Presidente Duque, ahora, de usted depende la paz
- Patricia Lara Salive
- 19 jul 2018
- 3 Min. de lectura
Ya pasaron los tiempos en que usted, Presidente Duque, podía despotricar, sin consecuencias, de los acuerdos de paz. Ya usted, a partir del 7 de agosto, será el responsable de cada vida que se salve, pero también de cada muerte que hubiera podido evitarse. Ahora, cada palabra suya o cada silencio, cada acción o cada omisión, tendrán un impacto enorme en el devenir nacional.
Y usted debe decidir ya si desea lidiar con una Colombia incendiada de nuevo por la guerra, para lo cual lo único que tendría que hacer es permitir, como lo ha hecho hasta ahora, que los halcones que lo rodean, y no usted, quien ha preferido guardar silencio ante sus desbordamientos, sean los que manden la parada, generando así un ambiente enrarecido en el que han aumentado los asesinatos a líderes sociales, las amenazas a periodistas y los ataques bajos a figuras tan valiosas como el padre Francisco de Roux; o si prefiere consolidar la paz y pasar a la historia como el hombre que volvió realidad el milagro de Colombia.
A juzgar por su acertada afirmación de que se propone construir un acuerdo nacional para “lograr que la paz sea estable”, uno diría que lo que quiere es consolidarla. ¡Pues manos a la obra, presidente: eso es lo que tiene que hacer! Sin embargo, ese acuerdo debe construirlo no como aparentemente planea hacerlo, con los que piensan como usted, sino con los que opinan distinto; no con los 7,5 millones de colombianos que votaron por usted en primera vuelta, sino con los 2,5 que se le sumaron y le dieron el triunfo en la segunda, más el casi millón de votantes en blanco, más los ocho millones que votaron por Petro y, por supuesto y ante todo, más la otra parte signataria del acuerdo de paz, que son las Farc.
Cualquier modificación que quiera hacerle al acuerdo debe concertarla con sus dirigentes, presidente. No hacerlo dejaría a Colombia ante el mundo y ante ellos como un país que no cumple sus compromisos. No hacerlo sería muy peligroso, más en un momento tan complicado como este: por una lado, hay informes que indican que las disidencias de las Farc, que ahora se dedican al narcotráfico y que carecen de justificación política, quisieran unirse; por otra parte, Iván Márquez, el jefe del equipo negociador de las Farc, ha dicho que no asumirá su curul en el Senado porque, para él, la detención de Santrich es un “montaje judicial”; porque piensa que la JEP se ha desfigurado; y porque considera que falta determinación para cumplir el acuerdo de paz. Por otro lado, hay descontento en las bases guerrilleras porque no les han cumplido con los proyectos productivos; además, se avecina la decisión sobre la extradición de Santrich, que puede tener un impacto de consecuencias inimaginables en las bases y en Márquez. Si se tienen en cuenta esos factores que, al juntarse, pueden convertirse en el motor que lleve a la fundación de una nueva guerrilla que tendría como justificación política el incumplimiento de los acuerdos, por parte del Estado, usted, presidente Duque, tendría que enviarles YA un mensaje de tranquilidad a los dirigentes de las Farc y a sus bases, reunirse con ellos y decirles que el gran acuerdo nacional que quiere lograr va a contar con su opinión; y proceder a concertarlo.
Así lideraría usted la consolidación de la gran paz de Colombia y podría consagrarse al desarrollo del emprendimiento en el país, como quiere. De lo contrario, la guerra puede explotarle en cualquier momento...
Nota: por vacaciones, esta columna reaparecerá en cuatro semanas
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