Guerra contra alcaldes alternativos
- Patricia Lara Salive

- 26 ene 2020
- 3 Min. de lectura
"A Claudia López la ataca el uribismo por blanda, porque no usó la fuerza como cuando asesinaron a Dilan Cruz, y la ataca el petrismo porque usó racionalmente la fuerza pública para contener a los violentos que afectan la protesta pacífica,” escribió en twitter el Senador del Partido Verde Antonio Sanguino. Así describe esos dos fuegos a los que se verá enfrentada la alcaldesa de Bogotá, quien está haciendo un experimento interesantísimo de cultura ciudadana, con sus protocolos para el manejo de la protesta social los cuales, en general, controlaron bastante mejor que el 21 de noviembre los desórdenes surgidos en las jornadas del paro nacional. Hasta el punto de que, a diferencia de lo sucedido ese día, cuando hubo toque de queda, el Esmad asesinó a Dilan Cruz y proliferaron los videos de la persecución violenta de los miembros del Esmad contra quienes se manifestaron pacíficamente, en esta ocasión circularon videos de muchachos en plan de vándalos localizados en un par de sitios de la capital que, con toda agresividad, les lanzaban diluvios de piedras a los policías que se protegían apenas con sus escudos, pero que no respondían con violencia. Tristemente, a piedra hirieron a decenas de policías.
Entonces ¿qué pasó? Que mucha gente a la que antes le afloraba la rabia contra el Esmad, ahora mira con afecto a esos policías atacados de manera desalmada por ese tropel de tira piedra sin remedio. Según alguien que conversó con ellos, se trataba de jóvenes que no creen en la protesta pacífica e insisten en que ella sólo da frutos si es violenta. ¡Qué equivocados están!
¿Y quiénes pueden haber estimulado a esos jóvenes que, en la práctica, lo que hacen es dificultar la labor de Claudia López y desprestigiar sus protocolos de manejo de la protesta social, avalados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Alberto Brunori? Temo que podría ser el mismo que, desde antes de la posesión de Claudia, arrancó a dispararle fuego amigo y le declaró una oposición sin cuartel, hasta el punto de que ahora salió con el disparate de que “que es peor el Metro elevado de Bogotá que el Coronavirus.” Pero le saldrá mal a Gustavo Petro su empeño en hacerle daño a Claudia, porque la gente apoya cada vez más su alcaldía, que se está convirtiendo en un modelo de manejo democrático y civilizado del poder y de la sociedad.
Como también la gente apoya al alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, y al alcalde de Medellín, Daniel Quintero, quien personalmente limpió las paredes de la ciudad, pintadas y ensuciadas por los vándalos.
Quintero, por su parte, al día siguiente de la jornada del 21 de Enero, advirtió en un trino: “Hoy inició una campaña para torpedear los gobiernos alternativos que acaban de ser elegidos con votaciones históricas. Así son ellos. Nosotros seguiremos trabajando para construir un futuro diferente”.
Y así parece. Porque el Senador Álvaro Uribe hizo en twitter una advertencia peligrosa, cuyo significado desconozco, pues el manejo del orden público en las ciudades corresponde a los alcaldes: “No más vandalismo (…) Si las autoridades locales no responden sabemos que el Gobierno Nacional responderá con todo rigor.” ¿Qué quiere decir Uribe? ¿Que va a obligar a Duque a pasar por encima de los protocolos de los alcaldes y a sacar el ejército a las calles para generar pequeños nueves de abril que hagan fracasar las políticas de expresión civilizada de los desacuerdos?
Dios no lo quiera.
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