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Mejora, presidente Duque

  • Foto del escritor: Patricia Lara Salive
    Patricia Lara Salive
  • 19 oct 2018
  • 3 Min. de lectura

Se requería un mensaje de confianza. Por eso es positivo que el presidente Duque haya visitado a los desmovilizados de las Farc en La Guajira y se haya reunido con ellos, incluido Joaquín Gómez, antiguo comandante del Bloque Sur y crítico del liderazgo que ejercen Rodrigo Londoño (Timochenko) y otros dirigentes del ala moderada del nuevo partido.

Seguro Gómez, uno de los duros de las Farc, quien ha desarrollado una labor eficaz como líder del Espacio Territorial de Pondores (Guajira), le planteó al presidente las inquietudes que agobian a los desmovilizados.

Sin embargo, para sacar la paz de la incertidumbre, no basta esa visita. Se requiere que Duque vaya a los demás espacios de reincorporación, que converse con los dirigentes de todos los sectores de la FARC, que no desconozca a los jefes y, ante todo, que tenga la voluntad política de salvar el proceso y demuestre que la tiene. Ello implica, necesariamente, transmitirles a sus funcionarios que el Gobierno tiene como prioridad cumplir los acuerdos, poner al ministro de Hacienda a que encuentre los recursos para que ello sea posible, hacer que sus ministros impulsen en el Congreso los proyectos que faltan, especialmente la reforma rural integral y el catastro multipropósito, y olvidarse de las críticas que puedan lloverle de los halcones del uribismo.

Ya, con dos meses en la Presidencia, Duque tiene que haberse dado cuenta de que para la comunidad internacional es clave el proceso de paz. El comunicado del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, del 28 de septiembre, es claro al respecto. Dice, entre otras cosas, que sus miembros “reafirmaron su apoyo pleno y unánime al proceso (…); notaron que la responsabilidad principal de la implementación del Acuerdo de Paz se ha trasladado a una nueva administración; reafirmaron su seria preocupación en torno a (…) la violencia que continúa en ciertas zonas afectadas por el conflicto, incluyendo un patrón persistente de asesinatos de líderes comunitarios y sociales (…), y están a la expectativa de la implementación de medidas al respecto (…); recalcaron que la independencia y autonomía de la JEP deben ser plenamente respetadas; (...) reafirmaron su compromiso de trabajar con Colombia, bajo su nuevo Gobierno, para renovar el impulso de la implementación del Acuerdo de Paz (…) y resaltaron que el proceso de paz de Colombia sigue siendo importante como una fuente de inspiración para los esfuerzos realizados en muchas partes del mundo para poner fin a los conflictos y construir la paz”.

Así que, ante esa claridad de la junta directiva del mundo, al presidente Duque le queda muy difícil hacerse el bobo con la paz.

***

 

¡Hasta siempre, Roberto Burgos!

¡Qué falta nos va a hacer tu pluma, pero, mucho más, qué falta va a hacernos tu afecto incondicional, tu presencia discreta, tus correos llenos de mensajes bellos y profundos, tus palabras de aliento en los momentos fundamentales de la vida…

Conocí a Roberto por ser el amigo más cercano de Eligio García Márquez, mi compadre. Entonces nos volvimos compadres por analogía. Y nos unió más el haber compartido el calvario de la agonía y la muerte prematura de Eligio… Ahora, la muerte súbita de ese espléndido escritor y ser humano que era Roberto aumenta ese hueco en el corazón que ha ido ampliándose a medida que han ido desgranándose los grandes amigos. Para Dorita, sus hijos y los amigos, va mi abrazo adolorido.

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