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"HILO DE SANGRE AZUL"

Hoy se estrena 'Hilo de sangre azul', un 'thriller' de ricos, en TV

Esta producción de RCN está inspirada en la novela homónima de la escritora Patricia Lara Salive.

 

 

Foto: Archivo particular

Los actores Kepa Amuchástegui y Juan Pablo Espinosa.

 

 

Pedro Ospina (Juan Pablo Espinosa) no es un inversionista cualquiera. Su ambición desmedida por el dinero, lo lleva a crear una de estas famosas pirámides financieras, en la que caen personalidades de la alta burguesía. Sin embargo, su extraña muerte, en el exclusivo edificio Portales de la Cabrera, desencadena una trama detectivesca.

Ospina es el protagonista de la telenovela 'Hilo de sangre azul', que el canal RCN estrena este martes, a las 11 de la noche, inspirada en la novela homónima de la periodista y escritora Patricia Lara Salive.

“El protagonista aparece muerto al comienzo de la novela. Inicialmente parece como si se hubiera suicidado, pero una periodista vecina suya se empeña en investigar si su muerte fue suicidio o asesinato. Es una obra llena de intriga, infidelidades y humor; creo que es un retrato de nuestro estrato seis, con su ética tantas veces gris, y es un reflejo de la corrupción de la justicia”, explica Lara.

La periodista comenta que la trama está inspirada en todas esas estafas financieras que se suelen repetirse, cada cierto tiempo. “Yo recuerdo las pirámides de estrato seis de los años ochenta; la de DMG (que afecto a tanta gente de los estratos dos, tres y cuatro), la de Madof y recientemente las de Interbolsa y de Estraval. ¡Quién sabe cuántas más vengan! El ansia del dinero fácil hace que la gente no aprenda”, anota la escritora.

Para la adaptación de esta historia literaria a la televisión, la productora Teleset logró reunir un elenco de primer nivel, que se unen a Espinosa. Entre ellos, se destacan María Cecilia Botero, Kepa Amuchástegui, Germán Quintero, Ricardo Vélez, Luis Eduardo Motoa, Constanza Duque, Diana Hoyos y Juan Pablo Shuck.

Todos bajo la dirección de Olga Lucía Rodríguez y Camilo Vega, y con los libretos de Ana María Londoño y Rafael Noguera.

“Conozco los diez primeros capítulos. ¡Y son espléndidos!”, anota Lara, luego de ver su creación saltar ahora a la pantalla chica. Ella es consciente que iba a cambiar, con respecto a su libro. “Como autora entiendo que una cosa es la novela y otra la serie televisiva. Son dos creaciones distintas; la segunda, obviamente, está inspirada en la primera”.

Lara agrega que la serie ya se vendió en Estados Unidos (Mundo Max) y en siete países de América Latina: Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, República Dominicana, Perú, Paraguay y Ecuador.

¿Dónde y cuándo?

De lunes a viernes, por el canal RCN, a las 11 p. m.

Hilo de Sangre Azul

 

Los ricos en la pantalla

Cuando a mediados de los años noventa reventó el Proceso 8.000, yo les decía a los periodistas que conformaban la redacción de la revista Cambio16 que un día escribiría una novela inspirada en mis vecinos.

 
Por: Patricia Lara

 

De izquierda a derecha: Juan Pablo Shuck, Luis Eduardo Motoa, Diana Hoyos y Juan Pablo Espinosa, protagonistas de “Hilo de sangre azul”.

 

 

 

(En esa época ya había sido vecina de Santiago Medina, tesorero de la campaña de Samper; de un expresidente, de exministros, de empresarios, de un par de mafiosos, es decir, de una buena muestra de este país). 

Pero nunca me imaginé que mi deseo se transformaría, veinte años después, en una serie de televisión de sesenta y seis capítulos, en la que se invertirían cerca de cinco millones de dólares y participarían alrededor de mil quinientas personas, entre guionistas, directores, actores, extras, productores, escenografistas, luminotécnicos, sonidistas, personal de logística, peluqueros, maquilladores, cocineros, choferes, en fin, un sinnúmero de profesionales y de recursos que se unieron para hacer una gran producción: Hilo de sangre azul, serie de televisión basada en la novela que lleva el mismo título y que se estrenará el próximo martes, 16 de agosto.

Ocurrió que tiempo después de publicado el libro, el maestro Fernando Gaitán, el famoso creador de Betty la fea, quien entonces era vicepresidente creativo de RCN, se interesó en la historia y me invitó a su apartamento para conversar con él sobre la posibilidad de elaborar una serie de televisión basada en el libro. “Me gustó que fuera una ficción muy enraizada en la realidad, llena de humor, un muy buen thriller de suspenso a lo Agatha Christie de la burguesía colombiana”, dijo. Entonces comenzó el proceso.

Gaitán le dirigió al equipo de guionistas, encabezado por Ana María Londoño, la puesta en escena de la obra, es decir, la manera como podía adaptarse el texto literario al lenguaje televisivo. Fue un desafío difícil porque, según dice Ana María, el protagonista estaba muerto y era muy complicado ponerlo a hablar.

Hilo de sangre azul, que sucede en un edificio de estrato seis, cuenta la historia de Pedro Ospina, un encantador estafador casado con la hija de un millonario, que arma una pirámide en la que embauca a mucha gente, sus vecinos incluidos, y amparado en el respaldo tácito de su suegro logra préstamos bancarios que le permiten completar los intereses que debe pagar mensualmente. Pero el escándalo surge cuando la hija del rico se entera de que su marido le está siendo infiel y el suegro le retira el respaldo. Entonces le sobreviene la quiebra y el acoso de los acreedores enfurecidos, que lo ponen al borde del suicidio. El protagonista muere, inicialmente al parecer a causa de un suicidio. Pero una periodista vecina suya sospecha que lo mataron. Y, así, la historia se convierte en un thriller para dar con el asesino de este delincuente de cuello blanco, homicida que bien puede ser cualquiera de sus encumbrados vecinos.

Esa es la historia del libro. Sin embargo, quiero decir que Ana María Londoño hizo un guión espléndido, porque a cada personaje le extendió su historia, enriqueció sus conflictos y, quizás, lo volvió más complejo, respetando bastante su sicología, así como el tono y el humor negro de la novela.

En la serie, en la que, advierto, ninguno de los personajes ha sido mi vecino, pero bien hubiera podido serlo, participa un elenco inmejorable de actores de la vieja y de la nueva guardia: Kepa Amuchastegui, María Cecilia Botero, Joe Broderick, Constanza Duque, Luis Eduardo Mottoa, Germán Quintero y Ricardo Vélez, alternan con Juan Pablo Espinosa y Diana Hoyos, los protagonistas, y con Juan Pablo Shuk y Johana Cure, quienes tienen papeles principales.

 

La productora fue Teleset y los directores Camilo Vega, director de La niña, y Olga Lucía Rodríguez, quien anda feliz con el resultado porque dice que fue un privilegio participar en la dirección de “una radiografía de la sociedad en una historia tan contemporánea”.

Y es que la historia de verdad que lo es: inspirada en las sonadas pirámides de los años ochenta, es un retrato de la ética gris de nuestra alta sociedad y de la corrupción de nuestra justicia, basado en un escándalo que se repite una y otra vez porque la ambición de la gente por el dinero fácil impide que aprenda la lección: no es sino recordar a DMG, Interbolsa, Madof, ahora Estraval y quién sabe cuántos desfalcos más.

Tal vez por ser un tema tan universal, Hilo de sangre azul ha sido vendida ya en ocho países: Estados Unidos (Mundo Max), Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, República Dominicana, Perú, Paraguay y Ecuador.

La serie, además, tiene otra característica: es absolutamente adictiva. Por lo menos los son los diez primeros capítulos, que conozco. Es un pesar que vayan a pasarla a las once de la noche. Ojalá le modifiquen el horario. Y a los dormilones les digo: no se la pierdan, busquen la manera de grabarla para que la disfruten después. ¡Vale la pena! Hilo de sangre azul, más allá de un thriller, es un documento sociológico, divertido pero demoledor.

Patricia Lara Salive

Enero 31de 2025

Paz y salvo de salud mental para candidatos a presidente

Es claro que todo el que aspire a ser presidente de este país ingobernable debe tener en la cabeza una tuerca medio suelta. Por ello es tan brillante la ocurrencia del escritor Ricardo Silva sobre que en Colombia nos falta crear el cargo de psiquiatra general de la nación. Sería el empleo más importante de todos. Y ese funcionario, que debería manejar una entidad que se llamara Psiquiatría General de la Nación, tendría que tener una dependencia que se ocupara de expedir unas especies de paz y salvos sicológicos para quienes quisieran participar en las elecciones como candidatos presidenciales. Ese paz y salvo debería ser un requisito obligatorio para poder ser elegido primer mandatario.

Lo anterior, que puede sonar a chiste, nos ahorraría múltiples inconvenientes. Y si esa norma la adoptaran los otros países, también se le ahorrarían las peores desgracias a la humanidad, por ejemplo, la de haber sido empujada por un demente como Hitler a una guerra que le dejó un saldo de casi cincuenta millones de muertos. Y, a lo mejor, igualmente habría evitado que subiera al poder de la primera potencia del mundo un peligroso narcisista que carece de límites y que puede a llevar a la tierra, entre otras desgracias, a que se precipite el apocalipsis que, a este paso, mucho más temprano que tarde, generará el cambio climático: el cálculo es que, si seguimos como vamos, para 2030, la temperatura del planeta ya habrá pasado ese punto de no retorno que nos llevará al desastre.

Pero volvamos a Colombia. El gravísimo incidente ocurrido este fin de semana con Estados Unidos, cuyas consecuencias no están del todo solucionadas (los colombianos que viajan allá siguen siendo sometidos a requisas largas y molestas), tiene que demostrarle al presidente Petro que las relaciones exteriores del país no pueden manejarse a punta de trinos. El presidente tiene razón en que a los colombianos –y a los demás habitantes del mundo– debe garantizárseles un trato digno y que sus derechos no pueden ser violados. Pero esos temas deben ser tratados por los canales diplomáticos. Y si es cierto, como parece que lo es, que ya el gobierno colombiano había autorizado el vuelo del avión americano que traía a los deportados, el presidente no podía, a las tres de la mañana ni a ninguna otra hora, escribir un primer trino en el que decía que los colombianos debían ser recibidos con flores, y con 40 minutos de diferencia escribir otro en el que afirmaba que no autorizaba el aterrizaje en Colombia de ese avión que ya venía en vuelo.

Y, claro, esa reacción de nuestro presidente generó una respuesta desmedida, abusiva y peligrosa de parte de su homólogo estadounidense la cual, si se hubiera llevado a cabo, habría creado un terrible impacto económico en el país. Y para evitar semejante debacle, a los diplomáticos colombianos no les quedó más remedio que dar marcha atrás y recibir a los deportados colombianos a quienes, por lo demás, no podía negárseles la entrada a su patria.

No, presidente. Ya es hora de que se dé cuenta de que tiene que cambiar de métodos.

Nota. Esta semana se le rindió un sentido homenaje a Patricia Castaño, documentalista y pionera de importantes proyectos culturales, quien fue condecorada por el alcalde Carlos Fernando Galán con la Orden Civil al Mérito. Un abrazo estrecho de felicitación a esta mujer que lo merece todo.

Patricia Lara Salive

Enero 24 de 2025​

No deje que la tragedia se repita, presidente

Siento tristeza al escribir esta columna. Yo he sido una convencida de la necesidad de negociar la paz. He apoyado todos esos procesos. Desde 1999 he pertenecido a la Comisión Facilitadora del Proceso con el ELN. Pero para hacer la paz se necesitan dos. Y, definitivamente, los hechos han demostrado que el actual ELN no quiere hacer la paz. Tristemente, creo que no hay nada qué hacer, por lo menos mientras continúen los mismos mandos.

De modo que la decisión que acaba de tomar la fiscal general, Luz Adriana Camargo, de reactivar las órdenes de captura contra los 31 voceros del ELN en las mesas de diálogos de paz, incluidos los miembros del COCE Antonio García y Pablo Beltrán, no solo es acertada sino que debe cambiar rotundamente las relaciones entre el gobierno y el ELN y debe llevar a otra acción inmediata de parte del presidente Petro: solicitarle al gobierno de Maduro la extradición a Colombia de Antonio García y demás dirigentes y miembros del ELN que se encuentran en territorio venezolano.

Ya se acabaron las disculpas: después de los 60 u 80 o quién sabe cuántos asesinatos, muchos de ellos firmantes de paz, más los veinte o treinta mil desplazamientos que el ELN ha ocasionado en Catatumbo en una semana, más todo lo demás, no hay vuelta atrás. El presidente suspendió el proceso de paz con el ELN y, según el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, “el ELN ha botado a la caneca de la basura una vez más, y diría que de forma definitiva, la posibilidad de construir la paz en Colombia”. Es decir que el proceso de paz con el ELN se acabó. Por lo tanto, no hay justificación alguna para que Venezuela albergue a sus jefes y a sus bases y les ofrezca una cómoda retaguardia.

Y si existen protocolos que les impidan a los países garantes entregar a los jefes del ELN, deben deshacerse las cosas como se hicieron porque Colombia no puede seguir tolerando que esos salvajes se protejan en Venezuela, pasen a pie o a nado la frontera, asesinen a cuantos quieran, y regresen a sus casas como Pedro por su casa.

La gente del Catatumbo, y de las otras zonas afectadas por la pelea sangrienta de los grupos violentos (Cauca, Norte del Valle, Bajo Caguán, Chocó, Cesar), y los colombianos en general, necesitamos sentir que hay un estado que nos protege, y no que cada vez estamos más en manos de unas bandas criminales sin control que parece que le están ganando la pelea al Estado.

Como sostuvo en su pronunciamiento Aliadas, una asociación que agrupa a 32 de las principales asociaciones y gremios del país, “la Fuerza Pública no puede ser un actor expectante o un simple mediador; su papel debe ser el de garantizar la seguridad y enfrentar con firmeza a los grupos criminales que hoy desafían la estabilidad del país. La inacción no es una opción cuando la vida de miles de colombianos está en juego”.

Es que es inaudito que, en noviembre pasado, mediante una alerta temprana, la Defensoría del Pueblo vaticinara que, en el Catatumbo, se produciría una escalada de violencia debido a los enfrentamientos entre el ELN y una facción de las disidencias, el gobierno no haya tomado medidas preventivas, ahora estemos lamentando semejante tragedia y, encima de todo, el presidente diga que no sabe por dónde entraron ese montón de hombres armados.

Y lo más grave es que lo mismo puede ocurrir en el Norte del Valle, el Bajo Caguán, Quibdó y Cesar, territorios que también han sido advertidos.

Por favor, presidente, no deje que la tragedia se repita.

www.patricialarasalive.com

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