Por favor no acabe con lo bueno que hay, presidente
- Patricia Lara Salive
- 27 dic 2024
- 3 Min. de lectura
El 5 de diciembre, en lugar de llegar a las 8 a.m. a entrevistar en vivo al expresidente Juan Manuel Santos y abrir así el foro Perspectivas País 2025 de la revista Cambio, ingresé a urgencias de la Fundación Santa Fe.
Al amanecer, creí que tenía neumonía y perdí un poco el sentido de la ubicación. El médico me ordenó hospitalizarme. A las 7 a.m. llamé a Santos, quien aceptó no cancelar la entrevista. Lo entrevistó María Jimena Duzán.
En urgencias le preguntaron a Jorge Posada Lara, mi hijo mayor, qué EPS tenía.
El 5 de diciembre, en lugar de llegar a las 8 a.m. a entrevistar en vivo al expresidente Juan Manuel Santos y abrir así el foro Perspectivas País 2025 de la revista Cambio, ingresé a urgencias de la Fundación Santa Fe.
Al amanecer, creí que tenía neumonía y perdí un poco el sentido de la ubicación. El médico me ordenó hospitalizarme. A las 7 a.m. llamé a Santos, quien aceptó no cancelar la entrevista. Lo entrevistó María Jimena Duzán.
En urgencias le preguntaron a Jorge Posada Lara, mi hijo mayor, qué EPS tenía.
–Compensar–, dijo.
Media hora después me examinaron. Minutos más tarde me hicieron una radiografía de tórax y me practicaron un montón de exámenes adicionales –cuadro hemático, gases arteriales, orina–. Me canalizaron y me aplicaron un antibiótico intravenoso, genérico. Mi médico (mejor, mi ángel de la guarda), el doctor Matijasevic, me dijo que mis glóbulos blancos estaban muy altos, que el examen de orina estaba horrible, que tenía una infección aguda y que había que determinar su origen. Me ordenó urocultivo, doppler de miembros inferiores, ecocardiograma, ecografía abdominal y más exámenes de sangre. Todo me lo hicieron en pocas horas. Ordenó mi hospitalización.
Como no había habitación, la primera noche la pasé en urgencias, rodeada de vecinos que no cesaban de hablar en voz alta, rezar el rosario, escuchar sermones de pastores. No pegué los ojos. La tarde siguiente me trasladaron a un cuarto, me hicieron otra radiografía de tórax. Bronquitis aguda fue el diagnóstico. Al otro día salió el urocultivo: tenía la bacteria Escherichia Coli que normalmente habita en el colon pero que, mediante un proceso de translocación bacteriana puede pasar de la orina, producir una bacteriemia e infectar distintos órganos. En mi caso, por fortuna, se infectaron solo los bronquios. Me aplicaron de manera intravenosa Ertapenem, el único antibiótico al que respondía esa bacteria. A los tres días comencé a reaccionar. Salí de la clínica luego de siete días de hospitalización y cuidados inmejorables.
Mi hijo pidió la cuenta. Cobraron $47.678 por concepto de botellas de agua que pedí a la habitación. Los más de $10′000.000 que, como particular, me hubiera costado esa hospitalización, incluidos los remedios que me suministraron, los canceló Compensar, a la que le pago mensualmente $156.000 que me descuentan de la pensión y $293.7820 adicionales por concepto del plan complementario que da ciertas ventajas en caso de hospitalización, pero que no llega a ser prepagada porque Compensar no ofrece esa modalidad. Además, Compensar me suministra de manera gratuita el montón de drogas que me tomo a diario y que, en la farmacia, me valían cerca de $1′000.000 mensual.
Contada la anterior historia le pregunto al presidente Gustavo Petro: dada la crisis de las EPS, Compensar le solicitó el retiro voluntario de toda su población de EPA. Hasta donde se sabe, aún no hay respuesta del gobierno. ¿El famoso shu, shu, shu del que habló el presidente en entrevista con Cambio va a terminar en el fin de Compensar, que tiene más de 2′100.000 afiliados a quienes les presta ese excelente servicio, así como 50 sedes y 80 mil instituciones aliadas que hacen parte de su red de atención en todo el país? ¿O se va a llegar a un acuerdo razonable para que siga dándoles a sus afiliados esa estupenda atención?
Ojalá el año nuevo nos traiga la buena noticia de que el gobierno ofreció un acuerdo razonable y continúa Compensar.
¡Feliz Año!
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