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De la Calle, ahora o nunca

  • Foto del escritor: Patricia Lara Salive
    Patricia Lara Salive
  • 17 nov 2017
  • 3 Min. de lectura

El domingo, en la consulta liberal, se definirá si el candidato de ese menguado partido será Humberto de la Calle, quien, con inteligencia, paciencia y tino, logró lo imposible —la firma del acuerdo de paz con las Farc—, o Juan Fernando Cristo, hábil político, buen ser humano, quien fue eficaz como ministro del Interior y consiguió que el Congreso aprobara los principales proyectos de la paz, pero movido por su ambición de ser candidato presidencial abandonó el barco cuando más necesitaba de un capitán experto. Debido a ese abandono, entre otras cosas, la paz ha estado al borde del naufragio.

Por esa razón; porque De la Calle, quien fuera también registrador, magistrado de la Corte Suprema, ministro del Interior, representante del Gobierno de Gaviria ante la Asamblea Nacional Constituyente y vicepresidente, tiene más experiencia que Cristo en el manejo del Estado, y porque si es él el candidato liberal es más fácil que los candidatos del centro izquierda (Fajardo, Claudia López, Robledo, Clara López si Robledo lo permite y el propio De la Calle) alcancen un acuerdo para elegir entre ellos a un candidato único, vale la pena que todos, así no pertenezcamos al Partido Liberal, este domingo votemos por De la Calle en la consulta liberal.

Pero hay otras razones para hacerlo: una, la de que mientras el panorama de la derecha es bastante claro (los candidatos serán el que diga Uribe y Germán Vargas Lleras, quien últimamente ha dado pasos gigantescos para matricularse en ese sector y cuenta con el apoyo del empresario Luis Carlos Sarmiento y lo que ello significa en recursos financieros y publicitarios), el cuadro del centro izquierda y de la izquierda es muy confuso: por una parte, los primeros no han llegado a un acuerdo para elegir candidato único, y los segundos ya parecen más una multitud de egos de expertos en dividirse y en restar, que es el camino más expedito para que los derroten en política. Por eso se requiere que haya sobre el tapete del centro izquierda uno o dos candidatos con una opinión favorable muy fuerte. Estos serían Sergio Fajardo, quien consistentemente viene punteando en las encuestas y tendría asegurada la Presidencia si logra pasar a la segunda vuelta, y Humberto de la Calle, quien en una encuesta reciente del Centro Nacional de Consultoría barrió a Juan Fernando Cristo. Y si quedan ellos dos liderando los sondeos de opinión, es muy factible que se acuerde un mecanismo de encuestas que defina cuál tendría mayor opción de pasar a segunda vuelta. Porque lo que si es claro es que, si ese sector va dividido a la primera vuelta, los candidatos de la segunda ronda serán Vargas Lleras y el que diga Uribe, es decir, los representantes de la derecha y de la extrema derecha.

Pero también hay otro motivo para votar por De la Calle: en este momento, cuando el Congreso ha parecido empeñado en el naufragio del proceso de paz, sería un mensaje muy importante que el jefe de la negociación tuviera un apoyo contundente. Así, quizás, los parlamentarios sentirían cierto temor de perder sus voticos y acabarían de optar por no tirarse la paz.

***

¡En buena hora resucitó el presidente! El país no entendía que mientras la paz naufragaba y necesitaba de su liderazgo, él estuviera recibiendo condecoraciones pendejas en el exterior. Su discurso del martes, contundente, unido al fallo de la Corte Constitucional, empujó la aprobación de la Justicia Especial para la paz en el Senado, y nos hizo sentir otra vez que hay presidente.

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