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Profecía autocumplida

  • Foto del escritor: Patricia Lara Salive
    Patricia Lara Salive
  • 14 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

Que Duque iba a pretender silenciar a Daniel Coronell (DC) y a Noticias Uno, noticiero del que él y su esposa son socios mayoritarios, lo había profetizado Álvaro Uribe en un trino que lanzó en la campaña: “DC, político y contratista de Santos, tiene pánico y con razón; un Gobierno de Iván Duque manejará con transparencia las concesiones de televisión”, decía.

Entonces Coronell trinó: “Álvaro Uribe empieza a anunciar la venganza contra los medios que han sacado a flote los actos de corrupción y abusos de poder de su gobierno (chuzadas, AIS, zona franca, notarías, parapolítica, etc.)”.

Y Uribe ripostó: “¿Por qué se asustan DC y sus amigos cuando se menciona transparencia por oposición al favor oficial con contratos? Todo lo que adjudiqué en radio, TV, fue transparente”.

Por su parte Duque, ante la presión para que se pronunciara, dijo tras dos días de silencio que no iba a referirse o a interpretar un trino; habló de su “respeto irrestricto a la libertad de prensa” y agregó: “Todo aquel que tenga una concesión en Colombia, y la esté administrando conforme a la ley, no tendrá nada que temer de parte de un gobierno mío”.

¡Pues sí teníamos que temer! Iniciando su mandato saltó la liebre, y está a punto de volver realidad la amenaza de Uribe, ya que están que aprueban un proyecto de ley de modernización de las TIC que contiene un mico que quebraría al Canal Uno y, así, desaparecería el noticiero que ha destapado la mayoría de los escándalos de corrupción.

Lo extraño es que, a diferencia de proyectos realmente apremiantes como los anticorrupción, este ha gozado de mensaje de urgencia del presidente, ha sido velozmente debatido dos veces en las comisiones y está a punto de aprobarse en las plenarias.

De volverse ley, excluiría al Canal Uno de los beneficios que tendrían los operadores de TV privada como Caracol y RCN, a los que se liberaría de pagar $128.000 millones, se les extendería el plazo de pago de dos a 20 años, se les alargaría la concesión y sólo tendrían que desembolsar el 2,2 % de su participación comercial. En cambio, al Canal Uno lo clavarían con $107.500 millones, pagaderos en apenas dos años y por la mitad del tiempo de concesión de los privados. Así quebrarían el canal y callarían a Noticias Uno.

Como si lo anterior fuera poco, el proyecto crea un nuevo ente que estaría integrado por el ministro de turno; un delegado del presidente; un representante de los operadores públicos regionales que, como dice la columnista Cecilia Orozco, “en la práctica sería vocero de los gobernadores quienes dependen, en buena medida, del Gobierno Nacional”, y dos delegados más elegidos quién sabe cómo.

En resumen, Duque, Uribe y compañía están que desaparecen a Noticias Uno, quiebran a Coronell y censuran al resto: ¿ese comportamiento de Duque y su combo no les huele al de Maduro?

***

La cultura está de luto. ¡Paz en la tumba del expresidente y amigo Belisario Betancur! Les envío mi abrazo de condolencia a Beatriz, María Clara, Diego, sus nietos y Dalita.

***

P. D. Al cierre de esta columna me entero de que gracias a la denuncia de Yamid y a que los partidos distintos al de Uribe no le jalan a aprobar el mico, algunos ponentes pidieron que las condiciones sean similares para los privados y los concesionarios del Canal Uno. Veremos. Pero como hay que estar alertas por si salta de nuevo la liebre, esta columna sigue vigente

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