La paz completa se abre camino
- Patricia Lara Salive
- 12 ago 2022
- 3 Min. de lectura
Por fortuna, este país parece muy distinto al que existía hace tres meses. No ha cambiado nada en concreto. Pero hubo un cambio de fondo: cambiaron el Gobierno, la voluntad política y las conversaciones. Ahora abandonamos el lenguaje de los insultos y vamos tras la paz completa, algo difícil de lograr, pero no imposible.
Para caminar en esa dirección y conversar con los miembros de la comisión de diálogo del Eln, el primer consejo de ministros de Petro aprobó el viaje a La Habana del canciller, Álvaro Leyva; del comisionado de Paz, Danilo Rueda; de una delegación de la Iglesia, integrada probablemente por monseñor Héctor Fabio Henao y el padre Darío Echeverri, y de la Misión de Verificación de la ONU.
Todo indica que se reanudarán, en Cuba, las negociaciones de paz con el Eln, retomándolas donde las dejó el Gobierno de Santos. Ese proceso se facilitará porque se reabrirán las relaciones con Venezuela, paso fundamental para que la paz con el Eln y con las disidencias de las Farc tome un buen camino. Dado que esos grupos armados se mueven por la frontera colombo-venezolana, es imposible que la paz con ellos avance si no hay una buena comunicación y cooperación entre los dos países y sus dos ejércitos.
Para avanzar en la ruta de la paz completa también se está explorando la apertura de conversaciones con las disidencias de las Farc, que han manifestado su voluntad de dialogar. Y, lo que es más difícil de asimilar, ha habido un llamado al Clan del Golfo (grupo de narcotraficantes) para que se someta a la justicia.
Un impulsador fundamental de este plan ha sido el senador Iván Cepeda, quien acaba de ser elegido presidente de la Comisión de Paz del Senado y, en varios foros y medios de comunicación, ha explicado en qué consiste la “paz total”.
Según Cepeda, la política de paz completa, básicamente, implica un cambio de paradigma de los modelos de paz que se han desarrollado hasta hoy. Para él, las paces por segmentos, que han implicado que primero se negocia con unos y luego con otros, han generado disidencias, porque los territorios no son rápidamente atendidos por el Estado y, entonces, se entra en nuevos ciclos de violencia. De manera que ahora, con el concepto de paz completa, lo que se propone es llegar a la paz de manera simultánea, que no significa que a los grupos violentos se les vaya a dar un tratamiento igual.
Como explicó el senador en entrevista con María Isabel Rueda, el primer nivel de la paz total sería el desarrollo de negociaciones políticas con el Eln y las disidencias, y la búsqueda con los clanes del narcotráfico de un acuerdo para su sometimiento a la justicia, en el marco de la Constitución y la ley. El segundo nivel sería “darles un protagonismo real a los territorios y a las regiones”, pues los procesos de paz “han tenido un excesivo énfasis en un diálogo en una mesa nacional de conversaciones y dejan de lado lo que ocurre en los territorios”. El tercer nivel es la relación que debe haber entre las reformas sociales y los acuerdos de paz, que deben estar ligados. En ese aspecto, dice Cepeda, es fundamental el tratamiento que se le dé al narcotráfico.
Ahí está el meollo del asunto. Para solucionarlo, se requiere llegar a un acuerdo con Estados Unidos. Pero eso, en este nuevo país, en el cual las relaciones que muestran tener Biden y Petro parecen tan buenas, tampoco parece imposible.
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