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Pesimismo que mata

  • Foto del escritor: Patricia Lara Salive
    Patricia Lara Salive
  • 29 dic 2017
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 14 nov 2024

En vísperas de Año Nuevo vale la pena meditar sobre la afirmación hecha por el siquiatra Carlos Córdoba, en el sentido de que “somos un país alexitímico, es decir, incapaz de leer las cosas positivas”, y pensar en el consejo que acaba de darle Alejandro Gaviria, siempre lúcido, a un grupo de graduandos, el cual podría esclarecer la razón de por qué vivimos sumergidos en un pesimismo y negativismo devastadores.

“Mi único consejo es simple”, les dijo Gaviria a los muchachos. “No vean los noticieros de televisión. Cambien de canal. Apaguen el televisor. Hablen con sus padres. Llamen a la novia. Jueguen videojuegos. Lean El Quijote. Pero no les presten atención a las noticias”.

“Las noticias son repetitivas, exasperantes”, agregó. “La música apocalíptica de la apertura presagia que algo extraordinario ha ocurrido. Pero la verdad es otra, casi nunca pasa nada. Las noticias son las mismas día tras día. Rutinarias, predecibles, un inventario de la miseria humana: asesinatos, violaciones, robos, actos de corrupción, etc.”.

Y más adelante continuó: “Esa carga de negatividad diaria nos va convirtiendo en “espectadores sin memoria”. El escándalo de hoy reemplaza al de ayer. Los noticieros venden lo efímero como si fuera duradero. Prometen la novedad, pero entregan la rutina. Uno ve uno y los ha visto todos (…) Los noticieros entorpecen nuestro entendimiento del mundo (…) Las noticias se ocupan del estruendo, el escándalo y la tragedia individual. Pero el cambio social es gradual, parsimonioso, acumulativo y, por lo tanto, invisible. No suscita titulares. No genera emociones. No vende”.

Y luego afirmó algo que no queremos ver: “En nuestro país, por ejemplo, la tasa de pobreza es la menor de la historia. La tasa de homicidio, la menor en 40 años. La mortalidad infantil ha disminuido sustancialmente. La desnutrición también ha descendido. Pero la mayoría piensa que estamos viviendo en el peor de los tiempos, en medio de un desastre sin nombre. Los noticieros han creado una suerte de pesimismo artificial. Mentiroso (…) Las noticias han generado una suerte de negativismo por reflejo”.

Y concluyó: “Por supuesto, millones sufren todavía por el hambre, la enfermedad, la guerra, el odio y la corrupción. Pero el pesimismo no resolverá ninguno de estos problemas. Por el contario. Puede agravarlos”.

Y es tan cierta la afirmación de Gaviria que, por ejemplo, en los últimos seis años, el senador Álvaro Uribe, manipulando a los medios y manejando diabólicamente su Twitter, ha convencido a casi medio país de que estamos en el peor de los mundos y de que el proceso de paz con las Farc ha sido un desastre, cuando los hechos desmienten todos los días esa percepción, pues la guerrilla más poderosa y antigua de América Latina entregó sus armas, se desmovilizó y la mayoría de sus antiguos combatientes sueñan con vivir y trabajar en paz, y en gran parte del territorio se respira una tranquilidad que no se vivía desde hace décadas. Sin embargo, existe el riesgo de que ese pesimismo, sembrado malévolamente, lleve a que se elija a alguno de los candidatos que se empeña en desbaratar la paz, con lo cual, ahí sí, sobrevendría el desastre.

Pero aún estamos a tiempo para tomar conciencia y evitar la debacle.

***

Felicitaciones al representante Rodrigo Lara, por su proyecto de ley para desheredar a los hijos que abandonen y maltraten a sus padres. Es una ley justa, que debe aprobarse cuanto antes.

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¡Que tengan un feliz 2018, queridos lectores!

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