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La prioridad en salud mental, un acierto del Gobierno

  • Foto del escritor: Patricia Lara Salive
    Patricia Lara Salive
  • 12 sept
  • 3 Min. de lectura

A propósito de la celebración, este 10 de septiembre, del día mundial de la prevención del suicidio, se observa que ese comportamiento va en aumento en Colombia. En el último año se suicidaron en el país 2.068 personas, lo que equivale a una tasa de 5,22 por 100.000 habitantes, cuando el promedio era de 4,2 (cifras de Google).


Pero las más preocupantes son las cifras de conductas suicidas en niños: según la Secretaría de Educación, en los colegios de Bogotá, entre enero y marzo de 2025, 145 niños y niñas de tres a cinco años, al igual que 1.049 de seis a 11, 1.175 de 12 a 17 y 35 mayores de 18 años, presentaron esos comportamientos.

Sin embargo, no solo preocupa el suicidio. Según un informe de la Procuraduría de 2023, son comunes los trastornos de ansiedad y depresión; la ansiedad no especificada; la generalizada; la depresión moderada; la perturbación de la actividad y la atención; los trastornos de adaptación; y la esquizofrenia paranoide. Y esos trastornos no sólo afectan a las personas, sino también a sus familias, e impactan negativamente su rendimiento escolar, académico y laboral. Por consiguiente, los problemas de salud mental inciden negativamente en el progreso del país.


Por eso, no es desacertado considerar que la crisis de salud mental es el problema más grave de Colombia, pues casi todas las tragedias que ocurren aquí tienen un componente de salud mental: si queman vivos a unos soldados, ahí subyace un problema de salud mental; si matan a un puñado de jóvenes policías en un helicóptero, también; si cada vez crecen más los casos de violencia intrafamiliar, igual. En fin, si fuéramos capaces de mejorar nuestra salud mental, también la situación del país mejoraría significativamente. Incluso, tengo la teoría de que, en Colombia, donde hemos vivido en guerra desde hace casi ochenta años, y donde hay más de diez millones de víctimas, el sicoanálisis debería ser una materia obligatoria del bachillerato.


Y aunque no llegaremos a eso, este Gobierno está dando pasos significativos para aproximarnos a una meta similar: la ley 2460 de 2025, expedida en junio pasado, es el principal de ellos. Esa ley, impulsada por el presidente Petro y por los ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, y de Educación, José Daniel Rojas, tiene como objeto “garantizar el ejercicio pleno del Derecho a la Salud Mental a la población colombiana, priorizando a los niños, las niñas, los adolescentes y los jóvenes, mediante la promoción de la salud, la prevención del trastorno mental (y) la Atención Integral e Integrada en Salud Mental en el ámbito del Sistema General de Seguridad Social en Salud, de conformidad con lo preceptuado en el artículo 49 de la Constitución”.


Y la ley agrega: “El Estado, a través del Sistema General de Seguridad Social en Salud y las entidades educativas públicas y privadas (…), garantizará la promoción de la salud mental, (la) prevención del trastorno mental (y la) atención integral e integrada que incluya diagnóstico, tratamiento y rehabilitación en salud para todos los trastornos mentales”.


Lo interesante es que parece que la prioridad de la salud mental no se va a quedar en el papel. Con la ayuda de la CAF, que destinó 150 millones de dólares para apoyar a Colombia en ello, y con la voluntad política del presidente Petro y del ministro Jaramillo de ponerle dientes a la ley, todo indica que, en unos años, podremos estar menos locos y ser más capaces de construir un país que progrese en paz.

¡Enhorabuena!

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