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Los claroscuros del primer año de Petro

  • Foto del escritor: Patricia Lara Salive
    Patricia Lara Salive
  • 4 ago 2023
  • 3 Min. de lectura

El lunes cumple su primer año de gobierno Gustavo Petro. En este tiempo, la inclusión y la economía han ido bien, pero la ejecución, el estilo, la seguridad, la narrativa y la confianza han ido mal.

En la era Petro se ha dado un salto en inclusión: su vicepresidenta y su embajador en Washington son negros y su terna para fiscal está compuesta solo por mujeres. Como escribió Ramón Jimeno en Cambio, “el país ya sabe que los de tenis, mochilas y camisetas pueden mandar”.

En economía, a juzgar por las cifras macro, las cosas van bien. Así me lo explicó el exministro de Educación Alejandro Gaviria, botado por Petro. (A propósito, acaba de publicar La explosión controlada, un libro de obligatoria lectura: a pesar de las duras críticas que le han hecho los petristas, un análisis desprevenido del libro por parte de Petro lo puede ayudar a corregir errores).

Según Gaviria, “las cifras de empleo han mejorado y son mejores que en los últimos cinco años. La estabilidad macroeconómica en todos los frentes parece estar bien. El déficit fiscal viene disminuyendo. Se viene cumpliendo la regla fiscal. La inflación ha caído. Probablemente el Banco de la República podrá dejar de subir las tasas de interés. El déficit externo, el déficit de cuenta corriente, ha venido disminuyendo. Esto es, la economía está estable. Ha mostrado sus fortalezas y está creciendo, incluso mucho más que en otros países de la región”.

Al mismo tiempo, la ejecución ha sido mala. Por ese motivo, el presidente ha regañado a algunos ministros. Sin embargo, en gran parte eso se debe a su estilo peculiar de administración: él es un jefe que no se comunica; que llega tarde a las citas o no llega; que poco se reúne con cada ministro; que les manda razones, incluso cuando los nombra y los desnombra; que espera que le adivinen sus proyectos. En fin, es un presidente al que le vendría bien adoptar dos de las costumbres de Carlos Lleras Restrepo: una, la de hacer acuerdos ministeriales bilaterales y periódicos para definir la ruta de cada cartera; otra, tomar solo jugo de guayaba mientras sea presidente, como lo hizo Lleras, a quien le gustaba tomarse sus buenos whiskies.

Ahora, un punto negro del Gobierno Petro es la seguridad: la extorsión extendida, el secuestro en aumento, los robos callejeros por doquier, las masacres que no paran hacen que la gente se sienta insegura… Esos factores inciden no solo en que los colombianos tengan temor, sino en que algunos inversionistas duden de invertir. Y ese miedo se incrementa con el lenguaje agresivo que el presidente usa cuando se refiere a los empresarios. Tanto la inseguridad como la agresividad dividen al país y minan la confianza.

Finalmente, hay un tema crucial: la dificultad de Petro para gobernar con un equipo estable y para consolidar la coalición de gobierno, indispensable para que le aprueben sus proyectos.

Este primer año fue de aprendizaje. Los tres próximos tienen que ser de ejecutorias. De lo contario, las expectativas que el presidente despertó se nos devolverán cual boomerang y correremos el riesgo de que nos caiga encima una bukele.

 

En sus manos está evitarlo, presidente.

***

Felicitaciones por el manejo digno y sin injerencias que usted le ha dado al doloroso caso de su hijo capturado por corrupción, presidente, y por el nombramiento de Juan David Correa como ministro de Cultura. Se demoró mucho en llenar esa vacante, pero acert

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