bilateral no fue acordado previamente en la mesa, convocamos al equipo negociador del Gobierno a que, de inmediato, tenga una reunión extraordinaria con el nuestro y definamos entre ambos los términos del cese bilateral”.
¿Ha pensado, señor García, en cuántos muertos, amenazados y confinados les hubiera ahorrado el Eln a las comunidades que lo padecen si hubiera adoptado esa actitud? Con seguridad, eso ni siquiera se le pasó por la cabeza.
Ante su no aceptación del cese al fuego, al Gobierno no le quedaba más remedio que suspender el decreto en el que lo establecía, decir que las Fuerzas Armadas continuarán combatiéndolos hasta que se pacte el cese e invitarlos a hacer una tregua unilateral. Ojalá la decreten.
Porque tienen que entender, señores, que las comunidades están mamadas de ustedes, del Estado Mayor Central, de la Nueva Marquetalia, del Clan del Golfo, de las Autodefensas de la Sierra, de los paracos y de todos los grupos armados urbanos y rurales que matan, persiguen, extorsionan, amenazan y no las dejan vivir, trabajar y amar en paz.