Santos se volvió duquista
- Patricia Lara Salive
- 26 nov 2021
- 3 Min. de lectura
“Si Duque se vuelve propaz y verde, soy el primero en volverme duquista”, le dijo el expresidente Juan Manuel Santos a la incansable periodista María Jimena Duzán en uno de esos pódcasts interesantes y largos que casi a diario ella hace en Spotify.
Un par de días después, en la conmemoración del quinto aniversario del Acuerdo de Paz llevada a cabo en la sede de la JEP, con la presencia del secretario general de la ONU, luego de estrecharle la mano a su sucesor por primera vez desde cuando abandonó la Presidencia, Santos afirmó: “Tengo que reconocer que, gracias a Dios, el presidente Duque se montó en el tren de la paz”. Y agregó: “Tengo entendido que el presidente también está explorando caminos para reanudar las conversaciones de paz con el Eln. Eso nos llena de esperanza. En ese esfuerzo encontrará todo nuestro apoyo y estoy seguro de que también el de Naciones Unidas y de la comunidad internacional. La paz no es de nadie en particular, sino de todos los colombianos y del mundo entero. Por la paz debemos trabajar juntos hasta el fin de nuestros días”.
En su discurso ante el mismo auditorio, Duque se mostró fan de la paz, le agradeció a Dios por ese día, pidió un minuto de silencio por las víctimas y dijo que el tren de la paz se encuentra en el artículo 22 de la Constitución, que dice: “La paz es un deber y un derecho de obligatorio cumplimiento”.
¿Quiere decir que Santos y Duque comenzaron a fumar la pipa de la paz, a pesar de la carta que el expresidente Uribe le envío al secretario general de la ONU, tan destemplada como fuera de lugar, en la que le dice que “proceso de paz no ha habido”?
Esa sería la mejor noticia que podría recibir el país en este momento, cuando reina la incertidumbre electoral y apenas estamos empezando a superar la devastación económica y social que dejó la pandemia.
Es que ponerle zancadillas a la paz, como tanto hizo este Gobierno, pasó de moda: ya no da réditos políticos, ya cada vez más la mayoría de la gente considera a Uribe un viejito gagá y ya incluso alguna encuesta señala que existe un porcentaje alto de colombianos que quieren votar por la derecha, siempre y cuando esta no sea uribista.
Así que, presidente Duque, por favor acabe de fumarse la pipa de la paz con Santos y déjele al país un legado por el cual valga la pena recordarlo: el de haberle puesto fin a la polarización.
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SOS, ministro de Salud: el campesino Luis Fernando Cruz, quien trabaja conmigo, tiene una sonda puesta desde el pasado 18 de octubre porque una inflamación benigna de la próstata le impide orinar. Según valoración del gran urólogo Pablo Gómez, deben operarlo de inmediato. En el hospital de Facatativá, adonde llegó de urgencia el 19 de octubre, porque la sonda que le pusieron en el hospital de Sasaima fue demasiado gruesa, le dijeron que debía pedir una cita de urología y en la orden anotaron “prioritaria”.
Sin embargo, ha sido imposible que le den la cita porque, al parecer, la EPS Convida, a la que el señor Cruz le ha cotizado desde agosto del 2016 $2’121.924, hace tiempo que no le paga al hospital de Facatativá. De modo que al buen Luis Fernando, quien anda montaña arriba y montaña abajo con esa sonda molesta, conectada a una visible bolsa llena de orines, le han inventado toda clase de disculpas para no atenderlo y, por supuesto, para no operarlo. Así lleva 40 días. ¿Cuántos más tendrá que esperar en esa situación, señor ministro de Salud, Fernando Ruiz?
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