Apenas comienza la tarea
- Patricia Lara Salive

- 31 oct
- 3 Min. de lectura
Es un hecho que el Pacto Histórico y el senador Iván Cepeda obtuvieron un triunfo inobjetable en la consulta del pasado domingo: a pesar de que hasta última hora no era claro si se realizaría la consulta o no, si Daniel Quintero participaba o no, si la competencia sería interpartidista o si se daría entre candidatos de un solo partido, etc., la izquierda demostró que constituye una fuerza política consolidada, disciplinada y que tiene una base de casi tres millones de compatriotas que están con ella así llueva, truene o relampaguee, y que, en unas elecciones en frío, se movilizaron para escoger al candidato de la izquierda y a los participantes en las listas de Senado y Cámara. Así, pues, el Pacto Histórico les dio una lección de organización a los demás partidos que carecen de reglas y de estructuras claras.
Sin embargo, contar con la importante cifra de 2’700.000 votos, no le garantiza nada al senador Cepeda, pues para llegar al poder tiene que obtener cerca de doce millones de votos. Y eso sólo puede lograrlo mediante una gran alianza entre la izquierda, el centro izquierda y el centro. Ahí Cepeda tiene un papel fundamental qué jugar: le llegó la hora de conseguir que el gran acuerdo nacional que tanto ha pregonado –y que no es otra cosa que un programa mínimo común con cuyo contenido estén de acuerdo todos los participantes de ese Frente Amplio, más muchos más– se vuelva realidad. Por lo menos en el papel, o en un folleto que se distribuya con el título de “Programa Común de Gobierno”. Así se hizo en Francia en 1972 cuando el Partido Socialista y el Partido Comunista lograron la unidad mediante ese catálogo de propósitos y ese mínimo común denominador que llevó al socialista François Mitterrand al poder.
Así que, para garantizar el triunfo en primera vuelta, Cepeda debería lograr elaborar un programa de gobierno que propugne no solo por una Colombia más justa, más incluyente y más igual, sino también por un país más próspero y mucho más seguro. Y en esos últimos puntos está la clave del asunto: porque la izquierda pone el énfasis en lo social, y eso está muy bien. Y la derecha lo pone en el crecimiento y en la seguridad, y eso también está muy bien. Pero lo difícil ha sido amalgamar esas dos visiones de país, que no tienen que ser excluyentes, ni mucho menos. Y esa es la gran tarea que tiene por delante Cepeda, acompañado por otros dos candidatos del centro: los ex senadores Roy Barreras y Juan Fernando Cristo, quienes también han manifestado ser partidarios de la creación del Frente Amplio. Sin embargo, tampoco es suficiente que a ese programa adhieran solo Cepeda, Roy y Cristo. Si el propósito del programa fuera, no solo impulsar los egos, sino sacar adelante a Colombia, también tendrían que participar de ese acuerdo candidatos como Claudia López, Enrique Peñalosa y Maurice Armitage, por lo menos.
Garantizar el triunfo de esa gran coalición del centro y la izquierda es la gran tarea que tiene por delante el senador Cepeda. Y tendría que garantizar también que no sería una alianza de pacotilla como la que hizo Petro al comienzo del gobierno con los sectores de centro representados en el gabinete por técnicos de la categoría de José Antonio Ocampo, Alejandro Gaviria, Cecilia López y Jorge Iván González, quienes a mitad del primer año de gobierno salieron como pepa de guama porque al presidente se le ocurrió, porque sí, desbaratar la coalición de gobierno.
De modo que adelante, senador Cepeda. El camino es difícil, pero se puede.
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