Reflexiones sobre el fallo de Uribe
- Patricia Lara Salive

- 24 oct
- 3 Min. de lectura
La absolución en segunda instancia del expresidente Álvaro Uribe trae varias reflexiones: la primera, que indudablemente es un triunfo para el expresidente y para la derecha, envalentonada con el fallo. La segunda, que es un golpe para la izquierda. La tercera, que el senador Iván Cepeda es un valiente que merece todo nuestro respeto. La cuarta, que se comprueba una vez más que en Colombia existe la separación de poderes y que no es verdad, como decían algunos en este país y en el gobierno y el congreso norteamericanos, que la justicia en Colombia esté manipulada por el presidente Gustavo Petro. La quinta, que por más de que el presidente vocifere, arengue y controvierta, en esta tierra prevalece el respeto a los fallos de la justicia y a los caminos que ella ofrece, razón por la cual el senador Iván Cepeda y sus abogados interpondrán ante la Corte Suprema de Justicia el recurso de casación para controvertir el fallo de segunda instancia. Será allí, en esa instancia de la cual el expresidente Uribe huyó despavorido renunciando al senado cuando la Corte le ordenó casa por cárcel, donde se dé el veredicto definitivo sobre si él es culpable o es inocente. Y ello ocurrirá dentro de un período de dos a cinco años más o menos. Y la sexta, que ya es hora de que este país siga adelante y se olvide de esa dañina división entre buenos y malos, entre Uribe y Petro, entre Uribe y Santos, entre Uribe y cualquiera, entre Petro y los demás. Muchos estamos mamados de la confrontación permanente mientras nada parece avanzar.
Por eso son muy bienvenidas las palabras que el exsenador y nuevo precandidato Roy Barreras pronunció en el video en el que por fin oficializó su candidatura presidencial: “No hacen falta más problemas, sino alguien capaz de resolverlos”, dijo. “Alguien que, en vez de dividir, vaya al centro y adentro de lo que hay que hacer. Porque lo peor que nos puede pasar es sentir que estamos solos. Nos han mentido por mucho tiempo, nos han llenado de un odio que nunca fue nuestro, un odio que nos separa. Convirtieron a nuestros niños en asesinos, a nuestros vecinos en enemigos. Nos enseñaron a odiar a punta de dolor, nos enseñaron a desconfiar como si no compartiéramos la misma sangre, la misma historia, la misma patria. Eso es lo que debemos vencer por encima de todo. Darnos cuenta de que los verdaderos enemigos son los que quieren que nos odiemos”. Y concluyó: “En nuestro gobierno uniremos a Colombia”.
Bienvenido ese lenguaje de Roy Barreras. Ojalá sea él capaz de imponerlo sobre el lenguaje de odio y de polarización que utilizan muchos de sus rivales. No podemos seguir esparciendo el caldo de cultivo de las guerras. No podemos continuar ahondando la desconfianza. No podemos seguir dándoles vivas a los mensajes de “odiaos los unos a los otros”. Evidentemente no podemos permitir que sigan convirtiendo a nuestros niños en asesinos. Hay que abandonar ya esas confrontaciones sin sentido y caminar juntos hacia la construcción de una Colombia que propicie el diálogo entre todos y que permita que salga a la luz todo lo bueno que hay en este país, que es mucho.
Nota 1: Protesto: por más de que no se esté de acuerdo con el presidente de la república, no se puede permitir que se le llame jefe del narcotráfico, sobre todo si no se exhibe una sola prueba que lo demuestre.
Nota 2: Es muy dolorosa y sorpresiva la muerte del neurocirujano cordobés Remberto Burgos de la Espriella. Paz en su tumba. Mis condolencias a su familia.
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