Pura paja, presidente
- Patricia Lara Salive
- 30 jul 2021
- 3 Min. de lectura
El presidente Duque, en entrevista con El Espectador, dijo que su gobierno ha hecho más que el anterior para cumplir el Acuerdo de Paz. Pero el tortuoso camino que han recorrido las 16 curules para las víctimas, establecidas en el Acuerdo, prueba que su gobierno dice una cosa y hace otra con respecto a la paz.
El exministro Guillermo Rivera acaba de mandarle un derecho de petición al presidente del Senado, el conservador Juan Diego Gómez, para que de inmediato cumpla la sentencia del Consejo de Estado que le ordena enviar a Presidencia el texto de la reforma constitucional que crea las curules para las víctimas, para que sea publicado en el diario oficial y entre en vigencia. Como lo recuerda Rivera, el calvario que el Centro Democrático y el gobierno de Duque les han hecho vivir a las curules para las víctimas es el siguiente:
Después de que la bancada uribista, en la que Iván Duque actuaba como senador, se opuso a que las víctimas tuvieran sus 16 curules con el argumento de que estas serían para las Farc, a pesar de que el texto establecía que ni la antigua guerrilla ni los movimientos o partidos representados en el Congreso podrían inscribir candidatos para esas circunscripciones, en noviembre de 2017 el Senado le dio el último debate a la reforma constitucional que las creaba y obtuvo 50 votos a favor. Sin embargo, el conservador Efraín Cepeda, presidente del Senado de la época, archivó el proyecto porque, según él, no tuvo los votos suficientes ya que, a su juicio, había 102 senadores y no 99, como decía la oposición, que no contaba para conformar el quorum a los tres senadores presos: Ñoño Elías, Musa Besaile y Álvaro Ashton.
Entonces Guillermo Rivera presentó ante el Consejo de Estado una acción de nulidad contra esa declaratoria de archivo, pero el proceso fue muy demorado porque el uribismo y el gobierno desplegaron su artillería: primero, los abogados del nuevo presidente del Senado por el Centro Democrático, Ernesto Macías, le pidieron al Consejo de Estado que no le diera curso al proceso porque, según ellos, una decisión política del Congreso no podía estar sujeta al control judicial del Consejo de Estado. El tribunal desestimó el argumento. No obstante, la Agencia de Defensa Jurídica del Estado se opuso entonces a la demanda presentada por Rivera, con un argumento similar al planteado por Macías. El Consejo de Estado volvió a desestimar el argumento. Cuando el proceso ya iba a fallarse, para dilatarlo, varios uribistas pidieron ser aceptados como coadyuvantes para oponerse a la demanda, y cada vez que el tribunal les negaba una petición, presentaban recursos de súplica. Eso tomó más de un año, hasta que finalmente el Consejo de Estado falló a favor de las 16 curules.
Por su parte, el senador Roy Barreras presentó acciones de tutela. Una de ellas fue seleccionada por la Corte Constitucional, que en mayo falló a favor, esgrimiendo el mismo argumento del Consejo de Estado, pero la sentencia no se ha cumplido en ninguno de los dos casos, porque ambos tribunales le ordenaron al presidente del Congreso enviar el texto a Presidencia y él no lo ha hecho.
El presidente Duque, que a lo largo de su gobierno ha dado declaraciones y presentado propuestas para enredar las 16 curules de las víctimas, con el poder que tiene, no ha movido un solo dedo para hacer que las sentencias se cumplan y las curules rijan.
¿Eso es cumplir el Acuerdo de Paz, presidente?
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