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¿Quién nos protege de la Policía?'

  • Foto del escritor: Patricia Lara Salive
    Patricia Lara Salive
  • 13 sept 2020
  • 3 Min. de lectura

‘¿Quién va a protegernos de la Policía?’, decía uno de los afiches que llevaba alguno de los que protestaron porque, según consta en videos, dos policías redujeron a punta de toques eléctricos al abogado Javier Ordóñez, y después lo llevaron a un CAI de Bogotá donde, todo parece indicar, entre siete uniformados lo asesinaron a golpes.


Además del sentimiento de indignación, el de desprotección es el que prevalece en un sector grande de la población. Y no es para menos, pues no sólo asesinaron a Javier Ordóñez, sino que, a base de balas perdidas disparadas de manera irresponsable, probablemente los policías mataron la noche del 9 de septiembre a diez personas más en Bogotá, todas muy jóvenes, e hirieron a sesenta y seis. Y antes habían matado a Nicolás Neira, un joven que recibió, de agentes del Esmad, una lata de gas lacrimógeno en la cabeza; al grafitero Andrés Felipe Becerra, a quien un policía le disparó por la espalda; a Dilan Cruz, que murió luego de que un policía le disparó un proyectil de ‘arma no letal’ en la cabeza; a Duván Álvarez, que recibió un disparo en el pecho, y a quién sabe cuántos más.


Y ante esa barbarie oficial, que después generó otra barbarie colectiva, la del vandalismo, que tampoco tiene justificación, el presidente Iván Duque, con la falta de empatía que lo caracteriza, en lugar de expresarle de inmediato sus condolencias a la familia de Javier Ordóñez, no obstante que dijo que su gobierno no toleraría los abusos, alabó a la Policía y al Ministro de Defensa. “Hemos visto hechos dolorosos el día de hoy”, dijo, “pero hemos visto también la actitud gallarda, férrea, no solamente de los comandantes de la Policía sino también del señor Ministro de la Defensa y de toda la institucionalidad para que se hagan las investigaciones, para que se avance con celeridad y para que se apliquen las normas como tiene que ser”.


Por supuesto, con esa manera de reaccionar, Duque estimuló la ira y el sentimiento de desprotección de la gente.


En cambio la alcaldesa, Claudia López, se solidarizó con la familia de Javier Ordóñez, le ofreció su apoyo para que haya pronta justicia, y dijo lo único sensato que puede decirse ante esa cadena de asesinatos de civiles por parte de policías, que se repiten sin que las investigaciones, por lo general, paren en nada. “Esto no se trata de hechos aislados”, dijo, “sino de un problema estructural dentro de la Policía”.


Y por supuesto que es un problema estructural el cual, si el Presidente y el Ministro de Defensa no quieren empeorar la situación, deben reconocer.


Además, son muy graves las denuncias hechas por Claudia López en el sentido de que desde la alcaldía se le ha pedido a la Policía, infructuosamente, que tome medidas en serio. Por eso ha dicho que va a trabajar con la Procuraduría y la Defensoría para que se haga una reestructuración profunda y seria al interior de la policía, de manera “que prevenga y sancione ejemplarmente los casos de abuso policial”.


Porque lo que no puede suceder es que todo quede en que para los torturadores y asesinos de Javier Ordóñez, el castigo sea simplemente dejarlos tres meses por fuera de la Policía, como se dijo inicialmente.


Esas actitudes del Gobierno, si se unen a los otros abusos y al aumento del hambre y de la pobreza, en lugar de controlar la situación, lo que acabarán generando en el país es un estallido generalizado de violencia.


Ojalá se den cuenta.

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