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Cualquiera es mejor que él

  • Foto del escritor: Patricia Lara Salive
    Patricia Lara Salive
  • 12 oct 2018
  • 3 Min. de lectura

“Usted no merecería ser violada porque es muy fea”.


“Yo sería incapaz de amar a un hijo homosexual (…) Ante eso, prefiero que un hijo mío muera en un accidente”.

“El 90 % de los hijos adoptados (por parejas homosexuales) van a ser homosexuales y se van a prostituir, con seguridad”.

“(Mis hijos no tendrán parejas de raza negra) porque están muy bien educados”.

“(El indígena) debería ir afuera y comer pasto, así puede mantener sus orígenes”.

“(Las comunidades negras) no hacen nada mientras que nos gastamos más de mil millones de dólares al año en ellos”.

“No emplearía a hombres y mujeres con el mismo salario”.

“Vamos a fusilar a los petistas (militantes del Partido de los Trabajadores)”.

“Un policía que no mata no es un policía”.

“Bandido bueno es bandido muerto”.

“Estoy a favor de la tortura”.

“El error de la dictadura fue torturar y no matar”.

“A través del voto no se va a cambiar nada en este país. Nada. Las cosas sólo van a cambiar, infortunadamente, cuando lleguemos a una guerra civil y hagamos el trabajo que los militares no hicieron: matar a 30.000”.

Esas son algunas de las frasecitas pronunciadas a lo largo de su carrera política por Jair Bolsonaro, quien fuera capitán de la Armada brasileña durante 17 años y congresista desde 1991, y quien ahora, al estar Lula preso e inhabilitado para ser candidato presidencial, es muy probable que, al haber obtenido el 46 % de los votos en la primera vuelta, se convierta el 28 de octubre en el próximo presidente de Brasil, nuestro vecino, el país más importante de América Latina y el quinto del mundo.

Pero esas frases que aterran a cualquier persona sensata y que, por supuesto, le encantan a la inverosímil senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal, quien está dichosa con la posibilidad de que ese bárbaro pueda ser presidente de Brasil, no lo son todo: Bolsonaro ha dicho que si llega a la Presidencia flexibilizará el control de armas de manera que la gente pueda defenderse (él acostumbra hacer con la mano, cada rato, el ademán de que va a disparar), y hará que Brasil se retire del Grupo de París para el control del cambio climático, lo cual puede tener un impacto devastador en la conservación de la Amazonía y, por consiguiente, de la especie.

Haddad, el candidato del PT puesto por Lula quien obtuvo 29 % de los votos, debe hacer un esfuerzo gigantesco para acercarse a las otras fuerzas políticas y tomar distancia frente a los escándalos de corrupción en los que se vio involucrado ese partido. De igual forma, debe poder darle garantías a Brasil de que, con un gobierno suyo, bajaría la criminalidad y mejoraría la economía.

Ese país tan entrañable tiene que reaccionar y entender, como dijo en su famoso programa de T.V. Last Week Tonight el periodista John Oliver, que cualquiera es mejor que Bolsonaro. ¡Por favor, aún es tiempo: reflexiona, querido Brasil!

***

¡Qué alegría le produjo al país el regreso al seno de su familia del niño Cristo José, quien había sido secuestrado, al parecer, por delincuentes comunes! El rechazo que produjo su plagio debe servirle al Eln para darse cuenta de que este país no perdona el secuestro: debe liberar ya al resto de secuestrados y aclarar la suerte que hayan corrido otros que reclama el Gobierno. Una vez dado ese paso, nos tendrá a muchos, y a la comunidad internacional, presionando al presidente Duque para que reinicie ya los diálogos de paz.

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