Presidente, ojalá no peligre la continuidad de la misión de la ONU en el país
- Patricia Lara Salive

- 10 oct
- 3 Min. de lectura
A mediados de este mes se decide si se renueva el mandato de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia que, como lo indicó la periodista María Jimena Duzán en su análisis de Cambio, “fue clave para evitar que Iván Duque hiciera trizas la paz [y] sigue siendo el único consenso al que se ha llegado en el Consejo de Seguridad de las Naciones en materia de acuerdos de paz en el mundo”. Desde 2017, ese mandato se ha renovado cada año, casi que automáticamente. Pero ahora peligra porque Estados Unidos, que tiene poder de veto, está ardido, con razón, con el presidente Gustavo Petro, por el disparate que cometió al pronunciar, megáfono en mano, en una calle de Nueva York, un discurso en el que instó al ejército norteamericano a que le desobedeciera a su presidente. ¡Nada menos! A Petro se le olvidó que, para que los mandatarios del mundo opinen, está la asamblea de Naciones Unidas. No las calles de la ciudad.
En retaliación, Estados Unidos le quitó la visa a nuestro presidente. Ojalá la represalia quede ahí y no afecte otras áreas de las relaciones, como puede ser el apoyo de Estados Unidos a la renovación del mandato de la ONU. Porque el disparate no se detuvo ahí. También la canciller Rosa Villavicencio renunció a su visa a dos días de celebrarse la sesión del Consejo de Seguridad en la que se presentaba el informe sobre la implementación del Acuerdo de Paz y empezaba a discutirse el tema de la prórroga del mandato de la ONU. Por consiguiente, la canciller no asistió a la sesión y Colombia estuvo representada solo por la embajadora ante la ONU, quien además no contó con el apoyo de uno de nuestros mejores funcionarios de carrera porque, al parecer, el presidente lo sacó de su cargo, molesto porque no le gustó el puesto que le asignó en el orden de los discursos ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
Por fortuna, otros países miembros del Consejo de Seguridad, que también tienen poder de veto, como Reino Unido y Francia, manifestaron su apoyo a la continuación de la misión. Ojalá su opinión pese sobre la de Estados Unidos, cuyo embajador ante la ONU dijo que el gobierno de Petro ha “socavado” el progreso para lograr una paz sostenida en Colombia, que sus políticas sobre el tema han sido “irresponsables” y que su país “está analizando de cerca el mandato de la misión para ver si sigue mereciendo el apoyo del Consejo de Seguridad, basándonos en la contribución que hace a la paz y a la seguridad en el país”.
El retiro de la misión de verificación de la ONU sería muy grave porque el Acuerdo de Paz perdería su principal legitimador internacional; la comunidad internacional y el Consejo de Seguridad dejarían de disponer de los informes trimestrales de la misión, que constituyen una fuente independiente y de confianza para ellos; los territorios perderían el apoyo de los equipos de la ONU desplegados en zonas rurales golpeadas por la violencia, las cuales dejarían de contar con ese importante acompañamiento internacional; y Colombia perdería credibilidad ante el mundo.
Ojalá, pues, como dijo el expresidente Juan Manuel Santos en entrevista para El Espectador, que este tema “no entre dentro de esa situación tan complicada que hay entre Colombia y Estados Unidos”. Ojalá, también, los Estados Unidos tengan en cuenta que el gobierno de Petro está por terminar y que el tema de la paz trasciende a todos los gobiernos.
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