No diga más pendejadas, presidente
- Patricia Lara Salive
- 23 dic 2022
- 3 Min. de lectura
Recuerdo mi emoción el 25 de junio, cuando en un encuentro con unos 50 dirigentes de distintos sectores usted, presidente Petro, afirmó que su propósito era “unir al país” y realizar un gran acuerdo nacional que cambiara el clima de odio que se apoderó de Colombia en este siglo. Agregó que ahora vendría lo más difícil, porque ahí estaba representada solo la Colombia del sí y faltaba la del no.
Días más tarde, usted invitó a dialogar nada menos que al expresidente Uribe. El país se movió entre el asombro y el alivio. Y ha mantenido con él una relación cordial de opositores, algo que Colombia necesitaba. Al país le gustó que nombrara un gabinete donde alternaran centristas y petristas. Y las primeras encuestas fueron generosas con usted...
Pero luego comenzó a desafinarse la sinfonía y cada ministro hizo declaraciones por su lado, sin que desde el comienzo el director de la orquesta pusiera orden. Los empresarios y también la opinión empezaron a confundirse, porque un día la ministra de Minas decía que se suspenderían las exploraciones de hidrocarburos y al otro el ministro de Hacienda (“el adulto mayor”, como le dicen a José Antonio Ocampo) afirmaba que continuarían. Esa incertidumbre tuvo un impacto en la economía. Y usted, que es el director de la orquesta, seguía y sigue sin decir nada al respecto.
Pero hay una muy buena noticia: la ministra de Minas anunció, antes de que la citaran al Congreso, que había ordenado la reactivación de 35 contratos de exploración que estaban suspendidos por razones de consultas con las comunidades, etc. Eso, en la práctica, significaba que su Gobierno, ¡por fortuna!, echó para atrás la idea de no permitir que se contraten nuevas exploraciones de hidrocarburos. Sin embargo, ¿por qué no lo dice claramente, presidente? Si lo dijera, le haría un gran bien a la economía del país, eliminaría la incertidumbre y uniría en torno a esa nueva política suya a un sector importante del empresariado que se ha puesto en su contra. Además, esa es una medida sana porque nadie sabe si los contratos de exploración que hay hoy son suficientes y hasta cuándo van a llegar.
Pero hubo otro disparate aún más asombroso: hace unos días, luego de que el ministro de Transporte anunció la entrega de la vía Pasto-Rumichaca y dijo que así “el Gobierno de la vida continúa incentivando la productividad, el turismo y la agroindustria”, usted afirmó que en las autopistas 4G “se tira un poco de plata”, que no contribuyen al desarrollo de un territorio sino al “concepto capitalista de la velocidad” y que “solo sirven para importar productos y matar la producción nacional”, además de que con eso los que se benefician son “los dueños del gran capital”.
Ante semejante burrada, le saltaron el exalcalde Enrique Peñalosa y el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, quien dijo que “las vías nacionales, 2G, 3G, 4G y 5G, todas, son necesarias (para) unir a Colombia y sus regiones. Ni la paz, ni la unión del territorio, ni la competitividad son posibles sin infraestructura”.
Así es.
Y añado una pregunta, presidente: ¿cómo pueden llegar los millones de turistas que usted quiere traer para reemplazar los ingresos de los hidrocarburos, si aquí no hay autopistas ni se terminan las inconclusas?
Por favor, presidente, no diga más pendejadas. No exacerbe innecesariamente la lucha de clases. Eso le hace daño a usted y divide más al país en vez de unirlo, que es lo que usted quiere.
¡Feliz Navidad!
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