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Le llegó la hora de acudir a Maduro, presidente

  • Foto del escritor: Patricia Lara Salive
    Patricia Lara Salive
  • 8 dic 2023
  • 3 Min. de lectura

Los diálogos de paz con el ELN atraviesan una situación muy difícil. En México están pensando cómo salen del atolladero, pero se requiere demasiada voluntad e imaginación para lograrlo. Porque, por un lado, Otty Patiño, jefe del equipo negociador del Gobierno, dijo muy claramente, con toda razón, que esa guerrilla tiene que comprometerse ya a dejar de secuestrar y liberar a todos los secuestrados. Y el insoportable jefe del ELN, Antonio García, insistió e insiste en que van a seguir secuestrando hasta que se resuelva el tema de la financiación de esa guerrilla. Y con todo el cinismo del caso agrega que, además, ellos no secuestran sino que retienen. ¡Háganme el favor! Lo único que le falta decir es que ellos no secuestran sino que invitan a pasear. Y el Gobierno, por su parte, afirma, también con toda razón, que no se puede hablar de financiación del ELN hasta que haya la certeza de que esa guerrilla camina hacia el fin del conflicto.

 

Y mientras todo esto ocurre y Antonio García hace su apología de la abominable y criminal práctica del secuestro, por demás violatoria del derecho internacional humanitario, el secuestro en el país se dispara; los posibles secuestradores de todas las calañas, al ver que el Gobierno sigue dialogando con quienes defienden el secuestro, reciben el mensaje de que el secuestro en Colombia no tiene mayor sanción; los colombianos se llenan de pánico y el señor García vive feliz y tranquilo en Venezuela, donde se pasea como Pedro por su casa.

 

Eso no puede ser. Llegó el momento de que el presidente Gustavo Petro le pida ayuda en serio a su amigo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, para que le exija a Antonio García que renuncie al secuestro y le ordene al ELN devolver a los secuestrados, si quiere permanecer en territorio venezolano. De lo contrario, tendría que abandonar Venezuela y, si se niega a hacerlo, atenerse a la persecución implacable de las fuerzas de seguridad de ese país.

Hay conocedores de la situación del ELN en Venezuela que me dicen que esa guerrilla está tan arraigada allá, que por más de que Maduro acceda a esa solicitud de Petro, el ELN seguirá fresco en ese territorio, como lo está en territorio colombiano. Eso puede ser así. Pero, de todas maneras, Antonio García no podría vivir tan tranquilo en la tierra de Bolívar si tuviera que estar corriendo para esconderse de las autoridades de ese país.

 

Sin embargo, el asunto tiene otro aspecto. En momentos en que se ha avanzado en los acercamientos entre el Gobierno de Venezuela y los Estados Unidos, y Maduro ha logrado que se alivien las sanciones económicas contra su país y se comience a vender de nuevo el petróleo venezolano, a Venezuela no le conviene que en su territorio habite un personaje que secuestra por decenas, defiende abiertamente la práctica del secuestro y, tranquilamente, pregona que lo seguirá haciendo.

 

No hay duda de que llegó la hora de que los presidentes Petro y Maduro tengan una conversación de la que se desprenda que García entre en razón o busque dónde va a vivir. Porque en Cuba creo que tampoco lo reciben después de que, por la permanencia del ELN en la isla, luego de la ruptura de los diálogos en época de Duque, Cuba ingresó a la lista de países patrocinadores del terrorismo. Y debido a ello, su gente sufre las consecuencias de nuevas sanciones económicas que la tienen más pobre que nunca.

Sí, les llegó el momento de conversar, presidentes Petro y Maduro.

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