Diálogos regionales, única salida
- Patricia Lara Salive
- 14 mar 2024
- 3 Min. de lectura
A pesar de los trinos delirantes del comandante del ELN, Antonio García, habrá un nuevo ciclo de conversaciones entre el Gobierno y el ELN, que se iniciará en Venezuela el 7 de abril. Esa es una buena noticia, pero algo tendrá que hacer el ELN con su comandante y su Twitter, porque no puede ser que mientras se están desarrollando diálogos con apoyo de la comunidad internacional, en los que está empeñado este gobierno dirigido por un presidente de izquierda, el jefe del ELN salga en tono irrespetuoso a descalificar al comisionado Otty Patiño, y a decir que Álvaro Jiménez, antiguo miembro del M-19, director de la Campaña Colombiana contra Minas y ahora asesor del comisionado para la Paz, es una agente de la inteligencia militar. Esa es una afirmación delirante, generada por esa paranoia que les hace tanto daño a varios dirigentes políticos y a tantas guerrillas que acaban viendo enemigos en todos lados hasta el punto de que han terminado fusilando masivamente a su propia gente (recuérdese la masacre de Tacueyó).
Al parecer, la actitud tan hostil del jefe del ELN se debe al pánico que le genera que, a raíz de que el frente Comuneros del Sur que opera en Nariño ha emprendido los Diálogos Regionales para la Paz, iniciativa liderada por el gobernador del departamento, Luis Alfonso Escobar, con el apoyo del gobierno nacional, comience a desgranarse el ELN porque otros frentes emprendan el mismo camino. Y sería lógico que ello ocurriera, si García y demás jefes elenos no se sintonizan con la gente en las regiones, porque no tiene ningún sentido que haya una guerrilla de izquierda levantada en armas contra un gobierno de izquierda; a no ser que la guerrilla sea de derecha… Es más: según me dijo el comisionado para la Paz, Otty Patiño, en una entrevista que le hice para Cambio, bases del ELN en Catatumbo y Arauca, además de Nariño, han manifestado su deseo de “fundir sus ideales con las propuestas de cambio que el presidente ha planteado” y han manifestado “simpatía y a veces profunda identidad y deseo de dejar las armas a un lado, para sumarse a la defensa de un gobierno que necesita, más que gente armada, gente proactiva en política”.
Además, carece de sentido que el ELN, que en otra época planteó la necesidad de hacer diálogos regionales, ahora se oponga a ellos. Los diálogos regionales son la única posibilidad de que vaya consolidándose la paz. En cada región el conflicto es distinto, tiene causas distintas y requiere soluciones y remedios diferentes.
Pero también hay otra razón fundamental para estimular los diálogos regionales: es indispensable que el ELN (y los otros grupos armados) dialoguen frente a frente con las comunidades, se den cuenta del inmenso daño que, con su violencia, les están haciendo justo a esas comunidades que pretenden defender, y se percaten del terror y del malestar que generan en ellas.
Ojalá persistan y se expandan los diálogos regionales, a ver si así, al encontrarse los guerrilleros con el sentir de su gente, salen de su engaño y, por fin, toman esa decisión sobre la que con tanto acierto ha insistido Vera Grabe, la jefe de la delegación del Gobierno: que opten de una vez por adoptar el camino de la paz. Si ello ocurre, lo demás será sencillo.
Nota: Qué alegría que ya no tenemos en la Fiscalía al señor Barbosa y su combo. Todo parece indicar que la nueva fiscal general, Luz Adriana Camargo, es una jurista capacitada e independiente. ¡Qué bien que terminó la pesadilla!
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