top of page

El paro también es con ustedes, congresistas

  • Foto del escritor: Patricia Lara Salive
    Patricia Lara Salive
  • 6 dic 2019
  • 3 Min. de lectura

Es una provocación que luego de dos semanas de paro, y en vísperas de la jornada de protesta del miércoles, en un solo día, el Congreso hubiera rechazado la propuesta de reducir los sueldos de los congresistas, hecha por el presidente del Senado, el liberal Lidio García; hubiera hundido el proyecto que establece un concurso de méritos para los candidatos a fiscal general promovido, entre otros, por los parlamentarios José Daniel López, de Cambio Radical, y Angélica Lozano, del Partido Verde; hubiera aprobado la llamada Ley Arias que crea la segunda instancia para su caso y, de paso, garantiza la impunidad para muchos, y le hubiera dado un pupitrazo al proyecto de reforma tributaria, cuyo retiro es uno de los 13 puntos presentados al Gobierno por el Comité del Paro.

Como ocurrió con el Acuerdo de Paz, cuando el Congreso hizo todo lo posible para hundir las 16 curules para las víctimas, modificar aspectos sustanciales del Acuerdo y no hacer nada para impulsar la reforma rural integral, ahora el parlamento, con la excepción de gran parte de la Bancada de la Paz, también está haciendo lo posible por exacerbar los ánimos de los colombianos que ven con simpatía el paro nacional.

Y, ojo, ni el Gobierno ni el Congreso pueden equivocarse: el país apoya la protesta. Ella no es asunto de unos extremistas fletados por el Foro de São Paulo, como lo han afirmado el senador Álvaro Uribe y su combo. No. Para probarlo, no es sino mirar las calles repletas de gente de todos los sectores, ponerles atención a los espontáneos cacerolazos que resuenan en las calles y ver las cifras de la encuesta del Centro Nacional de Consultoría: 55% de los colombianos tienen una imagen positiva del paro. Y si el dato se desagrega por edades, se obtiene que el 70% de los menores de 25 años y 60% de los que oscilan entre 25 y 40 años lo ven con buenos ojos. Es decir, que los jóvenes de este país, que en su mayoría viven en la desesperanza, apoyan masivamente la protesta. Y si bien el 60% de los colombianos quieren el regreso a la normalidad, el 72% cree que el país va por mal camino y el 73% considera que el manejo que el presidente Iván Duque le ha dado al paro ha sido desacertado.

Porque ocurre que la gente aquí no es boba y se ha dado cuenta de la táctica mamagallista del Gobierno. Y si el presidente persiste en diluir el paro a base de buscar atomizarlo, dividir a sus dirigentes y hablar con todos con el fin de no dialogar con nadie, a comienzos del próximo año la protesta va a tomarse las calles de una manera contundente, porque además, si comienzan las fumigaciones a los cultivos de coca, como planea el Gobierno, a las manifestaciones van a sumarse decenas de miles de campesinos cocaleros que llegarán a la capital para hacer oír su voz.

Y ahí la protesta será a otro precio.

Entonces, ¿por qué no desactivar de una vez la bomba social? ¿Por qué no sintonizarse con la gente? ¿Por qué no tener la humildad de reconocer lo evidente, por ejemplo, que el Esmad cometió muchos abusos que quedaron grabados en vivo y en directo, uno de los cuales desembocó en el asesinato de Dilan Cruz? ¿Por qué no aceptar, por lo menos, que ese organismo necesita reformas?

Es que a este presidente le falta sentido de la autocrítica. Y de la humildad. Y generosidad. Y sintonía, especialmente con esa Colombia joven que no imagina un futuro. Ojalá Duque salga pronto de su torre de marfil. Porque si no, nos hundimos…

Entradas recientes

Ver todo
No matemos la música

En medio de esta insoportable peleadera de todos contra todos, sumergidos en esta incapacidad de lograr consensos mínimos para poner al...

 
 
 

Comments


  • Twitter
bottom of page